Diego Bossio, Patricio Mussi, Fernando Espinoza, Gabriel Mariotto, Cristina Álvarez Rodríguez, Carlos Castagneto y Mario Ishii aparecen lanzados en la carrera para suceder a Scioli. Sabbatella, la incógnita. Cómo juegan la relación con la Rosada, con el Gobierno provincial y con los intendentes.
Seis candidatos del FpV aparecen, a siete meses de las PASO, con intenciones de suceder a Daniel Scioli. Desde funcionarios nacionales y provinciales hasta intendentes apalancados desde la Rosada, hay variedad para el electorado kirchnerista. Sin embargo, cada uno tiene su propio caudal de “pros” y “contras”.
Diego Bossio arranca envalentonado por el notable nivel de conocimiento ganado gracias a su exposición –que tocó el 75% a final de 2014–, de la mano de políticas como el PROCREAR y la nueva Moratoria Jubilatoria, y del roce con los intendentes del Interior, de la mano de gestiones para obtener suelos urbanos.
Tanto Scioli como Randazzo se lo disputan, con gestos, como posible alfil hacia la Gobernación. En el interior es bien apreciado por los intendentes, que buscan contraponerlo a la figura de Mussi, temiendo que el hombre de Berazategui, siendo del Conurbano, incline la balanza en su contra a la hora de plantear el reparto de recursos.
Juan Patricio Mussi, por su parte, intensificó su relación con el ministro Julio De Vido, a quien todo el PJ Bonaerense identifica como su mecenas. Su rostro sonriente aparece en carteles a los lados de las principales autopistas porteñas, y su discurso netamente kirchnerista lo hacen caro a los afectos del núcleo duro K, aunque padece un alto nivel de desconocimiento.
En contra le juega el rechazo de los jefes comunales del interior, aunque no es para despreciar el aval que le significa estar bajo el ala del Superministro de Planificación, que maneja la agenda de un grupo de treinta intendentes con buen arraigo territorial. Quienes hilan fino, no encuentran los signos de un posible anclaje en la fórmula con Florencio Randazzo, distanciado de De Vido.
“El problema más grande de Fernando Espinoza es pagarle lo que él cree que vale”. La frase resuena en los corrillos políticos del peronismo. Espinoza se quedó con la presidencia del PJ Bonaerense y muchos lo dieron por bien pagado. El hombre no se conformó: con la llave de La Matanza en su poder, está convencido de que merece ser considerado en la puja para la Gobernación.
Espinoza apuesta a pegarse a Daniel Scioli. Además de acompañarlo a actos institucionales, también estuvo junto a DOS en el ciclo bailantero Pasión de Sábado y se le pegó en cuanto acto pudo, en el raíd de alta exposición de la Costa Atlántica. Parece haber elegido su nicho: recientemente posó, vistiendo un llamativo saco blanco, junto al elenco de una de las obras en cartel en La Feliz. Scioli, por su parte, le prodiga algunos cuidados: su equipo aporta consejos a la comunicación del matancero.
Recientemente, de la mano de la periodista Any Ventura, presentó su propia biografía, en la que cuenta secretos políticos y de su vida personal, mientras se lamenta de no haber tenido una oportunidad para destacarse como futbolista. Su carrera política podría encontrar la misma dificultad.
Gabriel Mariotto se acomodó andando en su rol de Vicegobernador. Pasó de querer marcarle la cancha a Scioli a oficiar de consejero, como él mismo reveló recientemente. Su más grande apuesta, el proyecto para estatizar los puertos bonaerenses, que iba a ver la luz en octubre, quedó aplazado, junto al sueño del aval explícito del Gobernador.
Si bien no tiene aval directo de la Casa Rosada, cultiva una buena relación con Scioli y es considerado como un potencial candidato. Recientemente jugó su primera carta marketinera: hizo de su escalada del Tres Picos una suerte de reallity show.
Kolina, agrupación K que responde a la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, puso sus fichas en Carlos Castagneto, funcionario de la cartera, que recorre la Provincia desde fines de 2014 con la intención de llegar a la Gobernación.
El partido identificado con el color verde instaló mesas en el territorio y lanzó carteles y pasacalles, colocados estratégicamente en las rutas hacia la costa. La estrategia es por el momento pegar la imagen del viceministro a la de Cristina Fernández de Kirchner. Castagneto tiene, además, arraigo en el PJ bonaerense.
La Ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez, es una vieja deuda del sciolismo. El Gobernador la quiso como su “vice” en 2011. Encumbrada en el PJ bonaerense, la sobrina nieta de Eva Perón, recibió el aval de algunos intendentes de la sexta, entre ellos el de Coronel Suárez, Osvaldo Fuentes Lema, y el de Guaminí, Néstor Álvarez, funcionario de su gestión.
Parte del Gabinete de Daniel Scioli apuesta fuerte por ella. Recientemente, de la mano de la agrupación Todos Unidos Triunfaremos, Alejandro Collia, Alejandro Arlía y Silvina Batakis dieron aval explícito a su nominación. En contra: aún debe cumplir su promesa de presentar una nueva Ley Orgánica para los municipios, viejo reclamo de los intendentes.
Martín Sabbatella suena, pero de lejos. Las últimas reuniones de la mesa de Nuevo Encuentro no arrojaron definiciones, más allá de la decisión firme del acompañamiento y el acatamiento de las decisiones de Cristina Kirchner. El límite es Daniel Scioli, de manera que no parece probable que puedan compartir una boleta.
Nuevo Encuentro, histórica boleta de adhesión al FpV, decidió reforzar el trabajo territorial, fundamentalmente en aquellos distritos en los que puede ser opción; Pergamino, con Laura Clark; Florencio Varela, con Héctor Salatino, además del núcleo duro del Oeste del Conurbano, aparecen como las opciones más redituables.
Por último aparece Mario Ishii, el díscolo del kirchnerismo. Pide servicio militar para jóvenes que no estudian ni trabajan y tiene una agenda con la seguridad en el centro. Sus denuncias y la pirotecnia verbal, además de las agresiones directas de su gente en las gradas, le valieron el encono de todo el Senado, aunque tiene protección. Recientemente se mostró con Jesús Cariglino y anunció que trabajará junto al intendente de Malvinas. Ambos quieren llegar a la Gobernación, pero uno es FpV y el otro FR. No queda clara cómo funcionará esa alquimia.
En un pelotón de indefiniciones aparecen Martín Insaurralde, cuya pertenencia al FpV se puede poner fácilmente en duda; Julián Domínguez, cuya candidatura presidencial no termina de despegar. Incluir a Florencio Randazzo, cuando ha dicho una y mil veces que no se baja de la puja por la presidencia, parecería un despropósito, pero…
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