Hay dudas serias sobre la ejecución del plan por parte del tándem Milei-Caputo, críticas silenciosas por el “temor al ejercito de trolls y las carpetas”. Son esas las mismas diferencias que terminaron con el mayor hilandero de país echado del equipo de asesores por haberlas dicho en público. La presión de AEA por la devaluación, el mitín reservado de los gigantes en La Rural para definir al representante en la Mesa de Mayo.
Por Leandro Renou
Escenas de cautela explícita se observan por estas horas en el seno del poder económico. Como muy pocas veces en la historia corta de la política, la persecución oficial a críticos caló hondo entre los ceos más poderosos del país. El textil Teddy Karagozian, un top 5 de los empresarios de capital nacional, fue despedido esta semana del equipo de asesores económicos de Javier Milei por decir, en público y sin temor, tres cosas, que además ya ocurrieron en el gobierno de Mauricio Macri, un proceso que él ceo acompañó y luego criticó de manera despiadada: que hay crisis, que hay atraso cambiario y que la ejecución del plan económico de Milei-Caputo -aún coincidiendo con el objetivo del mismo- muestra problemas serios.
Salvo contadas excepciones de capitalistas muy militantes, ese diagnóstico es lo que piensa todo el Círculo Rojo, situación que por temor a los escraches y al equipo de trolls que funciona en Casa Rosada, se expresa sotto voce y en privado. Esa catarsis de conjunto y subterránea pasó, de hecho, esta semana en dos eventos muy relevantes del establishment. Por un lado, en una reunión de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; por otro, en un encuentro muy importante y selecto de los principales empresarios del Grupo de los Seis (G-6) más invitados en los salones de la Rural de Palermo. En este último, previendo la relevancia de estos tiempos, participó Eduardo Eurnekian, el dueño de Corporación América, la factoría del producto Milei.
En los dos escenarios se plantearon críticas y, sobre todo, alertas varias sobre los problemas que trae el atraso del dólar, factor que el Gobierno sostiene a rajatabla porque no tiene divisas y es la garantía única de que la inflación no vuelva a dispararse. En este último encuentro, además, se debatió quién será el empresario que representará al sector privado en la Mesa del Pacto de Mayo. Quieren allí a un ceo bajo perfil, que no se pelee con el Gobierno, que no lo disguste, y que esté en una actividad a la cual no le vaya mal. Todo indica que será del campo, porque la propia Presidencia de la Nación así lo sugirió.
Lo curioso de este escenario de críticas emergentes es que es un deja vu de la era Macri. Mismas razones, mismos problemas, pero en un tiempo mucho más corto. Karagozian es, también allí, un vaso comunicante: en 2009, el ceo textil se cruzó, por críticas al modelo económico, con el exministro Nicolás Dujovne. Fue en una reunión de AEA, entidad de la que Karagozian se fue después de ese hecho. También entonces reinaba el silencio ante una crisis despiadada. El comisario político y eje del adoctrinamiento era el jefe de Gabinete, Marcos Peña, un pionero en sembrar granjas de bots entre los muros de Balcarce 50. Hace unos días, Claudio Drescher, titular de la Cámara de Indumentaria, recordó las coincidencias de los hechos actuales con la crisis del macrismo. "Yo esta película la vi antes que Teddy", dijo en declaraciones radiales. Hoy, esos dos que no siempre pensaron igual, confluyeron en el diagnóstico final mucho más rápido que entonces.
El rey de los carpinchos
Era la primera vez que Francos nadaba con tiburones, como comentó alguien al pasar al verlo entrar. El jefe de Gabinete se reunió estos días con la cúpula de la AEA, que esta vez decidió no arriesgar y puso 11 titulares. No fue un logro menor para el funcionar hablar ante los popes de la entidad, los dueños.
Se sentaron en la clásica mesa cuadrada de un reconocido hotel porteño Luis Pagani, de Arcor; el dueño de Techint, Paolo Rocca; Héctor Magnetto, de Clarín, y Sebastián Bagó, un laboratorista muy alineado con Milei, al igual que el dueño de supermercados La Anónima, Federico Braun. También fue de la partida Eduardo Elsztain, amigo de Milei y dueño de IRSA; Marcelo Arguelles, del Grupo Farmacéutico Sidus, y la hotelera Claudia Álvarez Argüelles, dueña de la cadena que más propiedades tiene en el país y su emblema es el marplatense Costa Galana.
