No estaba escenificado ni era en broma el distanciamiento entre Hugo Moyano y Héctor Recalde, el histórico asesor legal de la CGT que está hoy volcado plenamente al kirchnerismo.

Recalde había invitado anoche a Moyano y a otros dirigentes de jerarquía de la CGT a la presentación de su libro Una historia laboral jamás contada. Ninguno de ellos apareció por el tercer piso de la Biblioteca Nacional, donde el abogado laboralista y diputado nacional del Frente para la Victoria expuso su obra.

Recalde esperó hasta último momento por Moyano. Caminaba inquieto por el pasillo de la sala Juan Ortiz hasta que le confirmaron que el líder de la CGT no iba a asistir. Un colaborador suyo afirmó que se cruzaron saludos por teléfono. Ya eran las 19.30 y la ceremonia llevaba media hora de retraso. También faltaba Horacio González, director de la Biblioteca Nacional y uno de los tres oradores que había elegido Recalde para presentar su libro.

Las ausencias generaron algo de incertidumbre, pero Recalde decidió comenzar con los que estaban. El publicista kirchnerista Fernando Braga Menéndez rompió el hielo y leyó las adhesiones. Enumeró los mensajes en un orden que tal vez fue azaroso. Comenzó con el saludo de Carlos Gdansky, de la CGT de La Matanza y extremadamente alineado con la Casa Rosada; luego mencionó a los funcionarios Axel Kiciloff y Jorge Coscia, y cerró con Hugo Yasky (CTA kirchnerista) y Moyano, a quien excusó por estar en Mar del Plata, versión que más tarde fue confirmada por colaboradores del camionero.

Entre numerosas ausencias sindicales, Recalde esperaba ansioso por sus visitas políticas. Pero tampoco tuvo suerte: fueron sólo su hijo Mariano, actual presidente de Aerolíneas Argentinas, y Agustín Rossi, jefe del bloque de diputados del kirchnerismo. Rossi llegó casi una hora tarde y se ubicó en la primera fila, a escuchar atentamente a los expositores.

La ruptura de la alianza entre Moyano y la Casa Rosada ubicó a Recalde en un incómodo equilibrio. No presenció ninguno de los actos en los que el camionero criticó las medidas del Gobierno. En el Congreso acompañó proyectos de ley que los moyanistas Omar Plaini y Facundo Moyano no avalaron. Y el último episodio que los empujó a veredas opuestas fue la fractura de la CGT, a pesar de que Recalde fiscalizó en persona la elección del 12 de julio en la que el camionero fue elegido por tercera vez al frente de la central.

"Fue una invitación plural", destacó Recalde antes de hablar sobre su obra. Era cierto: el diputado había invitado a funcionarios kirchneristas y a sindicalistas oficialistas y críticos. A él no le importaron las divisiones que se generaron a partir del segundo mandato presidencial de Cristina Kirchner.

Recalde fue breve. Rindió homenaje al fallecido gremialista Juan Manuel Palacios y agradeció a los que lo ayudaron con la producción del libro. De la obra, puntualmente, destacó "las confesiones empresarias" y se esmeró en resaltar la responsabilidad de los empresarios durante la dictadura militar. "Fue cívico-militar", diferenció.

Ausente Horacio González, los oradores fueron Mario Rapoport y el historiador Norberto Galasso. "El libro tiene cosas de Zonceras, de Jauretche. Tiene relatos irónicos, bien contados. Recalde, desde Diputados, pelea contra los sectores dominantes", elogió Galasso. Y destacó el final de la obra, recordando la denuncia de lo que fue la "ley Banelco" durante el gobierno del ex presidente Fernando de la Rúa, actualmente juzgado por presuntos sobornos. Este recuerdo, al menos, volvió a unir a Recalde con Moyano, ambos protagonistas en las denuncias contra el gobierno de la Alianza.

Silencio por los riesgos laborales

Héctor Recalde evitó referirse a la iniciativa de la presidenta Cristina Kirchner para modificar el sistema de indemnizaciones por accidentes laborales, que busca desactivar los juicios por parte de los trabajadores. "Sin comentarios", se excusó Recalde, diputado nacional kirchnerista y asesor legal de la CGT..