Diputados aprobaría la ley bases el lunes, pero la sanción no está garantizada. Hartazgo de aliados y liberales. Apoyos que crujen y la ofrenda para Elon Musk.
Por Gabriela Pepe.
Este lunes, cuando la ley ómnibus llegue por segunda vez al recinto de la Cámara de Diputados, nadie tendrá garantías de cuál será el resultado final del debate. Entrampada entre la decisión de darle “herramientas” al presidente Javier Milei, las objeciones que genera el mismo proyecto y las dudas sobre la viabilidad del Gobierno, la oposición definirá a último momento cómo inclina la balanza.
Aun cuando la ley bases lograra pasar de fase y llegara, finalmente, al Senado, el establishment político y económico da muestras de agotamiento, ante la sensación de que el país está trabado en la discusión, mientras se desacelera la inflación, pero empeoran todos los indicadores de la economía real.
La histórica marcha que protagonizó el martes el movimiento estudiantil, en el tramo final de las negociaciones por la ley bases, envalentonó a la oposición más dura y colmó la paciencia de la dirigencia que dio hasta ahora muestras de su clara voluntad de colaboración. Hasta los diputados del PRO más predispuestos a ayudar al Gobierno contemplaron, incrédulos, el mal manejo político de la crisis universitaria por parte de la Casa Rosada.
“La mezcla de soberbia con ignorancia es letal”, se quejó un dirigente del PRO que habló con funcionarios de primera línea del Poder Ejecutivo y se lamentó por la reacción del Presidente frente a la masiva convocatoria que inundó las calles de todas las ciudades del país. “Estos muchachos no conocen de historia. La crisis estudiantil fue el comienzo del fin de dos gobiernos, el Cordobazo y el de Fernando De la Rúa. No saben dónde están parados”, se quejó otro interlocutor de Balcarce 50.
El reclamo universitario fue masivo en todo el país y obligó a Javier Milei a dar marcha atrás.
Además de la respuesta en la calle, los números indican que, esta vez, el Gobierno eligió mal a su enemigo. Según la consultora Poliarquía, las universidades públicas son la institución que mayor confianza genera entre los argentinos. “No es lo mismo enfrentarse al Congreso, los sindicatos, los partidos políticos, la Justicia o los medios de comunicación que hacerlo contra las universidades y la educación”, dijo el director de la consultora, Alejandro Catterberg.
“Las Universidades Públicas son la institución que mayor confianza genera entre los argentinos. Hay un ideal social en la educación pública, más allá del desprestigio de los dirigentes políticos que la defienden. No es lo mismo para Javier Milei… pic.twitter.com/o2LW2UHJXL
— Poliarquía (@Poliarquia_) April 24, 2024
La marcha atrás que dio Milei en su discurso un día después de la convocatoria fue la admisión del error. El Presidente pasó de decir que la universidad pública generaba “disonancia cognitiva” y “lavado de cerebro” a hablar de una “causa noble” en la defensa por parte de la sociedad. No hay que ser genio para saber que la marcha convocó, también, a votantes de Milei. Fue especialmente llamativo su carácter federal y la asistencia en provincias como Córdoba, donde el libertario arrasó en votos.
Algunos encuestadores que trabajan para el Gobierno medirán este fin de semana el impacto del desaguisado en la opinión pública. Por lo pronto, el reclamo universitario copó la agenda de medios y redes y hasta empujó a la vereda de enfrente a comunicadores y dirigentes afines al libertario, que pusieron el ajuste a la universidad pública como límite de su apoyo. Nadie pudo tapar el sol con la mano. En medios oficialistas hubo quienes apuntaron por el “grave error político” contra el asesor presidencial Santiago Caputo, de viaje en España. El Presidente quedó solo en la batalla cultural que pretende terminar con todas las vacas sagradas de la Argentina.
