Barbeito y Arriaga, en campaña por la Gobernación y acompañados de Saiz, se comprometieron a que las obras en La Visera estarían listas en septiembre. ¿Pasará lo mismo con el puente de la Isla Jordán?
Dos meses después, nadie puede afirmar a ciencia cierta cuándo el equipo de fútbol más importante de la Patagonia volverá a utilizar su cancha.
En las charlas de café de la ciudad, muy propensas siempre a tener al Albinegro en el centro de la escena, ya ni siquiera se discute si fue acertado resignar el verde natural por uno artificial, que en la mayoría de los casos es reprobado por los protagonistas.
En las últimas semanas, el malestar por hacer las veces de local en la ciudad de Allen se incrementó, aunque lo que más preocupa a los simpatizantes es la incertidumbre que hay en relación al tema. ¿Dónde están los responsables? ¿Quién tiene que dar las explicaciones por el atraso de las obras? ¿Por qué nadie puede poner un manto de alivio y asegurar que los trabajos estarán concluidos a la brevedad?
Está claro que el objetivo de esta iniciativa fue meramente electoral, pero la pregunta que flota al instante es si ninguno de los dirigentes locales se percató del riesgo que significaba tomar una decisión de este tipo cuando existía una importante posibilidad de que el oficialismo se quedara sin el poder en Río Negro. Más grave aún si se tiene en cuenta que no son personas que desconozcan la realidad política provincial.
Falta de apoyo histórico
“¿Qué hubieses hecho vos si vienen y te regalan la cancha? Una propuesta así se la hubiésemos aceptado a cualquiera”, replicó un miembro de la Subcomisión de Fútbol cuando fue cuestionado por la decisión. Un comentario ideal para contestarle con el refrán “cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía”.
En forma histórica, el Club Cipolletti tuvo que solventar sus actividades a través de la propia generación de fondos porque, salvo raras excepciones, el apoyo del Ejecutivo provincial fue nulo. Es más, siempre la ayuda estatal fue direccionada a las instituciones deportivas de General Roca y Viedma.
Esta situación generó en las últimas décadas mucho malestar en las dirigencias de otras ciudades. “Señor contribuyente de Bariloche siga pagando sus impuestos provinciales para que el Gobierno apoye al Deportivo Roca”, se escuchó en alguna ocasión a la Voz del Estadio en un partido que Cruz del Sur disputó de local por el Argentino B.
Quienes conocen el deporte regional saben que el club roquense se ha visto favorecido por los aportes provinciales e incluso está considerado como un bastión del radicalismo rionegrino.
Además, si hay algo que enorgullece a quienes estuvieron y están en las diferentes subcomisiones es que el club ha salido adelante por esfuerzo propio, algo que lo convirtió con el tiempo en la institución deportiva más grande del sur argentino.
Esta vez, y según lo argumentó el propio Arriaga en esos días de actividad proselitista, parecía que Cipolletti iba a recibir una mano importante del Estado rionegrino.
Sin embargo, y aunque desde el club se encargan de afirmar que los trabajos se terminarán, todo sigue en la nebulosa. Claro está: pese a algunos retrasos, el Deportivo Roca ya estrenó su flamante césped del domingo pasado.
Ni siquiera la vuelta de las máquinas a La Visera le devuelve la ilusión al hincha de que su equipo regresará pronto a casa. Y en caso de que en algún momento se concluyan las obras, ¿quién será el responsable de que Cipo haya estado un semestre jugando en otra ciudad? ¿Quién se hará cargo del malestar, la bronca y la incertidumbre que les generó a simpatizantes y socios esta situación?
La política metió la cola, algunos actuaron con desidia y otros con ingenuidad. Un combo explosivo para dejar en una situación penosa a una parte de una institución, que es ejemplo para imitar en otros aspectos como la cantidad de socios, la generación de infraestructura, el número de disciplinas que se practican, la actividad social y el movimiento incesante de niños y adolescentes. Aunque hay algo que los dirigentes no deben dejar ver nunca: el club logró su prestigio nacional principalmente a través del fútbol profesional, sector que en los últimos años quizás debió haber recibido algún tipo de apoyo económico de las propias arcas de la entidad, obviamente sin poner en riesgo su funcionamiento.
Que no se repita
Un último dato a tener en cuenta: ese mismo 9 de septiembre, Saiz, Barbeito y Arriaga recorrieron las obras en el puente de la Isla Jordán. Allí se aseguró que los trabajos estarían terminados en tres meses. Hoy las tareas están frenadas. Ojalá que a fin de año no haya que hablar de que tampoco se cumplió con lo prometido en este proyecto, prioritario para el desarrollo y progreso de Cipolletti.
Comentá la nota