Los protagonistas de los mayores triunfos y fracasos de la elección. Sanz y Carrió, como padres del armado de Cambiemos. Las definiciones de Massa. La postura de Cristina, la posición incómoda de Scioli y la furia de la corrida K.
Quiénes son los 10 ganadores y quiénes los 10 perdedores. Una lista que incluye desde Cristina Kirchner y Daniel Scioli a Mauricio Macri y Ernesto Sanz. Y donde no faltan ni Kicillof ni De Narváez.
Los ganadores
Mauricio Macri. Su gran mérito: elegir un camino casi con lo propio. Rompe una historia bipartidista y su nueva forma de hacer política necesitará hacer más política. Hace 14 años, en 2001, vivía en carne propia un desaire histórico con un peso pesado, como Carlos Bianchi, cuando el Virrey se negó a dar detalles de su salida de Boca y se fue de la conferencia de prensa. Allí tuvo que hacer política en el club para que ese momento caliente no le barriera lo hecho hasta ese instante. Su salto a la Ciudad le permitió dar el paso que buscaba desde su inicio en la política de un club de fútbol. Tras ocho años en ese ámbito, pudo en 2015 consolidar su liderazgo y arrancará el 2016 con la C.A.B.A., la pronvincia de Buenos Aires y la Nación.
Ernesto Sanz. "A partir de hoy, cambiamos", escribió ayer al conocerse el resultado. Inclinó al radicalismo hacia un acuerdo con Macri y fue un acierto: el partido se mantuvo unido y recuperó un gran protagonismo territorial. El punto de inflexión se dio la noche del sábado 13 de marzo de este año, cuando su postura marcó el final de una jornada caliente. Con el PRO y la Coalición Cívica, con el objetivo de evitar la continuidad del "populismo en cualquiera de sus variantes", llámese gobierno K. Cerca de Macri y lejos de Massa. En esos puntales se sostuvo el texto de la resolución que había preparado Sanz y que esa noche fue votada por el radicalismo. El partido parecía estar herido de muerte, con Julio Cobos, Gerardo Morales y Ricardo Alfonsín con evidente resignación, pero este resultado le puede dar un nuevo aire.
Lilita Carrió. Batalló y aprendió a callar. Por primera vez armó una alianza, puso el cuerpo para sostenerla y no la boicoteó: tomó la decisión de asumir un rol secundario. "En este espacio no hay lugar para la derecha moderna ni para los candidatos light como Macri, Massa y Scioli", fue la frase con la que Pino Solanas quebró el ánimo de Carrió aquel 11 de agosto de 2014, cuando en medio de un acto del frente UNEN porteño, Elisa Carrióagarró su cartera, plantó a Pino Solanas en pleno discurso y rompió esa alianza electoral para formar Cambiemos, sumando a Macri y al radicalismo. Ayer, cuando el reloj pisó las 6 de la tarde, tuiteó: "Gracias, Dios, porque derramaste tu inmensa misericordia sobre la Argentina. Ganó Mauricio Macri. Viva la República!"
Sergio Massa. No llegó al balotaje pero no perdió. Quedó de pie, con una fuerza legislativa que jugará un papel decisivo. Peleará con el peronismo k el liderazgo opositor. Estuvo en sus planes, y así como Macri no quiso aliarse al tigrense para ir con supuesta mayo fuerza, Massa tampoco se inmoló en ese deseo, jugó su partido, creció y quedó posicionado, con sólo un detalle para considerar en el corto plazo: los votos de De la Sota que migraron al PRO. Ayer, dos horas después del cierre de los comiciones, dio una conferencia para remarcar su postura y la de su línea política, UNA. Luego saludó a Macri: "Quiero felicitar al Ingeniero @mauriciomacri, el próximo Presidente de la Argentina".
