Los Pumas necesitaban una actuación que los colocara a la altura de las circunstancias. Se la debían y la merecían después de tanta goleada, de tanta pálida, de tanta controversia y de tanto bombardeo externo e interno en los dos últimos años.
La de ayer en Pretoria dejó un cúmulo de buenas señales en todos los aspectos que hacen a un equipo de rugby. Si el test con los Springboks significó verdaderamente el punto de partida para la reconstrucción, hay motivos suficientes para pronosticar una buena era.
Pero en todo análisis debe atenderse toda la realidad. El de ayer fue sólo un partido con varias señales favorables. Importantes, porque ninguna variable -salvo, y nada menos, que la fe que se tenían los jugadores- jugaba a favor de los Pumas. Mucho menos luego del try temprano, que prendió todas las alarmas de un revival de Soweto 2013. Sin embargo, el trámite luego alejó no sólo esos temores, sino que abrió el cielo, curiosamente en medio de lluvia y granizo. Ayer se necesitaba una medida y fue ésta: el equipo aprobó el examen. Tanto que de ninguna manera mereció perder.
El sábado es la revancha y ahí viene otra medida. Más liviana porque el equipo comprobó que puede y demostró que está convencido de adónde quiere ir con su juego. Y también más pesada si se tiene en cuenta el andar histórico de los Pumas. Siempre el seleccionado argentino se acomodó mejor a la adversidad extrema. Algunos de los referentes que ya no están lo graficaban crudamente: "Cuanto más cagados estamos, mejor." Siempre costaron dos buenas actuaciones seguidas.
Por eso, el test del sábado próximo en Salta es una extraordinaria posibilidad para subir la vara y para tener una medida más real. Hay una semana para corregir en lo poco que se falló, pulir lo mucho que se hizo bien y, especialmente, atender que difícilmente se encuentren con unos Springboks tan erráticos y dubitativos como los de ayer. En esto último existieron dos causas: un gran mérito de los Pumas, que los asfixiaron y los sorprendieron, y el clima, que perjudicó a los dos, pero más a los locales. Pero también hay que remarcar una muy floja tarea de los sudafricanos, especialmente en su línea de backs y en el line.
Lo cierto es que los Pumas han tenido ayer el mejor de los tres inicios del Rugby Championship . Más aún: quizá haya sido la mejor actuación de visitantes después de aquella victoria de noviembre de 2012 ante Gales, en Cardiff. Y mejor todavía: se levantó notablemente la imagen del juego de todo 2013 y mitad de 2014. Mérito en primer lugar de los jugadores, que son los que entran a la cancha, y también del staff comandado por Daniel Hourcade, porque es evidente que su idea y el desarrollo de la misma prendieron en el plantel. Esto no cambia el concepto de cómo se manejaron algunas situaciones, pero hoy no es el foco.
Es probable que después de lo de ayer, la venta de entradas se agilice y los Pumas vuelvan a jugar a estadio lleno en su propia tierra, lo que es otra señal para apostar a subir esa vara, a dar un paso más; a volverse rebelarse dentro de la cancha. Si el seleccionado puede, al fin, dar dos pasos seguidos hacia adelante, el triunfo que tanto se espera llegará más rápido de lo pensado. Es por ahí..
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