El presidente interino fue proclamado ganador a pesar de las denuncias de fraude; Capriles convocó a cacerolazos y fue acusado de golpista; el frente externo, dividido
Por Daniel Lozano |
CARACAS.- Venezuela quedó ayer partida en dos y mirándose a cara de perro, con una tensión como no se sentía desde hacía una década. Tras un día intenso, en medio de una crisis política de envergadura provocada por el ajustado resultado de las elecciones (una diferencia de sólo 1,5 puntos), la "arrechera" (enojo) del país opositor estalló en un monumental cacerolazo, que se oyó de punta a punta del territorio.
"Nosotros ganamos. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció un resultado muy cerrado. Pedimos nuestro derecho a que cada voto sea contado", había afirmado Henrique Capriles ayer a la madrugada, antes de convocar a marchas de "resistencia pacífica" hoy y mañana en las calles.
El chavismo, asustado ante la exigencia del recuento del 100% de los votos, cerró filas y movió sus fichas. A media tarde y de forma precipitada (48 horas antes que en octubre del año pasado), el CNE proclamó presidente a Nicolás Maduro. Una decisión institucional de alto contenido político, especialmente después de que la presidenta del ente electoral dejara muy en claro que no se va a repetir el escrutinio, pese al compromiso del propio Maduro anteanoche. Un compromiso que incluso fue pactado por ambos candidatos. En una conversación telefónica de 15 minutos la noche de las elecciones, Maduro y Capriles habían llegado a un acuerdo, hoy incumplido por el oficialismo, según adelantó el propio líder chavista y confirmó el comando opositor.
"Cumpliré con el legado de Chávez", clamó Maduro en un discurso de absoluta confrontación. Ante todas las autoridades del Estado y sus compañeros políticos, Maduro acusó de "golpismo" a Capriles y adujo que la oposición "está ahorita con ganas de matar". Exhibiendo un crucifijo pegado a una imagen de Chávez, Maduro cargó contra los "líderes del odio". "El odio es un delito y vamos a combatirlo", amenazó el heredero de Chávez.
Maduro prosiguió su descarga contra la oposición ya en el Palacio de Miraflores, fungiendo como jefe de Estado. "Sabemos que [el dirigente opositor] Leopoldo López contrató a un grupo de motorizados y quiere vincularlos con un grupo que sale a garantizar la presencia del pueblo en la calle. Los contrató y tiene preparada una emboscada en las horas que están por venir", acusó en uno de sus habituales galimatías lingüísticos.
En unas pocas semanas, Maduro acusó al "enemigo imperialista" de inocular un cáncer a Chávez, a la "oligarquía" venezolana de tramar una "guerra económica" contra el Estado, a saboteadores de provocar apagones eléctricos, a grupos de mercenarios salvadoreños y paramilitares colombianos de preparar atentados, y a ex dirigentes estadounidenses de planear magnicidios contra él mismo.
"No vamos a permitir una sola violación de la ley. Mano dura contra el golpismo. Mano firme, esté donde esté, llámese como se llame", volvió a amenazar.
La orden de no realizar el conteo partió, una vez más, de Diosdado Cabello. "No vamos a contar voto por voto, es un caprichito de la burguesía", ordenó el presidente de la Asamblea Nacional y líder del ala militar del PSUV, marcando la hoja de ruta del oficialismo para los próximos días y desdiciendo al propio Maduro.
"Aquí no hay ninguna duda de quién ganó: Maduro. Es una victoria clara, limpia y moral frente a la guerra sucia, económica, el sabotaje eléctrico, además del profundo dolor por la muerte de nuestro comandante", añadió el canciller, Elías Jaua.
El oficialismo buscó de inmediato legitimidad internacional, apoyándose en sus habituales aliados: Cristina Kirchner, Rafael Correa, Evo Morales, Raúl Castro y Vladimir Putin, entre otros presidentes.
Casi todo el país se frotaba ayer los ojos, tras comprobar cómo el gran favorito ganaba in extremis las elecciones presidenciales más reñidas de la historia del país. La mínima victoria del "apóstol del comandante perpetuo", por sólo 1,77% de los votos, pero sacudida por 3000 denuncias de distintas "irregularidades" del oficialismo sumió al país en la incertidumbre total cuando sólo pasaron 41 días desde la muerte de Chávez.
