Radicales: la trama de la sangría en Diputados y el giro en el Senado para apoyar al peronismo

Radicales: la trama de la sangría en Diputados y el giro en el Senado para apoyar al peronismo

En menos de 24 horas la UCR pasó de que un grupo de diputados salió a respaldar el veto de Milei al aumento jubilatorio a que el conjunto de sus correligionarios en el Senado se asocie a la oposición más intransigente en la intención de voltear el DNU de la SIDE. El detrás de escena de ambos movimientos, que revelan la crisis en el centenario partido.

Mauricio Caminos

En menos de 24 horas el radicalismo rasgó sus vestiduras y se sobregiró políticamente dos veces. Así como en Diputados sufrió ayer una sangría de ochos diputados que fueron funcionales al Gobierno para avalar el veto al aumento para los jubilados, en el Senado la UCR acompañó la moción del kirchnerismo-peronismo para que se vuelva a incluir en el debate de la sesión de este jueves el DNU de financiamiento de la SIDE. Ese acuerdo opositor da por descontado que el decreto 656/24 de los $100.000 millones sería volteado por la Cámara alta durante la madrugada, siempre y cuando se mantenga el quórum reglamentario. 

Las volteretas del partido centenario en el Congreso tuvo en realidad como escenario simbólico la Casa Rosada. Javier Milei, en uso de su nueva piel de político pragmático, se puso al frente de la mesa que armó para blindar su endeble estructura parlamentaria. Así activo debajo suyo una serie de hilos que salieron a la luz esta semana ante las distintas votaciones clave. Se mostró con los diputados radicales conversos el martes y ayer con el jefe del espacio en el Senado.

A Balcarce 50 fue Eduardo Vischi, jefe de la bancada radical y espada del gobernador Gustavo Valdés. Luego de Unión por la Patria, que tiene 33 bancas, el radicalismo es la segunda minoría, con 13 senadores. En la foto con Milei, Vischi aparece con los demás jefes de los bloques dialoguistas de la Cámara alta, como Luis Juez del PRO, Juan Carlos Romero de Cambio Federal y Camau Espínola de Unidad Federal. 

En esa cumbre el Gobierno buscó convencer a los aliados de que se quite de la orden de la sesión de este jueves el DNU de la SIDE. La alternativa fue pedir una sesión secreta, en la que pudiera exponer Bullrich, el ministro de Defensa, Luis Petri, y el titular de la agencia de inteligencia, Sergio Neiffert, sobre cómo se están gastando los $100.000 millones. Si había acuerdo de dos tercios del hemiciclo, esa reunión se habría llevado a puertas cerradas, con el compromiso de que cada participante guardaría absoluto silencio público. 

Con esa moneda en el aire, Victoria Villarruel convocó a una reunión de Labor Parlamentaria por la tarde para ajustar los detalles de la sesión de este jueves. Volvieron a verse las caras los libertarios y aliados, y se sumaron los peronistas que claramente no habían ido a la Rosada: José Mayans y Juliana Di Tullio. La vice impuso que en el plan de la sesión finalmente se quitara el DNU, pero no fue firmado por UP ni por la UCR.

Es que el jefe de bloque no tiene preponderancia sobre toda la bancada, sobre todo por la presencia en el bloque del titular del partido, Martín Lousteau, cada vez más opositor a Milei y ahora cabeza de la bicameral de Inteligencia. Vischi sometió la cuestión de quitar el DNU del temario en una votación interna y rápidamente cosechó 9 votos en contra. A favor solo se mostró él, su par correntino, Victor Zimmermann, que integra además la bicameral de Tratamiento Legislativo que no discutió el DNU en el plazo reglamentario de los diez primeros días tras su publicación, y la mendocina Mariana Juri.

