Nicolás "Nicky" Caputo, el "hermano del alma" de Mauricio Macri, un hombre de la Cancillería y un inversor de Singapur son los señalados como los negociadores.
Antes de terminar su Gobierno, Mauricio Macri quiere dejar uno de sus últimos grandes negociados y entregar el Puerto de Buenos Aires, el más importante de Argentina y Uruguay, a manos de una empresa de Singapur, país del que Nicolás Caputo, su hermano del alma, es cónsul ad-honorem. No solo será una gran oportunidad económica para la firma que se haga cargo, sino que también se abrirá un enorme mercado inmobiliario con la ampliación de Puerto Madero, el barrio con el metro cuadrado más cotizado del país.
Actualmente son tres las concesionarias que tienen a su cargo las terminales del Puerto: UTE Terminales Río de la Plata SA, APM Terminals y Bactssa. Sin embargo, el Gobierno recortará el número a solo una. Esta idea surgió de un estudio que ordenó Macri a Indra en 2016, poco después de tomar el mando de la Casa Rosada.
Por contratación directa, la empresa Advance Logistics Group S.A. (ALG), de Indra Sistemas S.A. fue la designada para "lograr el objetivo de desarrollo de los nuevos pliegos" de concesión por un total de U$S 772.483, con la firma de Gonzalo Mórtola, interventor de la Administración General de Puertos S.E. Hizo dos proyectos: uno (diciembre 2016) que incluía dos terminales y dos operadoras y otro, seis meses después (junio 2017) con solo una.
El último proyecto estipuló el armado de dos islas para instalar las terminales y liberar la zona actual del puerto que podría destinarse al comercio, turismo y negocio inmobiliario. Hay tres nombres señalados como los artífices de las negociaciones: Nicolás Caputo como mediador; Horacio Reyser de parte de la Argentina como Secretario de Relaciones Económicas Internacionales en la Cancillería; y Jeffrey Jaensubhakij, director de inversiones del Grupo GIC, de Singapur.
El viernes pasado, el interventor del puerto, Gonzalo Mórtola, prorrogó la apertura de las ofertas para la licitación al 2 de diciembre, mediante la resolución interna 117/2019. La decisión la tomó tras la publicación de El Destape de las sospechas de que el Gobierno quiera armar un negociado con este contrato al entregarle la operación a una única empresa y vinculada a Nicolás Caputo. En concreto, cuatro horas después, según consta en la firma digital del documento que salió al mediodía, mientras que la nota esa misma mañana. Esta decisión administrativa le entrega un poco de oxígeno al organismo, ya que puede mantener las conversaciones con Singapur dos meses más y revisar la estrategia que aplicarán.
Nicolás "amigo del alma" Caputo
El empresario Nicolás Caputo es el amigo y mano derecha de Mauricio Macri. Según el presidente, su "hermano del alma". Tal es la cercanía que "Nicky" fue el encargado, el 3 de septiembre de 1991, de pagar el rescate del hijo de Franco, cuando estuvo secuestrado.
Fue al colegio Cardenal Newman, compañero de Macri, y realizó parte de la carrera de Ingeniería, que no terminó. Junto a Mauricio fundaron la empresa Mirgor S.A., en 1983, de aires acondicionados, abandonada por el Presidente en 1994.
Juntos fundaron el PRO en 2003, con Macri a la cabeza y Nicky como su vice y fue uno de los más influyentes durante su Gobierno. Por ser contratista del Gobierno y parte del mismo, se marcó su incompatibilidad y Mauricio lo nombró asesor ad-honorem, pero debió renunciar 39 días después por el rechazo que generó esta designación. Manejó licitaciones de escuelas, fue adjudicatario de pasos bajo nivel de trenes, realizó obras de Metrobus, limpieza de hospitales, entre otros.
El 6 de diciembre de 2018, se convirtió en cónsul de Singapur en Argentina, ad honorem, para fomentar la relación de negocios entre ambos países. Antes de tomar el cargo, el empresario ya funcionaba como nexo y en la cumbre del G20 Macri invitó al presidente de aquél país a que sus empresas se presentaran a la licitación del Puerto de Buenos Aires. La empresa PSA está en el top de las operadoras portuarias y suena fuerte.
