En San Antonio de los Cobres desfilan los turistas por el Tren de las Nubes y hay ocho proyectos avanzados para extraer litio, pero la población padece la inflación y las deficiencias de la educación y la salud públicas. El candidato libertario sacó el 63% en las primarias, pero en esta localidad tan católica ha perdido ciertos apoyos por sus críticas a Francisco.
San Antonio de los Cobres, pueblo conocido por el Tren de la Nubes, es la cabecera del departamento salteño Los Andes donde más porcentaje de votos (63%) sacó Javier Milei en las primarias toda la Argentina. Más que el doble que a nivel nacional. Aquí faltan el aire, sobran los turistas y ahora también el litio, no hay carteles del libertario y escasean quienes quieren contarle a la prensa por qué lo eligen.
Uno de ellos es un vendedor de artesanías que peina canas al lado de la estación del Tren a las Nubes, que sale de este pueblo de 6.000 habitantes y por la que en 2022 pasaron 78.000 viajeros. “Estamos hartos de lo que roba Cristina (Fernández de Kichner)”, se limita a soltar. Ninguno de los demás feriantes quiere opinar. Intentan vender gorritos coyas, guantes y medias de lana o muñequitos de llama. Unos turistas compran, otros se descomponen. Un joven se agarra la cabeza, le estalla. Está apunado a 3.800 metros sobre el nivel del mar. Lo mejor es mascar hoja de coca, coquear, como hacen los lugareños. Después todos se suben al tren a carbón para pasear tres horas.
En el Mercado Artesanal hay una charla con alumnos de las escuelas secundarias del pueblo. ¿Todos jóvenes que votan a Milei? Debería ser así si dos de cada tres electores lo escogieron, pero sólo uno se atreve a hablar. “¡Dale, Chino, vos sabés, hablá vos!”, le insisten sus compañeros a Alexis Sulca, un estudiante del colegio técnico de 17 años y apellido quechua. “Hermano menor” o “tío joven” significa Sulca. Alexis, que sale con su bici y sus amigos para almorzar en casa y a la tarde vuelve a la escuela, acepta explicar por qué es uno de los tantos adolescentes argentinos que votan al economista de 52 años.
“Trae nuevas propuestas. Te guste o no, le va a sacar los privilegios a cualquiera que viva del Estado. Los que trabajan van a tener privilegios. Es el verdadero cambio para el país”, arranca Alexis. Cuenta que el principal problema de los pobladores de aquí, al igual que los del resto de la Argentina, es la inflación. “Cada día va aumentando más. ¿Vamos a votar a (Sergio) Massa? Cuando Massa ya es ministro de Economía. Es raro”, se plantea el joven cuya provincia está gobernada por un aliado del candidato peronista, Gustavo Sáenz, del partido Identidad Salteña. “(Patricia) Bullrich tampoco tiene mucho que hacer. No sabe de economía y propuso cosas irrelevantes.”
¿Por qué allí tanta gente prefiere a La Libertad Avanza (LLA)? “Porque no bancamos a ninguno de los otros dos partidos. Nunca funcionaron. La Puna sabe muy bien eso. Y aquí llegó Internet y los jóvenes sabemos quién es Milei”, cuenta Alexis en un pueblo donde no se ve cartelería política de nadie y todo pasa por el celular.
¿Por qué arrasa Milei en ese pueblo beneficiado por el turismo y también por ocho proyectos avanzados de litio que en pocos meses o años comenzarán a producir? Hay minas a dos horas y otras a 12 de camino de montaña, pero San Antonio de los Cobres es el pueblo más cercano. “No lo sé, pero la gente está pasándola mal”, responde Alexis, que se ve con futuro en el ‘oro blanco’ por sus estudios técnicos. “Puedo conseguir una pasantía. El litio está muy emprendido. Pero más allá de eso, ni siquiera lo manejamos nosotros, lo manejan chinos, rusos y esas personas”, completa Alexis. En realidad, empresas rusas no figuran, pero sí dominan las chinas, canadienses y australianas. Habrá que ver cómo evolucionan las inversiones del gigante asiático, muchas de ellas de compañías con participación estatal, si Milei asume el poder y romper relaciones diplomáticas con Beijing.
Si intenta quebrarlas con el Vaticano, como propuso el profeta del candidato libertario, Bertie Benegas Lynch, quizá enfrente el disgusto de más de un paisano de San Antonio de los Cobres. En el mismo Mercado Artesanal de donde salía Alexis, una feriante que prefiere mantenerse en el anonimato cuenta que votó a Milei en las primarias pero no lo volverá a apoyar este domingo: “Es que se metió con el Papa y yo soy muy católica. Lo quiero votar, pero no puedo. Acá hay muchos que votamos a Milei pero no lo vamos a volver a votar porque San Antonio es muy católico”. Pero por las calles otro joven que no se detiene al caminar dice que repetirá el sufragio por el libertario. En cambio, la artesana votará ahora en blanco porque tampoco le gustan Massa o Bullrich. ¿Por qué le gustaba Milei? “Porque es el cambio”, responde. ¿Cuál? “Que no vengan más los bolivianos a recibir planes sociales y atención en el hospital”, contesta. Su discurso antiinmigrante está en las antípodas de la prédica del papa Francisco, pero…
Otra artesana de allí, Carolina Barrios, votó en blanco en las primarias y ahora elegirá a Massa sólo para evitar que venza Milei. “Está contra la Iglesia y yo soy bien católica. Soy catequista y defiendo al Papa y a la Iglesia”, cuenta Barrios. La puestera de al lado también escogerá al candidato de Unión por la Patria (UP) por el mismo motivo, después de haber entrado al cuarto oscuro en las primarias y agarrar una boleta sólo porque decía “Partido Obrero” y sentirse identificada por la denominación. No por nada el ministro candidato le preguntó en el primer debate a Milei si le iba a pedir perdón a Francisco. Quizás los votantes porteños no entendieron la relevancia del asunto. Pero en la religiosa Salta pesa. Y no sólo aquí.
