El miércoles volverá a inaugurar las sesiones ordinarias. Será su octavo discurso ante los concejales, que puede convertirse en el último. Aquí, lo que dijo en sus otras siete presentaciones, desde la primera, apenas iniciada la gestión, hasta la del año pasado.
Por Ramiro Melucci
Puede ser el último. O sólo uno más. El intendente Gustavo Pulti pronunciará el miércoles su octavo discurso de inicio de sesiones ordinarias en el Concejo Deliberante. En los siete que le precedieron, desde el primero que dio en abril de 2008 hasta el que enhebró el año pasado, conjugó balances de gestión con pases de factura a las administraciones anteriores, gestos a los bloques opositores con críticas al radicalismo, anuncios que se convirtieron en obras y otros que se desvanecieron antes de lo previsto.
Si decide presentarse en los próximos comicios y obtiene una nueva reelección, su presentación de esta semana en el cuerpo legislativo será sólo la última de su segundo mandato. En cambio, si no se postula o es derrotado en octubre, no habrá después del miércoles otro discurso de Pulti ante los concejales.
Al hacer un repaso de sus incursiones en el recinto legislativo, puede suponerse que su mensaje tendrá condimentos similares a los del 2011. Ese año también flotaba la duda de si seguiría al frente del Ejecutivo local: era el último de su primer mandato.
Entonces, Pulti convocó a todos los sectores a construir la agenda de Mar del Plata hasta 2030. "Tiene que ser una construcción colectiva. No puede ser antojadiza, una arbitrariedad de la persona que gane las próximas elecciones", dijo.
El intendente aprovechó el estrado para hacer comparaciones entre lo que había hecho su administración y lo que habían dejado las radicales que lo precedieron. "El antecedente de inversión pluvial es el programa Mar del Plata 2000, con 10.000 metros lineales de cañería, mientras que de 2007 a 2011 se ejecutaron 21.285 metros lineales", distinguió. También destacó las obras de cloacas, cañerías de agua potable y desagües pluviales. Hizo hincapié en el inminente inicio de la obra del colector Marcos Sastre, diagramado para "atender los problemas de inundaciones en el norte de la ciudad".
Marcó además que su gobierno dejaba la ferroautomotora construida, el emisario submarino "encaminado" y la obra del nuevo predio de residuos "empezada". En el balance incluyó la creación del área de Seguridad Comunitaria, a cargo de César Ventimiglia.
El primero
La primera inauguración de sesiones que le tocó encabezar fue la de 2008. Había asumido en diciembre de 2007 y, para abril, llevaba casi 100 días de gestión. Puntualizó que en ese lapso se había destrabado la mudanza de los ocupantes del predio donde se preveía construir la ferroautomotora, y se había firmado el compromiso de compra de las 63 hectáreas del nuevo predio de residuos, cuyo financiamiento para la licitación iba a provenir del Banco Mundial. "El basural estaba en llamas y no había lugar para poner la basura", disparó, en una crítica directa a la administración del radical Daniel Katz.
Los cuestionamientos al legado dominaron ese primer mensaje. "La ciudad no mantuvo sus calles, sus luminarias, sus plazas, y la recuperación de ese patrimonio requiere de un punto de partida", lanzó. Y pidió la aprobación del fideicomiso de 30 millones con fondos del Banco Provincia que había enviado al Concejo.
También solicitó una reforma del Código de Ordenamiento Territorial (COT), para "desterrar el concepto de excepción permanente" y que "se preserve la identidad urbana y las normas igualitarias para los que quieran invertir". Pero esa reforma nunca se produciría: todavía Pulti, a poco de concluir su segundo mandato, conjuga esa intención con verbos en futuro.
Tampoco tendría suerte con la auditoría municipal de control de gestión, una promesa de campaña que cristalizó en un proyecto de ordenanza que el Concejo, entonces dominado por la oposición, nunca convalidó.
Los fondos aportados por Nación y Provincia para mejorar la inversión en las salas de salud y los operativos de tránsito también tuvieron su lugar en aquel primer inicio de sesiones. "Hay una presencia diferente en el control del tránsito, con el incremento en los controles de alcoholemia", diferenció. Y aseguró que no permitiría actos de corrupción.
Acuerdo por la educación
En su segunda inauguración de sesiones, en 2009, el intendente pidió un acuerdo para explorar nuevas vías de financiamiento para sostener la educación municipal. Todavía no lo sospechaba, pero ese mismo año terminaría anudando el pacto con los gobiernos nacional y provincial a cambio de presentarse como candidato testimonial en las elecciones legislativas.
Pulti llegó al Concejo sin el presupuesto aprobado. Antes que reprocharle a los ediles, prefirió atribuir la demora del expediente a la crisis internacional y a la inminencia de las elecciones, previstas para el 28 de junio. "Estas condiciones muestran cierto nivel de tensión que no eran las que regían hace 15 meses, cuando asumimos la gestión", interpretó.
Pero no cuestionó a los concejales, sobre todo, porque le habían aprobado la sobretasa de salud, a la que el discurso oficial siempre llamó con un nombre más agradable: "contribución". También habían acompañado la compra y escrituración de las 63 hectáreas destinadas al nuevo predio de disposición final de residuos.
Si no lo había dejado claro un año antes, esta vez aludió a su compromiso para llevar a la práctica planes de seguridad, aún cuando sostenía que no eran una "incumbencia directa del municipio": una consideración adicional que, a medida que fue aumentando la violencia en las calles, fue abandonando para que no se asimilara a una excusa.