Casi que, como festejo, según reveló La Nación, después de la aprobación del pliego de Caputo en el Congreso y antes de su formalización en el Boletín Oficial - el 2 de enero - la familia de Mauricio y Nicky recibieron juntos el 2019, último año del macrismo en el Gobierno.
La pata de Singapur
Jeffrey Jaensubhakij es el director de inversiones del Grupo GIC (por sus siglas en inglés, Government of Singapore Investment Corporation Private Limited), una de las tres entidades de gestión de reservas en Singapur, junto con la Autoridad Monetaria de Singapur (MAS) y Temasek.
Según su sitio web, se encargan de gestionar la mayoría de los activos financieros del Gobierno e invertir a largo plazo para mejorar el poder de compra internacional de los fondos colocados bajo su gestión porque "las reservas son un recurso crítico para el futuro" del país porque "son un valioso amortiguador o amortiguador durante las recesiones" y "un sólido balance nacional fomenta la confianza de los inversores y mejora la estabilidad del dólar". El grupo invierte en el mercado público y en el privado, con flexibilidad para buscar negocios en todo el país "atractivas y a largo plazo".
Jaensubhakij entró al grupo en 1998 como economista principal para cubrir ese rubro en Estados Unidos y fue nombrado Director de Inversiones del Grupo el 1 de enero de 2017. También formó parte de la cartera de asignación de activos como codirector de la estrategia de asignación de activos en el Departamento de Economía y Estrategia, y de 2003 a 2011 fue jefe de Total Return Equities y de los equipos de US Equities con sede en la oficina de GIC en Nueva York.
En 2011 fue nombrado como responsable en la coordinación de las actividades de inversión de GIC en Europa, entre las clases de activos públicos y privados. Además, fue designado Presidente de Mercados Públicos y Director de Renta Variable en 2013, y Director Adjunto de Inversiones del Grupo en 2016. Hoy es uno de los tres hombres que seguramente definirán el futuro del Puerto de Buenos Aires.
El funcionario que negoció con un país acusado de terrorista
Horacio Reyser es el funcionario señalado por los trabajadores como representante del Estado argentino. El secretario de Relaciones Económicas Internacionales se encarga de conversar con las autoridades del organismo de Singapur y programar su desembarco con esta licitación. De hecho, se reunió el 29 de noviembre de 2018 con Mauricio Macri, el canciller Jorge Faurie y otro grupo de funcionarios con el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, para, según se informó oficialmente, “alcanzar nuevos acuerdos comerciales que permitan incrementar el flujo turístico a la Argentina y la exportación de productos agroindustriales al país asiático”.
Reyser tuvo un rol fundamental en la negociación del memorando con Qatar en 2016, cuando pretendía que el país árabe invierta U$S 1.000 millones en Argentina. La nación acusada por Estados Unidos de financiar el terrorismo internacional había pactado la transferencia del dinero a una offshore que lo administraría junto a U$S 300 millones aportados por el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES.
El propio Donald Trump había planteado en 2017 que “la nación de Qatar, lamentablemente, ha históricamente financiado el terrorismo a un nivel muy alto”. Un año atrás, ese país era considerado “guarida fiscal” por Argentina.
El entonces asesor presidencial de inversiones extranjeras tenía un diálogo fluido con la Autoridad de Inversión Catarí (QIA, por el inglés) que le sirvió para moldear el acuerdo. Tal como publicó El Destapeen 2016, Reyser le transmitía cada uno de los detalles a Gastón Gaudio, amigo del príncipe de aquella nación. El ex tenista, a su vez, se lo reenviaba al financista Diego Nicolás Rosendi, pese a que ninguno de ellos debía estar al tanto de las conversaciones de dos estados soberanos a menos que presentaran intereses personales en participar del multimillonario contrato.
Una vez que el memorando fue difundido por este medio, el juez Daniel Rafecas y la fiscal Paloma Ochoa frenaron su aplicación, por las múltiples leyes nacionales y normativas del FGS que violaban las cláusulas. En lugar de sufrir algún llamado de atención tras esto, Reyser fue ascendido y traspasado al ámbito de la Cancillería, en ese momento conducida por Susana Malcorra.
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