El Concejo aprobó un proyecto para que urbanizaciones especiales sean visadas por el cuerpo.
Dijeron que quieren una ciudad que sea no sólo para quienes viven en barrios cerrados. Dijeron que es su deber participar en la planificación urbana. Y dijeron que esto no es una pelea entre el intendente, Mariano Campero, y ellos. Con esos argumentos, entre otros, los concejales de Yerba Buena rechazaron ayer, por unanimidad, el veto del Ejecutivo municipal al proyecto de ordenanza para que las urbanizaciones especiales sean visadas por el Concejo Deliberante.
Es decir que, de ahora en más, cuando el intendente apruebe un emprendimiento, deberá remitirlo a ese cuerpo, para que también los ediles lo analicen y le den el visto bueno (o no). “Si lo veta, en cambio, deberá informar”, se lee en el texto de la ordenanza.
“Me consta que Campero y sus funcionarios han paralizado muchas obras, por violaciones al código. Pero nosotros también queremos ayudar”, argumentó el presidente del Concejo, Javier Jantus.
En una de las ocasiones en que pidió la palabra, el macrista Pedro Albornoz Piossek puso de ejemplo las torres que la empresa Alperovich Group construye en la esquina de las avenidas Perón y Fanzolato, autorizadas durante la intendencia de Daniel Toledo. “Todos sabemos que violan el código. Si hubiésemos tenido esta ordenanza antes, no habrían sido edificadas. Convencer a uno, es fácil. Convencer a 10, es mucho más difícil”, dijo.
Cuando era concejal
La historia del proyecto en cuestión se remonta a 2013, aunque hay varios antecedentes más viejos (y más truncos), todavía. Por aquel entonces, cuando era concejal, Campero acompañó con su firma una iniciativa conjunta, con otros tres ediles de aquella composición. Él, los hoy reelectos Albornoz Piossek y Jantus y la ex concejala Dora Bianco pedían que las urbanizaciones especiales pasaran por la órbita del Concejo.
En aquella ocasión, el pedido no prosperó, pues el expediente ni siquiera fue tratado. Así que tampoco perdió estado parlamentario.
Reflotado
En la sesión del 3 de diciembre del año pasado, en cambio, ese texto fue reflotado por los nuevos concejales, y aprobado. Al cabo de unas semanas, el 30 de diciembre, Campero (ahora como intendente), lo vetó. Como el Concejo tiene la potestad de rechazar un veto, eso fue lo que hicieron ayer.
“El intendente fue uno de los autores de ese proyecto. Me sorprendió su veto”, añadió Albornoz Piossek.
Otro que pidió la palabra fue el peronista Héctor “Kabuby” Aráoz, y lo hizo para aclarar que llegó a esa silla porque unas 1.200 personas lo eligieron. “Tengo una responsabilidad sobre eso. Me siento obligado a participar. El código debe ser formulado por el Concejo”, expresó.
Su compañero, Héctor “Pilón” Aguirre, preguntó: “¿por qué no podemos participar nosotros? Somos representantes del pueblo. Nos eligieron para que pensemos y para que aportemos sensatez y equilibrio”, concluyó.
Comentá la nota