Los últimos intendentes le dieron al parque “Las Acollaradas” una “puesta en valor”, como se acostumbra decir ahora, como pocas veces se vio anteriormente.
Juan Carlos Reina allá por los ´90 pavimentó la vuelta a la glorieta y enterró los adoquines. Juan Carlos Simón junto a la gente que organizaba el encuentro de motos lo iluminó. Y de ahí para acá han sido todas mejoras que hacen que dé gusto atravesar el pórtico y buscar el final del pasaje profesor Cancio.
Pero el puente que une al parque con la isla no se le cambian maderas desde hace mucho tiempo, con lo peligroso que es atraversarlo en las condiciones en que se encuentra.
Durante el gobierno de Simón, cuando se limpió la glorieta y se hizo la pulpería, se gastó un montón de dinero en reformas que no dieron el resultado esperado pero nadie se acordó de las tablas del puente, que con mucho menos se hubiesen cambiado y hoy se notaría.
Bali Bucca suele decir que a él le reclaman lo que a otros gobierno anteriores no, y en algunos casos no le falta razón; pero también es cierto que la responsabilidad de lo que ocurra en el parque (ojalá nunca pase nada), si de accidentes hablamos la respuesta la debe dar el municipio y quien esté a cargo del mismo.
Con poco dinero el problema se soluciona, son varias las tablas a cambiar (todas sería una solución para muchos años), y los nenes que quieren cruzar a la isla como si fuera un juego o un paseo distinto, lo harían sin el peligro que hoy representa que puedan meter un pie en las tablas faltantes o las tablas rotas.
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