Protestas convergentes en Plaza de Mayo: el rechazo al gobierno de Milei toma fuerza

Protestas convergentes en Plaza de Mayo: el rechazo al gobierno de Milei toma fuerza

Distintos sectores se unieron en la Plaza de Mayo para protestar contra el gobierno de Javier Milei. Universitarios, trabajadores de la salud y jubilados presentaron reclamos en conjunto, evidenciando un rechazo amplio a las políticas del presidente. La oposición política aún no capta la magnitud de este malestar social.

Por

NICOLÁS LANTOS

Pasaron sólo diez meses de gobierno y es probable que Javier Milei ya no pueda salir al balcón que da a la Plaza de Mayo sin recibir insultos. Hay cosas que se rompieron y son difíciles de reparar. La novedad más relevante de las últimas horas, sin embargo, tuvo que ver con la confluencia de distintas protestas que coincidieron frente a la casa de gobierno con un reclamo unificado.

Más de cien clases públicas se llevaron a cabo durante el día de ayer en la Plaza de Mayo, en el marco del conflicto por el financiamiento universitario, que sigue con medidas de fuerza en todo el país. Trabajadores de la salud del Garrahan, Bonaparte y Posadas, entre otros hospitales públicos, llegaron por la tarde. Hubo jubilados que también participaron de la protesta.

Esa coincidencia en la calle es reflejo de otra, más profunda, que comienza a cuajar en la sociedad argentina: un rechazo al gobierno de Milei no ya por un hecho puntual o una medida en concreto sino por una impugnación más amplia de todo lo que hace y representa. Reclamos sectoriales, que existieron desde el primer día, rompen los compartimentos que los separaban.

Esa convergencia de lo particular a lo común es el campo en el que opera la política. La sociedad da signos de estar lista para empezar a escuchar propuestas alternativas y hasta antagónicas a la del anarcocapitalismo timbero que ofrece este gobierno. Es un reclamo que surge desde abajo y todavía no encontró eco en una dirigencia que, con excepciones, no está prestando atención a lo importante.

Un ejemplo claro: en abril, cuando fue la primera marcha federal universitaria, con más de un millón de personas en todo el país, eran comunes los relatos en los medios sobre cómo los estudiantes no terminaban de comulgar con las medidas de fuerza que impulsaban los sindicatos o rectorados. Seis meses y un centenar de facultades tomadas más tarde, se hicieron protagonistas de una lucha histórica.

La entrega de los premios Martín Fierro al cine nacional también permitieron apreciar una novedad. En Agosto cuando se entregaron los premios Sur, hubo varios discursos de reclamo al gobierno, pero todos respecto a las necesidades puntuales de la industria audiovisual. Un escenario muy diferente al de esta semana, cuando se colaron otros reclamos y se expresaron con mayor crudeza.

En un hecho inédito, subió a recibir un premio por la película Puan el exdecano de Filosofía y Letras de la UBA, Ricardo Manetti. Por su parte, Leonardo Sbaraglia, protagonista de esa película, pidió “seguir defendiendo la educación pública, a la ciencia y a la cultura”. Hasta Mirtha Legrand fue enfática al pedir por el INCAA. “El cine argentino es el más importante en habla hispana. Tenemos que mantenerlo”.

La idea de Milei blindado a prueba de todo tambalea. Las críticas llegan de sectores cada vez más amplios y diversos. Existe la demanda de una oposición más efectiva para poner un freno a las políticas destructivas del gobierno y más creativa respecto a lo que venga después. Los dirigentes que interpreten este mensaje tendrán más chances de prosperar en los tiempos difíciles que hay por delante.

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