Aún no se conocen las conclusiones de una reunión para establecer el modo de control que proteja a los compradores.
Sin dudas, el control de esas balanzas tipo “Roma”, es un vacío social en el que caen los desprevenidos consumidores. Funcionarios provinciales y municipales se tiran la pelota y pelean por delegar las responsabilidades unos en otros. Ante las quejas recurrentes, organizaron una reunión entre ambas partes, de la que aún no se conocieron resultados.
Sobre los controles a las balanzas, la Defensoría del Consumidor provincial no respondió a la consulta de El Tribuno, aunque cargó la responsabilidad sobre la Dirección de Control de la Municipalidad de Salta, que a su vez, culpó a la Subsecretaría de Defensa del Consumidor, la que finalmente echó un poco de luz a la situación y le devolvió la responsabilidad al Gobierno provincial.
Como un camino inexorable de la burocracia estatal nadie controla cómo se vende la fruta de estación en la calle.
Para los fruteros del centro de la ciudad, la aplicación de la ley 19.511 de Metrología Legal, que controla que las balanzas estén funcionando correctamente, no existe.
Entonces venden “cualquier fruta”, con total impunidad, en una zona liberada.
El secretario de Defensa del Consumidor, Santiago Godoy (h) manifestó que “el control que venimos realizando desde el inicio de nuestra gestión tiene como fin primordial dar seguridad a los consumidores del correcto funcionamiento de las balanzas comerciales”.
A eso lo dijo a mediados del mes pasado cuando comenzaban a controlar las balanzas de los comercios del centro y de los supermercados; pero de los carros nada dijo.
Lo cierto que nadie puede responder con certeza quién es el responsable de controlar las balanzas de los ambulantes.
Los empleados murmuraron que habría una reunión con el subsecretario de Control Comercial de la Municipalidad de la ciudad de Salta, Marcelo Scarponetti, por el tema.
El Tribuno consultó al municipal quien dijo que sí tuvieron un encuentro con Godoy pero primero se encargó de aclarar que no le corresponde a la Municipalidad capitalina la verificación de los aparatos de medición.
“La autoridad de homologación de las balanzas es el Instituto Nacional de Tecnología Indistrial (Inti) y el Gobierno de la Provincia es la encargada de realizar los controles”, dijo Scarponetti.
Consultada también la subsecretaria de Defensa del Consumidor, María Pía Saravia, que con paciencia explicó que la única oficina que tiene la facultad de controlar, verificar y sancionar es la de Santiago Godoy hijo.
“El Municipio no puede sancionar ni sacar multa alguna”, dijo la funcionaria.
Visto de este modo, los trabajadores ambulantes tienen todas las zonas liberadas para estafar porque las autoridades recién están organizando las primeras reuniones para coordinar cómo se las ingeniarán para hacer cumplir la ley 19511 que regula los instrumentos de medición de peso. O esperarán a que el consumidor normalice la estafa y no reclame más.
Violencia de los ambulantes
Aunque asegura que el tema de las balanzas no le incumbe, el Municipio aceptó trabajar para establecer acciones concretas contra las estafas por el peso de los productos que se venden en las calles de la ciudad. Sucede que los trabajadores municipales de Control sufren diariamente la violencia de los ambulantes.
“Nosotros respetamos el trabajo de todos. Por eso propusimos organizarlos (a los fruteros), censarlos y de alguna manera mejorar sus condiciones laborales. Un grupo adhería pero hay otro que directamente nos dijeron que no quiere saber nada y se ponen muy violentos”, dijo Scarponetti. Y el funcionario hizo referencia a lamentables hechos de violencia, de hace dos semanas, que terminaron con la intervención de la Policía de la Provincia y hasta de la división Criminalística.
“Además de reunirnos con Godoy también tenemos previsto otro encuentro con Silvester (ministro de Seguridad) para establecer un trabajo coordinado y contundente porque es la única forma de que se deje de estafar a la gente”, concluyó el secretario de Control Municipal.
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