Una de las tres sedes de La Razón de Vivir está ubicada en las calles 1 de Mayo y General Belgrano, en la localidad de Florencio Varela.
El espacio consta de dos manzanas, con una especie de galpón de grandes dimensiones, y un parque con caballo y ovejas.
El barrio, cuenta con algunas viviendas en predios aledaños y otros terrenos se encuentran deshabitados. El predio en cuestión está a no más de 20 cuadras del tiroteo narco de hace un año atrás en el barrio San Rudecindo.
A mediados de la década del dos mil, el terreno pertenecía a una empresa de agrotóxicos llamada Agrofum que los vecinos denunciaban consecuentemente porque tiraban todos sus desperdicios y contaminaban la zona. Después fue clausurado por un tremendo derrame tóxico, seguido de explosiones en el 2010. Hace unos siente años se convirtió en la Quinta Dos de «La Razón de Vivir»
Familiares pudieron ingresar a la comunidad terapéutica La Razón de Vivir
Familiares de los pacientes en la comunidad terapéutica La Razón de Vivir pudieron ingresar esta tarde al predio ubicado en la localidad de Florencio Varela.
“Los familiares están adentro tomando mate con los chicos”, contó a Télam Catriel, uno de los chicos que ingresó al lugar con otros compañeros rehabilitados “para hacernos cargo de la situación” y señaló que «vamos a comer todos juntos, mañana será otro día».
Según explicó Catriel, que obra como vocero de los pacientes ante la prensa, “no está permitido visitas después de las 24”, por lo que los familiares permanecerán en el lugar, si así lo desean, hasta ese horario.
Las familias se dividieron en dos grupos que informaban sobre la situación que se vivía en las dos entradas con las que cuenta el predio, una en la calle General Belgrano y la principal en la calle 30, desde donde se podían observar móviles policiales y una ambulancia del Same.
Estela, quien se acercó a La Razón de Vivir porque allí se encuentra su nieto desde hace un mes, señaló a Télam que “once chicos se fueron por ‘voluntad propia’” por el portón de Belgrano.
Gabriel, uno de los pacientes que se retiró de la comunidad terapéutica dijo a Télam: “Estamos destrozados porque esta es nuestra casa y ahora voy a tener que ir mi casa. Éramos 70 chicos viviendo en familia, muy numerosa y nos estábamos apoyando unos a otros”.
“Dicen que está inhabilitado el lugar y que no está apto; estuve acá cuatro meses y nunca tuve un problema. Me voy y trataré de pelear por este lugar que me devolvió un montón de cosas”, subrayó.
En tanto, Marcos explicó a la agencia que su hermano, de 27 años, «es el encargado de cuidar a los chicos desde hace casi un año, les da apoyo psicológico, realizó varios cursos de acompañante terapéutico”.
Relató que hubo un allanamiento en su domicilio para buscar a su hermano, quien “está imputado” y apuntó por la denuncia a “un cura que no estaba de acuerdo con los tratamientos” que aplicaban en la comunidad terapéutica.
Uno de los pacientes se acercó al alambrado para hablar con las familias y comunicarle que los “chicos están tranquilos y bien” y que además fue autorizado a llevarle a los otros pacientes cigarrillos.
Vanesa, hermana de un paciente, contó que su hermano se encuentra internado hace ocho meses y aseguró que fue por “voluntad propia”, mientras que ella pertenece a la comunidad desde hace tres años.
En declaraciones con TN, Vanesa aseguró que en el centro no había explotación laboral: “Ellos hacían bancos de madera, que son los bancos que usamos cuando hacemos las visitas. Acá no tenemos lujos, no somos como otras comunidades”.
En tanto, Vanesa aseguró que son tres los centros conectados a “La razón de vivir”, Casa Madre 1 (Berazategui), la 2 (Florencio Varela) y la 3 en Córdoba, y no siete “como se había dicho al principio. Si hicieron otros allanamientos aparte, no nos corresponden a nosotros.
En tanto, Natalia dijo que su hermano de 24 años está internado, que estuvo en “tratamiento desde los 16” y tuvo “una recaída hace tres meses”, que no le comentó maltratos y que los pacientes pagan “25.000 pesos por mes”.
“Tienen talleres, dos veces por semana gimnasia y los fines de semana tienen libre para que puedan mirar televisión, metegol, pool. Se levantan a las 8 de la mañana, tienen horarios para lavar ropa y para comer”, contó.
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