Decenas de miles de peregrinos llegaron este fin de semana hasta Punta Corral pero muchos no tuvieron consciencia y tiraron basura en cualquier lado.
Jujuy vivió un fin de semana cargado de fe con decenas de miles de personas peregrinando durante horas para visitar a la Mamita del Cerro en el santuario de la Virgen de Punta Corral.
Lo cierto es que no todo fue color de rosas, ya que durante esas jornadas mucha gente no tomó consciencia del daño ambiental que genera y tiraron basura sin respetar los sitios indicados.
La empresa estatal de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU) recolectó 20 bolsones con basura que ya fue compactada y en los próximos días será trasladada hasta el pueblo de Tumbaya a través de la Comisión Municipal.
Según explicó la presidenta del directorio, Gabriela Albornoz, fueron 7 toneladas de residuos sólidos que la gente llevó y dejó en el lugar en vez de trasladarla nuevamente hasta sus domicilios y ayudar a conservar el lugar.
“La logística en general fue positiva pero falta mucha consciencia de la gente”, indicó Albornoz.
Asistencia del Ministerio de Ambiente
El Ministerio de Ambiente y Cambio Climático desplegó asistencia para los peregrinos en distintos puntos del camino, realizando trabajos de logística y operativos de rescate, evacuación y transporte de feligreses con lesiones o dificultad para continuar.
Fueron distintos trabajadores de la Dirección de Incendios de Vegetación y Emergencia Ambiental quienes llegaron con carpas, cuatriciclos y otros equipamientos con el fin de dar ayuda a los peregrinos.
La Virgen de Punta Corral
La historia de la aparición de la imagen de la Virgen de Punta Corral nace en la primera década del siglo XIX. El 22 de julio de 1835 Don Pablo Méndez, nativo del lugar, se encontraba cuidando a sus animales cerca del Abra de Estancia Vieja donde tuvo una visión sobrenatural.
Entre unos pastizales, dice la historia, se le apareció una señora de cabellera reluciente que le habló y le dijo que volviera, al día siguiente, a buscarla.
El pastor volvió a su casa y contó lo sucedido pero nadie le creyó pero aun así volvió al día siguiente. Al llegar al lugar encontró una piedra blanca que le recordaba las formas de algunas imágenes que había visto en estampitas de la Virgen de Copacabana, venerada en el Altiplano.
Don Pablo Méndez y su familia decidieron entonces trasladarse entonces a Tumbaya para contar y mostrar la “piedra” al Párroco del lugar. Rápidamente el sacerdote reconoció el parecido de la piedra con la virgen de Copacabana, escuchó el relato y resolvieron dejar la imagen en la iglesia.
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