El gobierno de Omar Gutiérrez tiene pensado hacer al menos una reunión de Gabinete por mes, abierta a los vecinos, en los barrios capitalinos y en distintas ciudades de la provincia. Comenzará con esta costumbre, reflotada de las primeras gestiones de Felipe Sapag, este mismo enero de temperaturas candentes y tormentas fáciles.
Las puertas y ventanas abiertas aludidas en los discursos no son una metáfora. Es literalmente así, para cualquiera que visite la Casa de Gobierno. Gutiérrez ha instalado su despacho en donde se ubicó al principio de los tiempos oficiales la residencia para gobernadores y visitantes ilustres, en el sector de la “fortaleza” que da sobre calle General Roca. Allí las ventanas y las puertas están, efectivamente, abiertas. Y al gobernador se lo puede ver caminando por los senderos de los jardines del primer patio, hablando por teléfono, con su inveterada camisa azul abierta, sin corbata.
La imagen es importante para este gobierno provincial. Forma parte de la lavada de cara ideológica que se le pretende inyectar al MPN. No se habla de izquierda o derecha, de liberal o nacional y popular, sino de estilo de gobierno. De cómo ejercitar un método de trabajo en la función pública. No se sabe, lógico, si esto dará algún resultado o solo quedará en la anécdota. Pero es evidente que así comienza esta historia que durará cuatro años, con oportunidad constitucional para una reelección.
Así, matizando con alguna declaración referida a los hidrocarburos como para no perder la sintonía con el principal producto económico de Neuquén, Gutiérrez parece apuntar a protagonizar un enero distinto a los últimos eneros. Por empezar, gran actividad en deportes y cultura, las dos herramientas con la que pretende demostrar que la política puede servir al desarrollo social concreto. En Cultura, se funcionará con la subsecretaría y la Fundación del Banco Provincia prácticamente fusionadas en las tareas. La Fundación, debe recordarse, es presidida por Pablo Bongiovani. El diputado no tendrá vacaciones: mientras la Legislatura pasa por su receso estival, desde este lunes Bongiovani se instalará en su rol de gestor cultural, muy cerca de otro músico encargado de comandar el área desde el Gabinete: Fox Colonna.
La renovación del contrato de gerenciamiento estatal del Cine Teatro Español, y la negociación para ponerle fin al conflicto generado en la Orquesta Sinfónica (se está redactando un reglamento para su funcionamiento) son dos cuestiones que Bongiovani resolverá en las primeras semanas del año. Al mismo tiempo, se pondrá en marcha un agresivo plan de actividades culturales populares. Bongiovani no fue al Gabinete, pero funcionará muy cerca del equipo de Gutiérrez.
El otro frente renovador dentro del inicial esquema de trabajo lo comanda el ingeniero José Brillo. Le toca la nada fácil tarea de conseguir, en estos cuatro años, aumentar la incidencia, en el Producto Bruto Geográfico de la provincia, de la producción agropecuaria (sobre todo, la agroexportadora) y del turismo. El primer problema a resolver es el de la crisis de productores de manzanas y peras. El sector sintió el inmediato impacto aliviador de un dólar más competitivo, pero esto no resuelve los problemas –más elementales- de quienes comienzan la cadena, es decir, de los chacareros. La única solución coyuntural posible es una ayuda concreta del gobierno nacional. Fue prometida, y posiblemente se cumpla esta misma semana. Lo de Brillo, sin embargo, va más allá de esta coyuntura: busca sumar valor agregado a la producción, además de aumentar la producción. El plan es relativamente simple, aunque dificultoso en la realización: aumentar la superficie de riego (de 25 mil hectáreas, a 50 mil) y al mismo tiempo instalar plantas industrializadoras, para que la fruta se convierta en productos elaborados y con posibilidades ciertas de comercialización, tanto en el mercado interno como en el externo.
El tercer gran frente de actividad inmediata es el de relación con los gremios estatales, que en Neuquén –tal vez con más fuerza que en otros distritos del país- es clave para sostener la “paz social”, con comillas obligadas por la relatividad del término, que suele no hacer honor a la verdad completa. Esta es tarea del costado más político del Gabinete, con Mariano Gaido, Juan Pablo Prezzoli, Jorge Lara, Cristina Storioni. Desde los gremios estatales hasta los mapuches en vitalicio conflicto para obtener tajadas de la actividad petrolera esgrimiendo la pertenencia a las tierras ancestrales, hay una larga lista de cuestiones que hacer a la paz o al conflicto, o a una combinación dinámica de las dos cosas. El de los maestros de ATEN es tal vez el tema más urgente, considerando que las clases deberán comenzar a fines de febrero. Por ahora, hay negociaciones tensas, que incluyeron una pequeña penitencia: los salarios docentes se pagarán el 7, un día después del Día de Reyes. Si hubo o no intención disciplinante, es posible que no se sepa, pero así se vivió desde el sindicato liderado por Marcelo Guagliardo.
El gobierno, abierto, protagonista, irá sumando gradualmente la otra pata, la legislativa, que lidera Rolando Figueroa. Falta evaluar en la práctica este costado del gobierno, clave para completar el cuadro. No es un enigma, pero hay que esperar, pues será importante para definir el escenario, así como para comenzar a evaluar el rol de la oposición, que repercutirá en ese ámbito.
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