José Manuel De la Sota. Mantuvo Córdoba en manos del PJ apoyando a Macri. Fue clave para el triunfo de Mauricio. Y es otra vez protagonista de la renovación del peronismo. Anoche, tras los datos definitivos, escribió en su cuenta de Twitter: "Felicitaciones al Presidente Macri. UNA va a garantizar gobernabilidad y hará una oposición constructiva,racional y republicana". En septiembre de este mismo año, los encuentros y los diálogos con Macri fueron frecuentes y en varios casos junto a Massa. Parecía que se venía el acuerdo y que sería la única ruta para sacar del camino a CFK. No fue así, pero sirvió para afianzar ideas que luego Scioli quiso interpretar tras la primera vuelta, pero ya era tarde.
María Eugenia Vidal. Lo nuevo. Expresa la promesa de la política: escuchar y acompañar a la gente. Tiene el enorme desafío de traducirlo en capacidad de gestión. Cuando Macri pose con la banda presidencial, ella correrá la cortina para ver que detrás de escena hay toda una provincia que le planteará el desafío más importante de su fresca carrera política. Al revés de lo que se pensaba, dio el batacazo el 25 de octubre y ayer le traccionó votos a Macri, al que llevó a un empate técnico en el balotaje a nivel bonaerense, un terreno determinante en toda elección.
Juan Manuel Urtubey. Se diferenció en el momento justo, luego de que Scioli lo desautorizara tras enviarlo a tantear a los Buitre. Quizás ganó un premio exagerado. Cuando en mayo de este año se preparaba para su re-reelección como gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, reconocía su buena relación con el líder del PRO: "Voy a trabajar para que el peronismo pueda triunfar en Salta y a nivel nacional, pero sí admito que hay buen posicionamiento de candidatos en otros espacios, particularmente de Mauricio".
Florencio Randazzo. No descarriló. Se siente ganador y tiene motivos para celebrar una victoria: fue el único dentro del Gobierno que enfrentó con valentía a Cristina cuando se negó a ir de candidato de gobernador de la provincia de Buenos Aires tras sentirse despreciado por el FpV, que prefirió al que mejor "medía": Daniel Scioli. Apenas una semana antes de la primera vuelta, el ministro del Interior y Transporte de la Nación y el senador radical Ernesto Sanz se saludaron en un evento de la Bodega Fournier en Mendoza. El abrazo podría haber pasado desapercibido en otro contexto pero no para una fuerza política que jamás perdonó ese tipo de acciones.
Hugo Moyano. Se puede decir que ganó porque sus enemigos perdieron. La derrota del Gobierno arrasa a Caló, Viviani, Pignanelli y Plaini. Recupera voz y gravitación.
Omar Perotti. Pese a acompañar a Scioli no lo arrastra la derrota. Consolida su liderazgo en el peronismo de Santa Fe y es otro de los rostros del cambio en el PJ.
Los perdedores
Cristina Kirchner. Condujo su espacio político a la gran derrota. Ideó el armado electoral y eligió a Macri como el enemigo: se equivocó. Ahora le echará la culpa a Scioli. De momento, tuvo un gesto lógico para el cargo que ocupa: llamó a Macri, lo felicitó y lo convocó para mañana a la tarde a Olivos, para un primer contacto de cara a la transición. Ayer, tras emitir su voto en Río Gallegos, lanzó otro de sus habituales monólogos y durante media hora coqueteó con la violación de la veda electoral, y de hecho fue denunciada. Una actitud clara de profundización de un estilo que la gente no reivindicó ayer.
Daniel Scioli. El otro gran culpable. Por someterse a Cristina y por la campaña del miedo. Instaló una imagen de dialoguista y acabó agrediendo y descalificando. Luego de muchísimos años en la política, saltando de un espacio al otro dentro del peronismo, ahora se plantea un nuevo camino. Algunos le pronostican corto recorrido más allá del 10 de diciembre, cuando la entregue el mando de la provincia más grande del país a Vidal. Anoche, cuando salió a reconocer la derrota y a saludar a Macri, volvió a su tono pausado, calmo y claro, aunque no se corrió del carril de la campaña en la faceta de remarcar lo hecho por el oficialismo en los últimos 12 años.