Los militares, aliados del chavismo, mantuvieron un rol muy activo durante las elecciones para mantener la situación bajo control. Incluso, anteanoche, un colaborador del comandante Wilmer Barrientos, el militar encargado del Plan República, se habría reunido con Capriles en la sede del Comando Simón Bolívar, según reveló la agencia AP, que citó a un allegado del líder opositor. Eran momentos de tensión, en los que se buscaban acuerdos para bajar el nerviosismo.
En sólo seis meses, Maduro dilapidó la confianza de 650.000 electores y perdió los 17 puntos de ventaja con los que partía tras la muerte de su líder. Todo se empezó a torcer con sus "visiones": Chávez se le apareció en forma de "pajarito chiquitico" para anunciarle la gran victoria.
Al final, el ya famoso pajarito se equivocó. Maduro fue mezclando error tras error. Equivocó ciudades y estados, se calzó ridículos sombreros con pajaritos pegados a su copa, inventó conspiraciones imposibles?
En el otro lado del cuadrilátero político, Capriles perdió la inocencia y endureció su discurso para denunciar los problemas económicos y sociales que asolan a Venezuela. Primero recuperó a los opositores todavía noqueados por las dos derrotas del año pasado y luego convenció a casi 700.000 chavistas "light" hasta alcanzar 7.298.491 votos y el 48,97%. Un resultado histórico para la alianza democrática. El discurso del líder opositor, tan firme y enérgico como a lo largo de una campaña que ya pasó a la historia política de América latina, contrastó con el titubeante de Maduro, que parecía un boxeador al borde de la cuenta de diez.
Un resultado con el que Capriles no se conforma: "Esta lucha no ha terminado, yo no pacto con la ilegitimidad", denunció el líder opositor tras conocerse los resultados.
Los reconocimientos internacionales no amedrentaron a Capriles, empeñado en que el gobierno no pase la página. Incluso, contó con una ayuda inesperada, que se imaginaba imposible de estar vivo Chávez. José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), mostró "su respaldo a la iniciativa" para "realizar una auditoría y un recuento completo" (ver página 5). Estas palabras fueron duramente criticadas por Jaua.
Más tarde, Maduro responsabilizó a Capriles del incendio de dos sedes del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y llamó a la población a defender la paz en la calle con movilizaciones hoy y mañana.
"Quemaron la casa del PSUV en el estado Anzoátegui y en Táchira con gente adentro", dijo Maduro. "¿Ésa es la Venezuela que tú vas a promover candidato perdedor? Tú eres responsable de esta quema, y si hay heridos o muertos, tú eres responsable", afirmó, dirigiéndose a Capriles.
"Convoco a todo el pueblo de Venezuela a una gran movilización en Caracas. Me quiero juramentar frente al pueblo, frente a millones. Los invito a una gran movilización del amor, de la paz de la victoria popular", arengó.
Pero a esa hora, el único grito se asemejaba a una tormenta metálica, a cacerolazo limpio, en la gran mayoría de los barrios caraqueños. La noche acabó igual que fue el día: con las dos Venezuelas enfrentadas.
La región, entre el apoyo y la duda
CRISTINA KIRCHNER
Felicitó por Twitter a Maduro y pidió respetar el resultado; irá el viernes a Venezuela para la asunción
Cuestionamientos
Estados Unidos y la OEA exigieron un recuento de los votos; tampoco España reconoció al ganador
Apoyo de los aliados
Cuba, Bolivia y Ecuador celebraron el "triunfo" de Maduro; Brasil lo felicitó y pidió respetar el resultado
Dos visiones del resultado electoral
Maduro y Capriles cruzaron fuertes críticas
NICOLÁS MADURO
Presidente electo
"Quien pretende vulnerar la mayoría de la democracia está llamando a un golpe de Estado"
"Mayoría es mayoría y debe respetarse; en la democracia no se pueden buscar emboscadas"
"Están buscando la violencia, cuidado con un infiltrado que vaya a disparar. Llamo a la prudencia"
"Soy el primer presidente chavista después de Chávez y voy a cumplir su legado plenamente"
HENRIQUE CAPRILES
Líder de la oposición
"Si usted corre a proclamarse, será un presidente ilegítimo, y así lo anuncio al mundo y a Venezuela"
"Esta crisis que hay en el país se resuelve contando voto a voto, así tiene que ser la democracia"
"No podemos hacer la vista gorda. Vamos a luchar por el país con paz y con firmeza"
"Le pido al pueblo venezolano que agarre su cacerola, que le den ahí duro, para que se oiga su voz"
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