Pulti volvió a pasarles factura a sus antecesores cuando mencionó la "tendencia degradante a causa de la falta de mantenimiento de la infraestructura". Y consideró temas "centrales de la gestión" las obras de alumbrado público, semáforos, mantenimiento de la red vial, gas y cloacas. Entre ellas, anunció la apertura de ofertas para la construcción de la cuarta cloaca máxima.
También le dedicó un párrafo a la vieja terminal: "Ha llegado el momento de deliberar qué haremos con el viejo edificio, porque la certeza del traslado se torna cada vez más clara".
Bajo tierra o mar
Con el mensaje de 2010, Pulti buscó dejar en claro que su gobierno no aspiraba a hacer "obras faraónicas o emprendimientos espectaculares", sino que "trabajaba para mejorar la calidad de vida de los vecinos".
Eran tiempos en que avanzaban la infraestructura complementaria de la cuarta cloaca máxima, la licitación para construir el nuevo predio de residuos y las tareas para completar el emisario submarino. Estas obras quedarán "bajo tierra o debajo del mar", pero tendrán "un impacto decisivo" en la población, aclaró.
Para no perder la costumbre, se acordó de las anteriores administraciones. "Se terminó con la falta crónica de medicamentos en las unidades sanitarias", deslizó al destacar la inversión en los centros de salud.
Pero ese día Pulti tenía la atención dispersa: a la tarde debía viajar a Buenos Aires para reunirse con la Presidenta en la Casa Rosada. La distracción le costó un olvido: el del Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias (CEMA), que omitió mencionar pese a que lo consideraba un "proyecto insignia" de su gestión.
Después del balance favorable que pintó en 2011, al año siguiente planteó la decisión de avanzar con la implementación de un nuevo mecanismo de recolección de residuos. El nuevo predio estaba a punto de ser habilitado y la intención oficial era dar un paso más: impulsar la separación de los residuos en origen y poner en marcha un sistema de contenedores. La separación en origen fue un hecho elogiado hasta por opositores; el sistema de contenedores sigue teniendo formato de proyecto.
El anuncio de la compra definitiva de la Casa del Puente y el de la inauguración "en mayo o junio" del CEMA también formaron parte del mensaje de 2012. "Va a ser un orgullo para la ciudad", adelantó Pulti sobre el centro médico ambulatorio.
Mencionó además la gestión de fondos para construir la nueva planta de tratamiento cloacal de Camet y el financiamiento del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) para ampliar el parque industrial.
Reconoció, sin embargo, que el montaje del emisario submarino estaba suspendido desde octubre por dificultades técnicas, y dijo que sería reanudado. También admitió "algunas demoras" en el inicio de la instalación de cámaras de videovigilancia en la vía pública.
A semanas de que Mar del Plata fuera incorporada al Programa de Ciudades Emergentes y Sostenibles del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), fue un mensaje con la planificación como tema casi excluyente, en el que subrayó la puesta en marcha del Plan Maestro de Transporte y Tránsito y el nuevo equipo del Plan Estratégico.
Poco después, Pulti empezó a dudar de la efectividad del discurso sobre planificación como mecanismo para captar votos. El golpe que sufrió Acción Marplatense en las legislativas del año siguiente iba a ratificar su presunción.
Policía y críticas
En 2013, el intendente formuló un sorpresivo planteo: el de crear una policía municipal y someter la iniciativa a una consulta popular que se llevaría a cabo en mayo, en decir, apenas un mes después de su discurso. El delito exige "un nivel superior de respuestas", arguyó.
Pulti dejó entrever que en la consulta popular se le podría preguntar a los vecinos si estaban dispuestos a hacer un aporte económico específico para seguridad. "No podemos desconocer que hay un desafío nuevo que está acá presente y que le cuesta la vida a muchos vecinos y le ha costado disgustos a madres, padres e hijos", dijo.
El anuncio generó reacciones a favor y en contra de manera inmediata, y no tardó en activar campañas proselitistas de apoyo o rechazo. Después de ser postergada para junio, la Justicia frenó la consulta popular. Y pese a que hoy, dos años después de aquel intento frustrado y con la Policía Local en proceso de formación, Pulti suele cuestionar a los bloques opositores que no lo apoyaron, lo cierto es que el proyecto carecía de solidez y tampoco tenía el respaldo del gobernador Daniel Scioli.
El último discurso que dio Pulti en el inicio de sesiones, el año pasado, fue lo más parecido a una declaración de guerra al radicalismo. Dijo que el municipio debía pagar una deuda "multimillonaria" con el Banco Provincia por préstamos tomados por gobiernos radicales "irresponsables". Aclaró que esa deuda estaba provocando inconvenientes para ejecutar obras que dependían de la aprobación del Banco, y que iba a impulsar un proyecto para pagarla.
La fuerte crítica a la UCR tenía un trasfondo: la radical Vilma Baragiola había ganado las legislativas del año anterior y había sido ungida presidenta del Concejo. Pulti consideraba que era el momento de hacer notar que esa concejal en ascenso en la consideración pública también había formado parte o acompañado las políticas de las administraciones que él calificaba de "irresponsables".
Era, a la vez, la admisión de un error de campaña: en Acción Marplatense siempre se reprocharon no haber cuestionado con dureza a Baragiola en la antesala de las últimas elecciones. A partir de ese momento todo sería diferente. Completamente diferente.
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