Los equipos técnicos de las diez provincias petroleras reunidas en la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos, entre las que se encuentra Formosa , mantendrán esta semana reuniones con funcionarios del gobierno nacional para avanzar en el ingreso de los Estados productores al capital social de la petrolera YPF.
Formosa no será la excepción a esta actitud ya que en el lenguaje petrolero, el valor de una empresa lo constituye mucho más su capacidad de producción de hidrocarburos, los plazos de sus concesiones y su capacidad para extenderlas antes que sus edificios, vehículos o maquinarias.
Por eso la extensión de licencias para explotar los yacimientos es un movimiento estratégico para ambos lados del escritorio: si bien los gobernadores se ahorrarán cualquier tipo de erogación, YPF consolidará su mayor activo, a tal punto que podría mejorar su perfil económico y financiero.
Instrumentos
La instrumentación será a través de acuerdos bilaterales entre cada una de las provincias y la Nación. Los gobernadores dueños del petróleo se pusieron de acuerdo en los criterios que utilizarán para repartirse cerca del 25% de la empresa.
En primer término, se tomarán en cuenta las reservas, y en segundo lugar, la producción. Eso arroja, según los borradores que manejan sus equipos, que Neuquén se quedará con la mayor porción de las acciones, seguida por Chubut, Santa Cruz y Mendoza.
La ley de nacionalización de YPF establece que un 51% de la empresa quedará en manos del Estado. De esa porción, un 49% deberá pasar a manos de las provincias productoras de hidrocarburos. Es un 25% de la empresa.
Se trata de una iniciativa que interesa por igual tanto al presidente y CEO de la compañía, Miguel Galuccio, como a los gobernadores, si bien por motivos diversos. El primero considera que la normalización societaria de la empresa es un paso impostergable para comenzar a recomponer su imagen en el mundo de los negocios y, en especial, de las finanzas, mientras que los segundos comenzarán a notar cómo se materializa el esfuerzo político que realizaron con el apoyo a la nacionalización.
El final del camino arrojará una composición heterogénea para el capital de YPF: el gobierno nacional y las provincias se quedarán con el 51%, la española Repsol mantendrá el 11,8%, el magnate mexicano Carlos Slim retendrá el 8,4%, un 3,6% se lo quedará el banco brasileño Itaú y el resto quedará en manos de inversores atomizados.
Comentá la nota