La interventora Natalia Gambaro encabezó una auditoría en el hogar de Hurlingham de la fundación creada por el sacerdote Julio César Grassi, condenado y en prisión por abuso de un menor a su cargo.
La fundación fue intervenida tras las denuncias, el mes pasado, de desvío de donaciones hacia el penal de Campana, donde Grassi cumple una condena de 15 años.
"Con la presencia de escribanos hicimos un relevamiento y una auditoría del estado de situación para empezar a evaluar cuáles son las prioridades en las obras y hacer un diagnóstico", señaló Gambaro durante una recorrida al predio.
La funcionaria dijo que vio "edificios muy deteriorados que llevan entre tres y seis años sin mantenimiento, instalaciones eléctricas irregulares" y "falta de reparación de luminarias y caminos".
En el hogar "ya se puso en marcha un operativo de limpieza, los trabajos para recuperar una de las cocinas y especialmente la reparación de la instalación eléctrica", detalló.
Respecto al estado de los niños que asiste el hogar, explicó que "con los móviles de Salud se hicieron los controles en todos los chicos. Hoy tenemos el móvil odontológico y en los próximos días haremos un control oftalmológico", precisó.
En el hogar de Hurlingham, oeste del Gran Buenos Aires, viven 40 chicos de 2 a 17 años, que concurren a las escuelas que están dentro del predio.
"Necesitamos garantizar la continuidad de las instituciones educativas, del comedor y especialmente el bienestar de los niños. La prioridad de las obras va a estar vinculada con la infraestructura del lugar donde los chicos duermen", dijo Gambaro.
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