La #MarchaFederalUniversitaria ya es el tercer evento con más impacto durante el gobierno de #Milei al alcanzar las 1.3 millones de menciones en 24 hs🔥 pic.twitter.com/zD8LHZXeJ4
— Ad Hoc (@AdHocOK) April 24, 2024
El hartazgo de los aliados
A la distancia, Caputo estuvo encima de las complejas negociaciones por la ley bases, recibió reportes y se comunicó con gobernadores para asegurarse apoyos. “Calmala a tu diputada”, le dijo a un mandatario del Norte Grande sobre los reparos que puso una legisladora en el tratamiento del proyecto.
En el Congreso, las conversaciones estuvieron a cargo del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y del vicejefe de Gabinete, José Rolandi, que pasó los últimos días instalado en el Palacio Legislativo como voz autorizada del Ejecutivo en el diálogo con la oposición. Rolandi, que responde a Nicolás Posse, fue el encargado de aprobar y rechazar propuestas y sugerencias que planteó la oposición dialoguista.
Menem y Rolandi fueron los destinatarios de la furia de Miguel Ángel Pichetto por la sorpresiva inclusión de la reforma laboral en el borrador que recibió el domingo pasado por la noche. “¿Qué hicieron, nene?”, le dijo a Menem, sobre los 58 artículos que el Gobierno metió de sopetón en el proyecto, a pedido del sector del radicalismo que conduce Rodrigo De Loredo. Después habló con Rolandi. “Si no sacan esto, no la voto”, amenazó el titular del bloque Hacemos Coalición Federal (HCF). Al final, la reforma laboral se redujo a 16 artículos y dejó afuera los puntos más críticos, que restringían al máximo las acciones gremiales y habían generado mayor alarma en la CGT.
Pichetto mostró en público su molestia el martes en un evento de Adcap Grupo Financiero, donde fue invitado junto a Guillermo Francos. Aunque recibió elogios personales, el ministro del Interior tuvo que escuchar un rosario de críticas al Gobierno. Pichetto acusó a la Rosada de correr el arco permanentemente y de hacer cosas “ridículas”, como lo que sucedió con la reforma laboral.
La discusión no está cerrada. La central obrera intentará que el lunes se introduzcan nuevas modificaciones en el recinto y ya empezó a trabajar para que el peronismo rechace varios artículos en el Senado, donde tiene mayor peso. El Gobierno dice que ya no tolerará más cambios. Si eso sucediera, el proyecto volvería a Diputados. Sería un golpe letal para el Gobierno, que necesita mostrar urgente un resultado político a los potenciales inversores.
El RIGI, corazón de la ley
Además de los reparos por el capítulo laboral, la discusión se espesó en los últimos días en relación al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), sobre el que advirtieron la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra), que empezaron a contactar diputados para pedirles el voto negativo.
Hasta la UIA, encabezada por Paolo Rocca, aliado clave del Gobierno, plasmó su desacuerdo en un comunicado que publicó el viernes. Dijo que el RIGI “coloca a los proveedores locales en una situación de desventaja frente a los productos importados”. Adimra le envió una carta el ministro de Economía, Luis Caputo, en la que dijo que “atenta directamente contra la industria nacional y las pymes”. El régimen establece beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios para inversiones mayores a 200 millones de dólares.
En el marco de encuentros con representantes del Poder Legislativo, recibimos a diputados del bloque de la UCR para tratar el proyecto de ley “Bases” y acercar las propuestas e incentivos que creemos necesarios para un desarrollo federal y competitivo. pic.twitter.com/KubRh8pdRr
— UIA (@UIAok) April 25, 2024
“Se acordaron tarde”, se lamentaron diputados de los bloques dialoguistas. El peronismo rechaza el régimen de cuajo. Las diputadas Margarita Stolbizer y Mónica Fein, de HCF, plantearon su propuesta alternativa en su dictamen de minoría. Propusieron un régimen especial para las inversiones productivas, en general. Antes lo hablaron con el Ejecutivo. Rolandi les dijo que la idea era buena, pero “para otro momento”.
