Con cinco minutos de furia en el segundo cuarto y un tercer segmento arrollador con su perímetro picante Quilmes sacó la ventaja que necesitaba para ganar el partido. Sobre el final se vino Peñarol pero el cervecero aguantó la distancia. Fue 68-76 con Clark y Baxley gigantes.
Quilmes lo hizo posible, otro clásico que gana en la misma temporada. Lo hizo jugando mejor que su rival y encontrando respuestas con una vieja deuda: su defensa. La tarea en dicho sentido de Ivory Clark fue decisiva. Hubo una muy buena lectura de Leandro Ramella para determinar que Boccia es el jugador clave de este Peñarol, de cuánto y cómo puede lastimarlo, si le permiten a Boccia jugar. Y sobre el rubio alero mandó a su especialista: Ivory Clark otra vez se come la cancha en el costado defensivo sacando de circulación a pieza vital de Peñarol en ataque.
Luego para anotar lo tuvo a Baxley, que siempre dice presente, a pesar que todas las defensas de la liga ensayan sobre él innumerables alternativas, Baxley es único. Y luego Quilmes contó con actores de reparto que dieron mucho en momentos diferentes.
Peñarol estuvo perdido en ofensiva teniendo que apelar a su plan B todo el tiempo y cuando quiso lógicamente suplir su falta de juego con lanzamientos perimetrales no tuvo nada de puntería. Un anoche muy magra en ataque.
El partido se presentó como un hermoso duelo de defensas. Hubo un gran trabajo de Scouting de uno sobre el otro. Boccia buscando controlar a Baxley, Konsztadt en el mano a mano sobre Junior Cequeira y lo dicho Clark sobre Boccia.
Quilmes arrancó con ventaja (5-9) pero Peñarol aprovechó las pérdidas de Quilmes para dar vuelta el juego (10-9). Todo era parejo, Boccia sin espacios por la marca tuvo que abrirse para tomar sus tiros, Leiva estaba bien marcado por Gallizzi y Diez buscaba sus espacios. Del otro lado Cequeira ratificó que está en un mal mes ofensivo mientras Baxley es el único que tiraba del carro. Siendo generoso el partido era irregular pero la intensidad defensiva y los nervios hacían el espectáculo.
Para el segundo cuarto Rivero apuesta por la doble base con Osimani y Konsztadt con Boccia de alero. Inicialmente a Peñarol le salió bien. Porque Osimani demostró sus cualidades defensivas sobre Baxley y el local metió dos triples en el segmento, algo que para Peñarol normalmente es lógico pero anoche parecía un utopía convertir de tres.
Peñarol se fue arriba primero 25-19 con un parcial 8-0. Fue la primer oportunidad de quiebre que tuvo Peñarol pero Quilmes rápidamente reaccionó y pasó al frente 25-26 con una secuencia de Clark y Baxley en ataque.
El local siguió siendo más resolutivo en ataque (siempre en el marco de un partido pobre) y gobernaba el tablero 29-27, cuando todo se dio vuelta. Rivero prueba con un doble pivote entre Gabriel Feráandez y Leiva. Además arriesga con Giorgetti de tres, Massarelli y Boccia. Y la apuesta le sale mal porque Quilmes lo supera en velocidad con Vildoza Cequeira y Ortíz (o Baxley). El perímetro del cervecero en los segundos 5 minutos del segundo cuarto fue demoledor.
"Junior" aportó rebotes y salida rápida, Vildoza 4 pts y Baxley cerró con 15 pts la primera mitad.
Tanto erraron los dos que era lógico esperar que algún equipo encuentre algo de gol en una ráfaga. Peñarol tiró 2/9 en triples y Quilmes lo tuvo a Clark con 2 triples completando un primer tiempo de ensueño (10 pts, 5 rebotes, 4 recuperos) además de ponerle un candado a las pretensiones de Boccia.
En el tercer cuarto se decantó el partido, cuando a su defensa Quilmes le sacó provecho con el contraataque. Peñarol intentó volver a las fuente con Giorgetti de Alero y Boccia de dos. Pero era inútil. Su juego estaba quebrado por una defensa sin renuncias de Quilmes.
Rivero se la juega para tener gol con Massarelli de base dejando a Osimani y Konsztadt en el banco por un par de minutos. La apuesta sobre Cequeira sale bien pero mal sobre el resto. Baxley no dejó de anotar (21 pts al tercer cuarto) y sobre todo 7 de Maciel sobre la marca de Giorgetti. Y algo que hasta allí no había pasado: Quilmes sacó dos contraataques seguidos para llegar al gol en velocidad.
