Aspira a derrotar a Scioli; tiene un presupuesto de más de $ 83 mil millones y cuenta con apoyo oficial
Maneja un presupuesto de 83.700 millones de pesos anuales, una cifra que es la envidia de buena parte de los candidatos del Gobierno que ya se largaron a la carrera electoral. Desde su cartera, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, armó un comando de campaña con la ilusión de ganarle la primaria al gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y convertirse en el postulante único del Frente para la Victoria en 2015.
Su ministerio se convirtió en los últimos meses en un búnker donde se arma el entramado de actos y relaciones que lo lleven a suceder a Cristina Kirchner. Una decena de sus funcionarios de máxima confianza arman la estructura para convertirlo, aprovechando los recursos y la visibilidad de la gestión, en el político que le arrebate a Scioli el espacio del oficialismo.
Tiene a su mando una cartera que le abrió las puertas a la carrera electoral: transporte, migraciones, documentación y la seguridad vial son, y serán hasta fin de año, sus ejes para instalarse ante el electorado. Aunque su presupuesto anual representa menos del 10 por ciento del total de la administración pública nacional (unos 950.000 millones de pesos), la llegada de los nuevos trenes y las obras ferroviarias le dan una vidriera que provoca rencillas en el resto de los candidatos del gabinete.
Randazzo delegó en colaboradores de su riñón histórico el armado político y se identifica con pocos de sus colegas en el gobierno nacional, con quienes elige cuidadosamente mostrarse. En ese selecto grupo destaca a Diego Bossio, el titular de la Anses y dueño de otro de los presupuestos más abultados de la gestión oficial; Miguel Galuccio, el presidente de la petrolera estatal YPF; y Sergio Berni, el secretario de Seguridad. Con ellos organizó en las últimas dos semanas actividades como modo de identificarse con quienes tienen a cargo una gestión pública caliente, experiencia y lo que él llama "éxitos" para mostrar.
Todas las semanas, el ministro viaja al interior para inaugurar alguna estación de trenes remodelada, los centros de documentación rápida o acciones de la agencia de seguridad vial. Usa los aviones oficiales de la flota de Presidencia, el Tango 03 o el Tango 10, que el secretario general, Oscar Parrilli, le designa sin chistar.
Hasta el momento, y a pesar de las resistencias y críticas que un sector del gabinete le dedica puertas adentro por hacer uso político de los fondos oficiales para su campaña personal, Cristina Kirchner lo deja caminar, e incluso se suma ella misma a su campaña de instalación. En los últimos dos meses, ambos compartieron siete actos con los nuevos trenes como caballito de batalla.
"Randazzo se mueve con hechos de gestión concretos", se defienden en su equipo a la hora de los cuestionamientos por el uso de su estructura como plataforma electoral. Es una práctica que se repite en la mayoría de los candidatos, ya sean del gobierno nacional como de otros espacios, como Scioli o Mauricio Macri, que están en cargos ejecutivos.
En el núcleo duro de colaboradores randazzistas aparecen nombres relacionados históricamente al ministro. Su armado está encabezado por el intendente de Chivilcoy, Aníbal Pitelli, que debió renunciar al municipio este año para volver a la cartera nacional como su jefe de gabinete. Apenas se conocieron sus primeros coqueteos con la candidatura, Randazzo sumó también al jefe comunal de Villa Gesell, Jorge Rodríguez Erneta, como subsecretario de Interior.
Dentro del ministerio, la administración del presupuesto está a cargo de Gerardo Otero, ex ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires en la gobernación de Felipe Solá. Randazzo lo designó como subsecretario de Coordinación. Su equipo se identifica como un gabinete en miniatura, con quien trabaja desde sus épocas en la provincia y considera sus "amigos de militancia". Son Norberto Di Rocco, ex ministro de Justicia bonaerense y hoy a cargo de la Secretaría de Asuntos Políticos y Electorales, que fue además intendente de San Nicolás; el subsecretario del área, Norberto García; y Ariel Franetovich, otro ex intendente de Chivilcoy, al que designó como titular de la Administración de Infraestructura Ferroviaria (ADIF).
A ese combo más político se suman sus cuadros técnicos, como Marcio Barbosa, secretario de Interior; Marcelo Bosch, a cargo de la administración del Belgrano Cargas; y Mariano Ramírez, el titular de la Dirección General de Gestión Informática, el área en la que Randazzo buscó diferenciarse con el uso de la tecnología como eje de gestión.
Su ministerio es uno de los pocos que resistió el desembarco de dirigentes de La Cámpora. Astuto, apenas comenzó el segundo mandato de Cristina y con la agrupación de Máximo Kirchner en su mayor auge, se reunió con los diputados Eduardo De Pedro y Andrés Larroque, y les ofreció dos lugares en su cartera que los líderes juveniles cubrieron a través de Ignacio Lamothe y Gustavo "El Misio" Cáceres, en la Secretaría de Asuntos Municipales. Evitó así que le impusieran funcionarios en áreas clave.
El ministro se afianza en su armado territorial con los gobernadores e intendentes bonaerenses, a quienes lleva obras ferroviarias. En cada salida al interior repite el mismo esquema de campaña. Un acto y una charla con militantes políticos, ante quienes replica lo que es su despacho, con las doce pantallas que actualizan sus hechos de gestión. Tiene, a su vez, los fondos de los Adelantos del Tesoro Nacional (ATN), otra caja para seducir a caciques provinciales..
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