Tras un encuentro de 45 minutos en La Moncloa, el líder de los socialistas afirmó que no apoyará al presidente ni a ningún otro representante del Partido Popular.
Tras reunirse con el jefe del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, el líder del Partido Socialista (PSOE), Pedro Sánchez, ratificó ayer que no apoyará la continuidad del presidente en el poder y aseguró que va a "explorar todas las posibilidades para que haya un gobierno de cambio" y evitar nuevas elecciones.
"Vamos a trabajar para que haya un gobierno de cambio, progresista y con capacidad de diálogo. La repetición de las elecciones es la última de las opciones", aseguró Sánchez en conferencia de prensa en la sede del PSOE en Madrid después de su encuentro con el líder del conservador Partido Popular (PP).
El "PSOE no va a apoyar la continuidad ni de Rajoy ni del PP al frente del gobierno de España", ratificó el dirigente socialista, después de asistir a La Moncloa a pedido de Rajoy para escuchar la oferta del presidente para alcanzar un acuerdo de investidura.
El PP de Rajoy fue el partido más votado en las elecciones del domingo pasado en España, pero cayó de 186 a 123 escaños, con lo que se quedó muy lejos de la mayoría absoluta de 176 que tiene el Parlamento.
Analistas predicen semanas o incluso meses de incertidumbre antes de que pueda formarse un gobierno en España encabezado por el PP o el PSOE, que obtuvo 90 bancas. Si no se logra, la alternativa sería celebrar nuevos comicios el año próximo.
Esta posibilidad inquieta al poder económico de España y de Europa, por temor a que el partido Podemos, que salió tercero en las elecciones, mejore aún más su desempeño y sea capaz de formar un gobierno progresista que anule los ajustes aplicados por Rajoy desde el inicio de la crisis financiera española, en 2009.
En enero, el nuevo Parlamento surgido de las elecciones del domingo pasado celebrará una votación para decidir si Rajoy puede reasumir su cargo al frente de un gobierno.
El líder del PP necesita que los socialistas se abstengan al menos en la segunda votación para poder ser investido por mayoría simple, después de que Ciudadanos le garantizara que adoptaría esa posición y en momentos en que tampoco se descarta que vote a favor.
El encuentro en La Moncloa, que duró 45 minutos, sirvió para confirmar el fracaso del intento de Rajoy de convencer a los socialistas.
Sánchez subrayó que "los españoles han hablado y como en consecuencia vamos a cumplir con el mandato, con un gobierno de cambio, que garantice el diálogo con otras fuerzas. No queremos que haya nuevas elecciones. Nuestro compromiso es haya un gobierno que garantice la estabilidad", insistió.
No obstante, el líder socialista aclaró que "es el tiempo de la primera fuerza política", por lo que debe ser Rajoy el que "intente formar gobierno". A pesar de marcar los tiempos y dejar claro que no apoyará al PP, Sánchez también envió un mensaje a Podemos y Ciudadanos, la tercera y cuarta fuerza política en el futuro Parlamento, con 69 y 40 bancas, respectivamente.
Al líder de Podemos, Pablo Iglesias, quien defiende un referéndum para Cataluña como condición para la investidura de cualquier partido, le dijo que "la nueva etapa que se abre en nuestro país no puede estar presidida por las líneas rojas".
Y a Albert Rivera, quien ayer mismo propuso una mesa de diálogo entre los partidos constitucionalistas, de la que excluyó a Podemos por "querer romper" con España, Sánchez sostuvo que "no es tiempo de frentes sino de diálogo".
"No hace falta ningún pacto. Nosotros garantizamos la unidad y la integridad territorial que está en la Constitución", añadió.
"El Partido Socialista tiene una solución para Cataluña, que se llama reforma constitucional y derecho a decir de todos los españoles", zanjó.
En tanto, el ejecutivo español no hizo ninguna valoración de la reunión con Sánchez.
Más temprano, Rivera propuso negociaciones con el PP y el PSOE para alcanzar un "pacto por España" que garantice la estabilidad económica, la regeneración democrática y la unidad ante la amenaza separatista de Cataluña. "Queremos proponer un pacto para garantizar que cualquier cauce de reforma vaya por la vía constitucional".
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