La distancia se abrió hasta llegar a un número que lastima: 39-57. Hubo 18 puntos de luz que se conservaron largos minutos. No había forma que Peñarol por más combinaciones que haga de personal, pudiera dar vuelta el juego. Quilmes estaba confiando, agrandado, seguro y teniendo a su rival en las manos.
El último cuarto se abrió con una luz de 18 (45-63). Peñarol abrió con Konsztadt, Massarelli, Giorgetti, Diez y Fernández para descontar la ventaja. Si se hace una rápida lectura se verá que es el quinteto suplente del equipo de octubre. No importa las necesidades actuales, es un parche sobre el otro la temporada de Peñarol. Y Quilmes le hizo pagar todos esos problemas.
Pero ocurrieron dos jugadas seguidas sobre el final del tercer cuarto que pintaron para decisivas. Un corte en la cabeza de Cequeira por un golpe de Ale Diez en un contraataque y un calambre de Baxley que sacaron a ambos de la cancha.
Cequeira (con una venda en su cabeza) volvió enseguida cuando abrió el segmento final. Tal vez el partido pedía a Vildoza, pero Ramella no lo quería gastar porque tenía 4 faltas. Le quedaba una sola bala en el cartucho. Baxley no.
Fue el momento pleno de Peñarol. Esta vez la gesta heroica no tenía que ver con una defensa encomiable en todo el campo y reacción de sus tiradores, sino de una sola persona que brindó un recital: Alejandro Konsztadt.
Definitivamente en el banco Osimani, Rivero apostó por su gente conocida y el base desarticuló los intentos defensivos de Ortíz o Cequeira y la ayuda de los pivotes.
Ramella pidió dos veces minutos pero nada cambió se vio obligado a tomar la decisión de mandar Baxley al campo, que empezó a arrastrar su pierna. Walter con toda su inteligencia le jugó un mano a mano parado a Boccia hasta recibir la falta y poder ir a la tranquilidad de la línea de libres. Quilmes estaba completamente desarticulado. Mucho tuvo que ver que su base Junior Cequeira, responsable directo de la gran campaña de Quilmes, no pueda meter puntos en todo el complemento.
Para Peñarol la solución a sus problemas también fueron parte de su cruz, porque todo lo hacía Konsztadt.... ¿y el resto?. No hubo para ese solista una segunda guitarra que lo acompañe en el recital.
Peñarol como muy pocas veces ocurrió en los últimos 6 años cerró el segundo tiempo sin haber convertido un solo triple (0/9) Un dato increíble por lo raro de no meter y la poca cantidad de intentos.
Por el contrario Quilmes siempre supo que su defensa era su panacea. Generó toda las curas de sus males no corriéndose ni un ápice del libreto. Duro sobre Boccia, sobrefacturó el base rival, pero sin compañía, y finalmente sin pivote y sin tiro el rival, sabía que no sería lastimado. Peñarol hizo 68 puntos de local, imposible para ganar.
Quilmes soportó la estacada final cuando Peñarol se pone a 3 (67-64) a pura emoción a falta de 3 minutos. Pero Leiva erró dos libres, Boccia dos más y Ale Diez perdió un balón. Secuencia que fue facturada por Quilmes con inteligencia, gran virtud que tuvo para ganar el partido. Poste bajo con Romero (doble y dos libres) y dos libres de Clark. Suficiente. El festejo de los jugadores fue corto pero merecido por haber ganado una batalla fantástica. Ni fuerzas para una sonrisa le quedaron después de la lucha por la victoria.
Síntesis
Peñarol (68): Alejandro Konsztadt 21, Adrián Boccia 12, Franco Giorgetti 8, Alejandro Diez 6, Martín Leiva 10 (FI); Martín Osimani 2, Luciano Massarelli 4, Gabriel Fernández 5. DT: Fernando Rivero
Quilmes (76): Luis Cequeira 8, Walter Baxley 24, Maximiliano Maciel 9 (x), Ivory Clark 14 y Tayavek Gallizzi 4 (x)(FI); Rubén Wolkowyski 0, Luca Vildoza 4, Lucas Ortíz 5, Diego Romero 8. DT: Leandro Ramella
Parciales: 14-13, 31-43, 45-63 y 68-76
Árbitros: Daniel Rodrigo y Diego Rougier
Estadio: Polideportivo Islas Malvinas.
Foto: Majo Gil @MajoPick
Crónica; Pablo Tosal @pablotosal
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