El Senado ya está en alerta con el tema. En el peronismo creen que el RIGI no pasará la prueba de fuego de la Cámara alta. Se trata de la mayor apuesta del Gobierno. La "lluvia de inversiones" que espera Milei, según dio a entender el jueves el economista Emmanuel Álvarez Agis en una entrevista en Radio Con Vos. “Milei está bajando la inflación y ahora está esperando que le lluevan las inversiones que no le llovieron a Macri”, dijo. El RIGI apunta a sectores estratégicos de la economía, como la explotación minera. Milei quiere darle la noticia de la aprobación al magnate Elon Musk, interesado en el litio.
El régimen cuenta con el apoyo de las provincias que forman parte del triángulo del litio, Catamarca, Salta y Jujuy, pero tiene el rechazo de las industriales, como Santa Fe. El gobernador Maximiliano Pullaro ya alzó la voz por pedido de la Federación Industrial de Santa Fe (FISFE), que advierte por la competencia desleal. El régimen tampoco convence a Córdoba y Entre Ríos.
La paciencia de la araña no es de chicle
Si los aliados perdieron la paciencia, también algunos propios. El miércoles, Milei terminó de ahuyentar incluso a los liberales que lo apoyaron en un principio pero que osaron marcar críticas a su programa económico. Se burló de todos en la cena de la Fundación Libertad. “Cualquiera que opina diferente pasa a ser directamente enemigo de Milei”, dijo el viernes Roberto Cachanosky, uno de los ridiculizados por el Presidente. Entre economistas de renombre, insospechados de peronismo, empezó a crecer la convicción de que los dichos y la política que encarna el Presidente se inscriben lisa y llanamente “en el fascismo”.
“Los mercados extranjeros están exultantes, pero en Argentina se empezó a generar un consenso interno en el establishment de gente que piensa muy diferente y cree que este plan no resiste. Ahora son todos amigos”, le contó a Letra P un hombre de los mercados que participa de las charlas y advierte que el gobierno empezó a borrar la grieta kirchnerismo/antikirchnerismo. Le reconocen, sin embargo, un aporte central: ya nadie duda de que había que ordenar las finanzas públicas.
Atento al clima pesimista reinante en el establishment y en la calle, a partir de la rebelión estudiantil, el peronismo aprovechó para pedir una sesión especial para voltear el mega DNU 70/2023. El jefe del bloque, Germán Martínez, viene hace semanas tejiendo acuerdos con los demás bloques para conseguir el cuórum. Los bloques dialoguistas le pidieron tiempo hasta después de la aprobación de la ley bases. Los dialoguistas quieren que el Presidente deje usar al Congreso como excusa para explicar la crisis y sacarse la discusión de encima de una buena vez.
A pesar del malestar social, los números de las encuestas todavía juegan para Milei. La semana pasada, un estudio de Inteligencia Analítica mostró que el Presidente se mantiene a flote, aún con el 70% de los encuestados en contra del recorte presupuestario a las universidades. Entre casi 15 mil casos consultados, el 45,7% dijo que el responsable principal de la crisis económica del país es el gobierno de Alberto Fernández, mientras que el 30,8% señaló como culpable a Milei, que mantiene un 43% de imagen positiva y otro número casi idéntico de negativa.
La encuesta de Inteligencia Analítica muestra que la sociedad todavía responsabiliza al peronismo por la crisis.
Otros muestran la misma estabilidad y un cambio claro en la grieta, de kirchnerismo/antikirchnerismo a Milei/anti Milei. La medición que hicieron en marzo el Grupo de Opinión Pública (GOP) y Trespuntozero le dio a Milei un 50,1% de imagen positiva En abril, un 50,1% de los encuestados respondió que sí ante la consulta sobre si “hay que seguir aguantando la crisis y que gobierne Milei”, mientras que un 38,6% dijo que prefería que volviera el peronismo. La pregunta es cuánto aguanta el consenso a caballo de la crisis.
La encuesta de GOP y Trespuntozero muestra que el presidente Javier Milei todavía tiene apoyo de la mitad de la sociedad a pesar de la crisis.
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