La provincialización de la política y la fuerza de los gobernadores

La provincialización de la política y la fuerza de los gobernadores

Mandatarios provinciales de Juntos por el Cambio llegaron a las gobernaciones con amplias estructuras electorales que buscarán mantener con una campaña local que permita, siempre que haya voluntad, acuerdo distritales con La Libertad Avanza.

Por

CARLA PELLIZA

 

Ante la fragmentación del mapa político opositor, los gobernadores aliados al gobierno nacional provincializarán las elecciones del año que viene. Los comicios para recambiar la composición parlamentaria son más locales que federales, permitiendo avanzar con alianzas distritales sin necesidad de comprometer al partido ni empujarlo a tomar decisiones orgánicas.

 

Gustavo Valdés, en Corrientes, es el dirigente más complicado por estas horas, no sólo por la proximidad de las elecciones ejecutivas en su provincia, sino por el caso de la desaparición de Loan que, acusó, está siendo utilizado políticamente por ciertos sectores para adelantar la ida ciudadana a las urnas. 

El mandatario mantiene una feroz interna con el ex gobernador, Ricardo Colombi, con quien se disputa la conducción del Comité local de la UCR, cuyas elecciones se harán en tres meses. Valdés quiere presidirlo y, al año que viene, continuar con su hermano la comandancia de la provincia.

Valdés está acompañado por una importante porción del partido, aunque en silencio, y pares provinciales, también por lo bajo. Sin embargo, la desconfianza es total, y fue lo denunciado por el gobernador que miró con recelo a ciertos sectores de la UCR como del PJ.

Abstrayéndonos de la situación coyuntural, en Corrientes como en el resto de las provincias, hay alianzas político-electorales demasiado amplias como para que ninguno se la juegue brutalmente por una sola forma de ver la realidad. Hay una suerte de equilibrio ideológico, discursivo y de gestión para no dañar las relaciones con ninguna de las otras fuerzas que le dieron estructura al gobierno de turno.

En las provincias, gobiernan frentes provinciales, no un partido político único. En un momento en que lo local pesa más que la orden nacional, los distritos cobraron una relevancia suprema. Ya no existe la orden vertical desde la cabeza del partido, cada mandatario es su propio jefe político y cada uno tiene su representación en el Congreso para negociar. También, cada uno demanda tratos individuales con el Ejecutivo nacional. La fragmentación es fuerte, así como la identidad de cada latitud.

En el caso del PRO, la fusión con La Libertad Avanza no aparece como una opción potable porque, por el contrario, espantaría a algunos aliados. De todos modos, no se descartan alianzas electorales. Hay distritos en los que se está conversando y dirigentes más cómodos que otros para avanzar en ese sentido.

Las discusiones electorales no son algo que se plantee públicamente. Una de las figuras centrales en esa misión es Karina Milei, que es el nexo estratégico con las provincias. Jorge Macri se lleva muy bien con la secretaria general de la presidencia, pero por ahora no se habla del armado para el año que viene. Mauricio, el primo del jefe de Gobierno, está en una situación contraria, la hermana del jefe de Estado no lo quiere nada. Por eso, las diferentes actitudes entre los dos hombres del PRO en la pelea por la coparticipación porteña.

Milei retiene, según analizó un consultor, el 80% de los votos de Juntos por el Cambio, con una caída “estrepitosa” del PRO como oferta electoral. Según algunos números que viajan por escritorios, si la elección fuera hoy no alcanza los dos dígitos. Esa delicada situación afecta a la Ciudad de Buenos Aires, con algunos dirigentes pesimistas que ya contemplan la posibilidad de una derrota en el distrito madre de los amarillos.

El macrismo no puede darse el lujo de perder la CABA, ya que sería un golpe simbólico importantísimo, de ahí la ferocidad de Mauricio con la coparticipación. Según se resolvió, la Nación empezará a pagar el porcentaje que ordenó la Corte, pero sin abonar la deuda desde septiembre de 2020, que todavía seguirá siendo reclamada.

Ante esta situación, otros gobernadores va a empezar a exigir más fondos para sus provincias. Era uno de los temores del gobierno durante la negociación, pero al PRO no le interesó ese argumento, el cual echó por tierra al esgrimir un fallo del máximo tribunal de Justicia del país: no es un acuerdo político, es una orden y no respetarla sería fatal para la credibilidad de la Casa Rosada. De todos modos, no lo harán todos. Un aliado de la Rosada se despegó de la posibilidad de una avanzada por recursos.

En Juntos por el Cambio, de los 10 mandatarios provinciales propios, siete representan lo nuevo, la renovación en sus distritos después de, en general, varios años de mandato peronista. Ellos son los que tienen más presión sobre sus espaldas para retener los distritos, primera prueba de fuego para poner en valor su gestión. Comparten, además, electorado con La Libertad Avanza.

En las provincias, hay solapamiento de votantes entre la imagen de los gobernadores y de Milei, lo que dificulta algunos movimientos. Por eso, un frente provincial abre la puerta a hacer un acuerdo con La Libertad Avanza, siempre que haya voluntad, para sortear ese escollo.

Las provincias tienen la estructura para hacerlo. En Corrientes existe Eco + Vamos Corrientes, con 33 partidos políticos en su armado. En Juntos por Entre Ríos, provincia comandada por Rogelio Frigerio, hay otras tres decenas y en Despierta Chubut, distrito de Ignacio Torres, otros diez. Salvo Jorge Macri, los dirigentes PRO tienen una base amplia para incluir sin muchos ruidos.

Como en Corrientes, otros distritos radicales manejan la misma herramienta. Ni del PRO ni de la UCR, en San Juan y San Luis gobiernan dirigentes de terceras fuerzas parte de la misma alianza con sus correspondientes herramientas: Unidos por San Juan y Cambia San Luis. Cintura aceitada para poder acordar con más fuerzas políticas.

Cambia Mendoza, provincia donde manda el halcón Alfredo Cornejo. En este tiempo, fue perdiendo algunos miembros. El más estruendoso es el de Hebe Casado, su vice del PRO, que perdió la interna en manos del armado de Omar de Marchi, que abrió su propio frente, la Unión Mendocina. Formalmente, la conducción amarilla está en otro lado. Pese a la cercanía del gobernador mendocino con La Libertad Avanza, todavía no hubo contactos con el Ejecutivo nacional para avanzar en una posible alianza el año que viene.

En Jujuy, algo similar. Existe el Frente Cambia Jujuy, con doce miembros, o Santa Fe, con Unidos para Cambiar Santa Fe, con 14 partidos integrantes. En Chaco sí existió Juntos por el Cambio como paraguas electoral. Allí, hace dos meses estuvo la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que se reunió con el referente de La Libertad Avanza (LLA), Alfredo ‘Capi’ Rodríguez. Según narró el dirigente ella aseguró que el año que viene van a ir “todos juntos” porque si no “el cambio no viene, y el cambio viene si estamos todos juntos".

Todavía no hay números serios sobre la capacidad de Javier Milei de trasladar el voto a quienes quiera que sean los candidatos locales para ocupar bancas en el Congreso. El nombre del presidente no estará en la boleta para traccionar y el año pasado demostró que él es la marca. Sin su presencia, fue imposible cosechar éxitos en otras latitudes. Ahora gobierna y en el oficialismo, como en los aliados carnales, se piensa que la gente votará el proyecto sin importar el nombre que esté en la papeleta.

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