Desesperado intento del conservador jefe del Gobierno español por ser reelegido a pesar de que no cuenta con el necesario acuerdo de los partidos opositores. Podemos sigue promoviendo el referéndum para Cataluña.
A una semana de los comicios, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, defendió ayer ante líderes de los partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos, que le corresponde a él seguir al frente del gobierno, porque su partido obtuvo mayoría simple en las elecciones del 20 de diciembre. Sin embargo, esta posibilidad sería improbable, ya que sólo contaría con la abstención de la fuerza que lidera Albert Rivera y sin más apoyos para sostenerse en el poder.
Poco se movió el amperímetro político español desde que el Partido Popular (PP) de Rajoy resultó vencedor en las elecciones generales celebradas hace nueve días, cuando cosechó sólo 123 diputados, lo cual lo dejó sin una mayoría suficiente como para formar gobierno sin alianzas.
Por el contrario, desde ese día las posiciones de los cuatro partidos decisivos para el futuro político de España –PP, Partido Socialista (PSOE), Podemos y Ciudadanos– trazan un escenario que parecería dirigirse irremediablemente hacia la celebración de nuevos comicios.
Para evitarlo, Rajoy recibió ayer en La Moncloa, la sede del gobierno en Madrid, a los dos líderes de las fuerzas emergentes, Pablo Iglesias, del izquierdista Podemos, y Rivera, del partido liberal Ciudadanos, quienes le transmitieron sus posiciones ya conocidas.
Iglesias, que acudió a la reunión en primer lugar por ser la tercera fuerza política, aseguró que no apoyará la investidura de Rajoy ni la de ningún otro candidato del PP "ni por activa ni por pasiva", o sea, ni por voto o por abstención. Al contrario, Rivera reiteró que no dará un voto afirmativo al presidente pero que, "si hubiese posibilidades de poner en marcha la Legislatura", su partido se abstendrá en la votación de enero.
Pero tanto Iglesias como Rivera apuntaron a Pedro Sánchez, líder del PSOE, como principal responsable de la actual situación en la que se encuentra España, donde los socialistas, que son la segunda fuerza política en España, tienen dos chances concretas: facilitar la investidura de Rajoy absteniéndose en una votación prevista para el mes que viene, o asumir la responsabilidad de convocar a todas las fuerzas políticas para liderar un gobierno de izquierda que desaloje a los conservadores.
Sin embargo, ninguna de estas dos opciones cuenta actualmente con posibilidades de prosperar a menos que Sánchez cambie radicalmente de posición, algo que le exigen tanto PP, como Podemos y Ciudadanos. Para encabezar un gobierno de izquierda, Sánchez debería acceder al pedido de Podemos, que puso como condición "irrenunciable" la convocatoria a un referéndum independentista en la región norteña de Cataluña, lo cual es rechazado por el PSOE.
"No intentaré gobernar a cualquier precio", aseguró el líder socialista, y remarcó que otros partidos se han "apresurado" en poner "líneas rojas", y que él llamará al resto de fuerzas "con una condición previa": la "renuncia a cualquier planteamiento que implique la fractura de la convivencia entre españoles". Rivera replicó que un pacto entre PP, PSOE y Ciudadanos es la única salida para garantizar la "unidad de España" ante la "locura" del proceso secesionista de Cataluña.
Iglesias contra el "bloque inmovilista"
Luego de reunirse con Mariano Rajoy, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, arremetió ayer contra "el bloque inmovilista" que a su juicio forman el Partido Popular (PP), el Partido Socialista (PSOE) y Ciudadanos, y ratificó que su fuerza no integrará una coalición encabezada por el partido de gobierno ni le dará apoyo indirecto al abstenerse en la votación parlamentaria.
Este bloque comparte, según el líder del partido surgido de los "indignados", facilitar la investidura del actual presidente al tiempo que "ignoran la desigualdad y la corrupción" que hay hoy en España. "Nosotros seguiremos demostrando que estamos en el parlamento para dar la cara por la gente", aseguró.
Iglesias, cuya fuerza obtuvo el 20% de los votos y 69 diputados, se mostró especialmente crítico con los socialistas, de quienes dijo que "están haciendo teatro" y los instó a que "digan si están dispuestos a abstenerse para que gobierne Rajoy".
Los socialistas obtuvieron 90 bancas, Podemos y sus aliados 69 y Ciudadanos 40.
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