Los padres de Barrios siempre fueron peronistas, pero ella votó en blanco en las primarias. “Mi papá siempre me decía que había que apoyar al peronismo, por el trabajo”. ¿Por qué sus vecinos votan por Milei? “Ellos dicen que votan por el cambio, por que no siga el kirchnerismo, porque Cristina ha hecho esto y lo otro. Dicen que con Milei todo va a cambiar, pero yo creo que no es tan fácil cambiar todo. Hoy el principal problema es económico. Como mi situación: tengo que pagar alquiler en Salta para que mis hijas estudien, tengo que pagarles el estudio, tengo aquí en mi casa otras dos niñas. Para mí es re pesado. Y todos los días suben las cosas. Por eso alguna vez dije ‘voy a votar a Milei’, pero después él no va a cambiar todo”, descarta la artesana antes de ponerse a acomodar suéters de lana. ¿Por qué a pesar de la inflación del 140% elige a Massa? “Puede ser que se detengan ahí nomás los precios. ¿Qué sé yo? Como está haciendo política a full…”.
Marito Viveros tiene en su casa un afiche de cuando él hace diez años fue candidato local de una lista junto con el gobernador Juan Carlos Romero, hoy senador de Juntos por el Cambio, y el sojero Alfredo Romero, ahora postulante de LLA al Parsalur. Allí tiene su estudio de radio desde donde emite un programa semanal en el que repasó las propuestas de todos los aspirantes a la Casa Rosada, pero apoyó explícitamente a Milei. Sostiene que sus vecinos no quieren declarar su apoyo al libertario por temor a que después le demoren cualquier trámite municipal. Viveros también tiene una empresa de provisión de Internet. Él mismo se sube con la escalera a hacer las conexiones. En los últimos tiempos se le fueron los cuatro empleados que tenía a trabajar en el litio.
“Todo lo que uno hace se lo lleva el Gobierno en impuestos, que van a los planes sociales para gente que no trabaja”, arranca Viveros. “No nos alcanza para nada, hay muchas necesidades en lo laboral, lo económico, y eso se ve reflejado en la salud, la educación. Donde vimos un plan de propuestas fue en Milei. Todos pensamos igual, de otra manera que lo actual. Hoy vemos la heladera vacía. Familias que almuerzan, pero no cenan. Nuestros niños no tienen futuro porque la educación es pésima, donde el alumno tiene que pasar de grado porque no puede ser repitente, aunque no sepa leer ni escribir. La salud ya es privada para nosotros porque acá en el hospital no tenemos ni siquiera los mínimos insumos. Si queremos un inyectable, tenemos que comprar nuestra propia aguja. Tenemos que comprar los medicamentos. ¿Dónde está el Estado? Está ausente. Necesitamos libertad de poder expresarnos. Ha pasado en Jujuy, que a mucha gente le tomaron las tierras, y no tienen la libertad de expresión. Siempre hubo presión en momentos de elecciones para votar siempre al oficialismo. Pero Milei habló por todos los que sufrimos acá. No es por enojo que lo votamos.”
Pero San Antonio de los Cobres no es el pueblo más pobre de Salta. No es aquí donde los niños wichíes mueren por desnutrición. Aquello es en el noreste de la provincia, en la llanura. Aquí, con calles asfaltadas, estamos en el oeste, ante los Andes, entre el Tren de las Nubes y la promesa del mineral que activa los autos eléctricos. “Falta más incentivo a que el turista se quede en San Antonio, que sólo viene por unas horas, no pernocta. Además, el Tren de las Nubes es de una empresa de Salta capital”, analiza Viveros, pero esa compañía es provincial.
“El litio es de emprendimientos de empresas extranjeras”, advierte Viveros. “Entonces todos los beneficios económicos que pueda traer se los llevan todo a dos manos a otros países y dejan lo mínimo a nuestro departamento y nuestra provincia. Todo el mundo piensa que en San Antonio de los Cobres, donde está el mineral en bruto, nos tendríamos que estar beneficiando, pero lo vemos reflejado en el hospital. Ya hubo accidentes en el litio, trajeron accidentados acá, pero no tenemos los insumos ni los profesionales. Bolivia y Chile se llevan un gran porcentaje de lo que se extrae en sus países, acá no”, compara Viveros, pese a que los gobiernos de Luis Arce y Gabriel Boric tienen una vocación de cobrar más impuestos que Milei no comparte. “Acá falta desarrollarnos un montón, siendo ricos en minerales.”
La empresa de Viveros no consiguió instalar Internet en los proyectos de litio. “El litio me debería beneficiar, pero no me beneficia porque hay otras empresas como Nubicom y otras de Salta capital, que están impulsadas por el gobierno provincial y consiguen contratos bajo poncho, pese a las condiciones que deberían cumplir”, acusa Viveros. Al final de cuentas, a San Antonio de los Cobres le pasa como al resto de la Argentina: se habla mucho de sus riquezas, quizás no valen tanto como se declama, pero la población termina gozándolas poco.
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