Sin aval partidario, el jefe de la bancada no tuvo otra alternativa este jueves que darse vuelta y terminar acompañando al kirchnerismo cuando Mayans propuso que vuelva a incorporarse el DNU en el temario. El radicalismo había quedado en una situación incómoda porque necesita de los votos del peronismo para imponer la sanción a la ley que busca garantizar el financiamiento universitario, otra bandera histórica de la UCR y que Milei también amenazó con vetar. Pero la fuerza ya estaba golpeada por la sangría que sufrió en Diputados.

Es que lo ocurrió en la Cámara baja está conectado con la realidad partidaria en el Senado. El dique que armó el oficialismo en Diputados para que la oposición no consiga los dos tercios con los que podía insistir con el aumento jubilatorio contó con la ayuda de al menos ocho radicales: allí están los que votaron explícitamente a favor del Gobierno, pero también se cuentan las sugestivas ausencias de último momento. En el primer grupo aparece Mariano Campero a la cabeza, y lo completan Martín Arjol, Luis Picat, Federico Tournier y Pablo Cervi. Justo al momento de la votación se ausentaron Roxana Reyes y Gerardo Cipolini. Y el lunes ya había renunciado Pedro Galimberti para aceptar un cargo ejecutivo. Todos ellos en junio, durante la media sanción, habían votado por la ley jubilatoria. 

La conversión de los radicales había tomado forma siete días atrás, cuando Patricia Bullrich le avisó a Milei que tenía a ese puñado de opositores dispuestos a sumarse a las fuerzas del cielo. Esos diputados a su modo le debían lealtad política a la ministra, ya que algunos, como por ejemplo el tucumano Campero, llegaron al Congreso de la mano de Damián Arabia, el armador que tuvo Bullrich en las provincias en su campaña presidencial. Ya habían dado una muestra de mileísmo en sangre cuando votaron a favor del DNU de la SIDE en Diputados. El salto definitivo llegaba ahora justo antes de la sesión por las jubilaciones.

La mano de Bullrich en la jugada queda demostrada en que la ministra aparece en la foto del martes de Milei con el grupo de los radicales. Allí también se muestra Petri, otro dirigente de extracción radical que se sumó a LLA, luego de ser el candidato a vice de Juntos por el Cambio. Que el ministro sea oriundo de Mendoza señala otra interna latente en el radicalismo: el gobernador Alfredo Cornejo lo ve como un potencial rival en próximas elecciones en la provincia. 

En el oficialismo sí se sorprendieron porque los diputados que responden al mandatario de Mendoza –Pamela Verasay y Lisandro Nieri– finalmente acompañaron la insistencia por los jubilados, cuando se descontaba que iban a acompañar al Gobierno. “Votaron mal porque él quería conducir a los conversos y nosotros le ganamos de mano”, apuntó una voz al tanto de las negociaciones por los radicales libertarios. Por eso también se ausentaron y no terminaron jugando explícitamente Reyes y Cipolini, referenciados en Cornejo.

Para saber qué recibirán a cambio los flamantes radicales con peluca habrá que esperar, pero ya hay especulaciones. Campero justificó su voltereta al entender que la ley le hacía un agujero fiscal al Gobierno, incluso acusó al kirchnerismo, pero en las conversaciones privadas mostró aspiraciones políticas propias para alcanzar la gobernación de Tucumán. En 24 horas consiguió mucha difusión mediática gratis. 

También de Cervi hay especulaciones políticas, porque aparece como suplente de la senadora por Neuquén Lucila Crexell, quien está siendo tentada para ocupar una embajada o un cargo en un organismo multilateral. Si la legisladora deja su banca, el diputado saltaría de cámara. Además Neuquén es una de las provincias que tienen pendiente cobrar la deuda de la Nación por su caja previsional. Lo mismo ocurre con Misiones, de donde es oriundo Arjol; Córdoba, el terruño de Picat; Santa Cruz, provincia de Reyes; Chubut, de Cipolini; y Entre Ríos, donde tendrá un cargo en el gobierno el flamante renunciado Galimberti. Y también tiene deuda pendiente Corrientes, el distrito de los senadores radicales Vischi y Zimmerman. 

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