Carlos Zannini. El gurú de la campaña sucia. El reaseguro impuesto por Cristina y juez de la pureza del relato. Fue el cerebro de las operaciones más oscuras del Gobierno. Su llegada como ladero de Scioli terminó se marcar la idea de CFK y de La Cámpora. Allá por mediados de junio de este año se supo la noticia. "Cristina le puso el vice a Scioli: será Carlos Zannini". A partir de ese momento, el secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, se transformó en la imagen nítida del relato ultra K que consolidó los votos de los más radicalizados y alejó los de los votantes de Massa, por ejemplo.
Aníbal Fernández. El chanta. Imposible tomarlo en serio. Pasó por todos los registros ideológicos y opinó con soberbia de todos los temas. No es querido ni por sus compañeros. No hizo campaña seria por el lugar que le tocó disputar, el de gobernador de la provincia de Buenos Aires, se plantó soberbio y miró con desprecio a su contrincante, María Eugenia Vidal. Desde su lugar como jefe de Gabinete aprovechó cada mañana para dividir sin pausa y con el voto definido de la gente, a horas del triunfo de Macri, no pudo con su genio y se mantuvo en su estrecho camino. "Evidentemente es un empate", dijo esta mañana tras el resultado del balotaje y negó que se vaya a terminar el Frente para la Victoria tras el triunfo de Macri: "¿Cómo se va a terminar el kirchnerismo si sacó el 50 por ciento de los votos?", planteó.
Axel Kicillof. Dilapidó irresponsablemente dólares y futuro para ganar la elección. Su presunta ideología heterodoxa carece de rigor y de eficacia. Un fracaso. En las elecciones del 25 de octubre, el Frente Para la Victoria logró sentar en el Congreso al actual ministro de Economía, Axel Kicillof, a Nilda Garré y al líder de la agrupación La Cámpora, Andrés Larroque. En esa fecha, en la Ciudad, como presidente, Macri había sacado el 50,56% de los votos, en tanto que Scioli había cosechado el 24,09%, dos puntos por encima de Kicillof.
Hermes Binner. El desinfle. Se esperaba del socialismo un papel activo en la depuración de la política pero su fuerza se escurrió como los granos de arena en una mano. Incluso en su provincia, Santa Fe, Macri superó por 10 puntos al Frente para la Victoria. El Partido Socialista emitió un comunicado días antes de este balotaje: "Ni Scioli ni Macri", decía el escrito, que explicaba que "las opciones políticas que hoy expresan el Frente Cambiemos y el Frente para la Victoria, están muy lejos de nuestra propuesta programática en términos económicos, sociales y políticos".
Cristóbal López. Perdió su apuesta. El zar del juego socio de los Kirchner proclamó en la primera vuelta el triunfo de Scioli en C5N. Su aparato se volcó luego a la campaña sucia. Ayer, a las 18.01, su señal de cable puso "Ganó Mauricio Macri" y los análisis se fueron desparramando hasta última hora de la noche a medida que la ventaja de Macri se iba achicando.
Alicia Kirchner. Su elección en Santa Cruz sigue impugnada y esta elección es una señal: el clientelismo político para ganar votos con subsidios perdió rotundamente. De todos modos, se reinstalará allí Cristina y con Máximo en funciones (fue electo diputado) tendrá controlada la zona.
Alejandra Gils Carbó. El fracaso de la colonización de la Justicia. Jueces oficialistas como Oyarbide, Canicoba y Rafecas deben estar preocupados como ella por el nuevo escenario. Gils Carbó se expresó últimamente respecto a su posición ante un nuevo gobierno macrista, un hecho que ahora se convertirá en realidad. Allí utilizó irónicamente una frase clásica del PRO para decir que "trabajaremos en forma conjunta". La funcionaria explicó además que el Ministerio Público Fiscal "no forma parte del Poder Ejecutivo, es decir que un presidente o, en este caso, un candidato a presidente no tiene atribuciones para disponer del cargo del procurador general de la Nación".
Francisco De Narváez. Pudo ser una pieza clave en la lucha contra el kirchnerismo. Fue candidato de Massa pero al final se pasó al bando que había combatido. Un fraude. Sin fuerza ni peso, ahora deberá buscar una reinvención o quedará en el olvido, o en el recuerdo, por haber sido el que le ganó a Néstor Kirchner en las legislativas del 2009. Un resultado que no pudo capitalizar jamás.
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