Gustavo Pulti levantó el teléfono y le ordenó el jueves por la noche a dos de sus principales asesores que fueran a la reunión de una de las agrupaciones kirchneristas que tenían previsto movilizarse para recibir a Cristina Kirchner.
La presencia de la jefa de Estado en la ciudad dejó algunas certezas: el intendente es el referente del kirchnerismo en Mar del Plata. Fue él quien recibió a Cristina y sus funcionarios y hombres de confianza lograron ubicarse en la primera línea del acto. La otra certeza es que la militancia ultra K, los jóvenes de La Cámpora, no digieren ese liderazgo y lo manifestaron con una silbatina que se reflejó en la cara de "pocos amigos" del jefe comunal. No obstante, Cristina intentó que los jóvenes no reprueben al intendente y pidió con un gesto que dejen de silbarlo.
Llamativamente, los silbidos no se replicaron cuando el gobernador Daniel Scioli, que ocupó un lugar en la mesa principal, fue presentado. Se sabe que el mandatario provincial no atraviesa su mejor momento de relación con La Rosada y no es un dirigente del "paladar" ultra K. Más allá de la indiferencia, entre los presentes no estuvo el diputado marplatense Rodolfo "Manino" Iriart, hombre de Scioli en la ciudad. Tampoco su par de La Cámpora, Fernanda Raverta.
Vincha, bandera y gorro
A las 11 de la mañana las banderas de La Cámpora ya flameaban en la puerta del Hotel Provincial. El vallado que se armó para permitir la llegada de artistas, funcionarios y gobernadores de todas las provincias comenzó a vestirse con la gente que se acercó a ver la llegada de Cristina Kirchner. También se vieron banderas de la Güemes, la Dorrego, la JP Buenos Aires, Unidos y Organizados, entre otras, pero los jóvenes de la agrupación fundada por Máximo Kirchner eran los más numerosos.
De fondo, lo que más lucía era una bandera enorme con el dibujo que ilustra la tapa de la película de Néstor Kirchner.
Los primeros en llegar fueron artistas como Boy Olmi, Darío Grandinetti y Pablo Echarri. Luego fue el turno de Sergio Urribarri, gobernador de Entre Ríos, que inició el desfile de la clase política. Entre él y la llegada del resto de los gobernadores, se colaron los funcionarios marplatenses, como Santiago Boniffati (Emvial), Lucila Branderiz, la esposa de Pulti que ocupa un rol clave en la Secretaría Privada, y Diego Monti (presidente del bloque de concejales de AM), junto a la mayoría de los concejales. También estuvo el secretario de Gobierno Marcelo Artime, mientras que el presidente del Concejo, Ariel Ciano, llegó junto a la mayoría de los gobernadores.
Un poco más tarde y más alejados de los lugares principales se sentaron los concejales kirchneristas Fernando Maraude y Pablo Retamoza.
El primero en mezclarse con la gente fue el vicepresidente de la Nación, Amado Boudou. El marplatense se bajó del vehículo y decidió pasar al otro lado de la valla para saludar a los militantes que le festejaban todo lo que hacía. A su lado, casi desapercibido, el tandilense Diego Bossio miraba estupefacto. Minutos después lo imitó el jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina.
A metros de los funcionarios nacionales un reducido grupo de gente se acercó hasta el Provincial para hacer una continuidad del 8N: con tapas de ollas golpearon para expresar su rechazo al gobierno nacional. Se trato, en rigor, de un grupo minúsculo que tenía consignas en contra de la rereelección, entre otras cosas.
"Si ustedes no se rinden yo tampoco"
A las 13 en punto Cristina Kirchner aterrizó con el helicóptero frente al hotel Hermitage. Se subió a una camioneta y recorrió poco más de 100 metros hasta la entrada del Hotel Provincial. Los organizadores optaron por llevarla por un camino lateral y que ingrese por detrás del hotel, pero ella vio que muchos militantes la saludaban e hizo insistentes señas desde dentro de la camioneta para pasar por donde estaba la gente, pero no tuvo éxito.
Diez minutos después, la Jefa de Estado ya estaba sentada en la mesa principal, flanqueada por Boudou y Scioli. El primero en hablar fue el titular del Afsca, Martín Sabbatella, muy aplaudido, quien anticipó que la ley de Medios se aplicará "íntegramente".
Luego fue el turno de la Presidenta que empezó elogiando el homenaje que minutos antes se le había realizado a Leonardo Favio, recientemente fallecido. Los primeros minutos del discurso de Cristina tuvieron un tono calmado, de elogios a los artistas y ponderación de las políticas para potenciar la cultura que adoptó el Estado nacional.
En el cierre, el tono cambió: Cristina comenzó a elevar la voz y recordó al expresidente Néstor Kirchner. "Sería tuerto pero miraba mucho mejor que otros que tienen dos ojos y hasta lentes de contacto. El veía y lo que no veía, lo intuía con esa inteligencia emocional que Dios le dio", dijo emocionada.
Aseveró además que Kirchner "vino a levantar a los que estaban humillados, sumergidos, ya fuera con un violín, con una casa, una ruta, un trabajo, con la recuperación de Aerolíneas y hubiera estado junto a nosotros para recuperar YPF" y agregó que con éstas medidas "se están cumpliendo los sueños de millones de argentinos".
Entre los gritos de aliento y los aplausos, se despidió: "Si ustedes (por los jóvenes) no se rinden to tampoco lo haré".
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