Muy cerca de ellos, Aldo Roggio y Amadeo Vázquez, el ex banquero del Río y ex Telecom, también director de Tenaris, la firma de Techint. Tres de los más nuevos, Pierpaolo Barbieri, el dueño de la billetera virtual Ualá; Martín Brandi, titular de la Cámara Eólica Argentina (CEA) y Claudio Cunha, de ENEL, que según muchos de los presentes, con algo de picardía, "fue a agredecer los tarifazos" que benefician la caja de Edesur. También se sentaron a la mesa Ignacio Lartirigoyen, con múltiples negocios en el agro y socio de Viterra, la ex Glencore; y Alejandro Butti, el ceo del Banco Santander.
Uno de los que también estuvo y dio la nota fue Eduardo Constantini, el dueño del MALBA y de Nordelta. Muchos de los vecinos le preguntan más por la invasión de carpinchos nativos que por el Gobierno, pero él puso sobre la mesa algunos problemas que creyó pertinente exponer. El más fuerte, que el atraso cambiario es innegable y que "hay que corregirlo". Y alertó sobre algo que es vox populi, salvo para Milei. Que si siguen pensando en abrir el cepo sin dólares, "habrá un salto en la cotización". Para Constantini, que minutos después lo expresó en público, ese devaluación es casi una obviedad que hará sufrir aún más a la población y, en paralelo, demorará todavía más tiempo una recesión que parece aferrada con uñas y dientes a la Argentina.
Según contaron fuentes de la reunión a este diario, Rocca, que es más cuidadoso, piensa parecido. Y Luis Pagani, el cordobés de Arcor, entiende que hay que corregir, pero pena por la actualidad de los negocios mercado internistas. Él, como otros, está compensando volúmenes con exportaciones. Mientras tanto, le pidieron a Francos que les garanticen una reglamentación favorable en la Reforma Laboral, una norma que anhelaban y que buscan que quede, más allá de lo que le pase al Gobierno de Milei.
Lágrimas entre churrascos
"En este Gobierno, si decís algo que no les gusta, sos boleta", admitió un alto dirigente empresario esta semana, mientras en una mesa extensa degutaban churrasco, vino y ensaladas integrantes del Grupo de los Seis (G6). El mitín fue en los salones de La Rural de Palermo, en la previa a la apertura de la muestra, que Milei visitará el domingo próximo luego de volver de los Juegos Olímpicos de París. Fue esa comida otro polo de catarsis colectiva en reserva.
También fueron de la partida un grupo de jóvenes que se autodenominan J-6 (Jóvenes 6), todos cuadros iniciales de las 6 entidades que comandan el G-6. La referencia es para la Unión Industrial, la Cámara de la Construcción, Cámara de Comercio, Sociedad Rural, la asociación de Bancos Nacionales ADEBA, Sociedad Rural y la Bolsa de Comercio. Adelmo Gabbi, el titular de la Bolsa, conoce y es amigo de políticos desde los años de Amado Boudou ministro de Economía, pero no deja de sorprenderse por lo virulento de Milei. "Él siempre fue así", contó Eurnekian, que es integrante del Consejo para el Comercio y la Producción y que asistió al evento acompañado por su amigo y asesor de la OEA, Gustavo Cinosi.
Coincidió con el diagnóstico otro "colado" extra G-6, pero con mucho poder y cercanía al ala derecha de la política. Marcos Jorge Celedonio Pereda Born, "el hombre del helicóptero" por su vicio de recorrer campos con ese medio aéreo, banca a Milei pero se queja del atraso cambiario porque el campo "está comprando insumos al valor del dólar paralelo y exportando al oficial". Pereda, que es vice de la Sociedad Rural y amigo personal de Caputo, fue llevado al evento por Nicolás Pino, el titular de SRA. ¿Por qué? cuentan que prefiere tenerlo cerca porque le está disputando la presidencia de la central agraria. Y algo más fuerte aún: Karina Milei, la secretaria de la Presidencia, pidió que Pino sea el representante empresario en la Mesa de Mayo, que juntará a un enviado del sector privado, los gremios y otros actores del poder.
El tema del representante empresario es central, porque el Gobierno sabe que el campo es de lo más calientes con el tema devaluación y medidas económicas, y que está bancando a pesar de todo. Pino planteó en la reunión que "tiene que haber un sólo dolar", un eufemismo técnico para pedir una devaluación. Los problemas internos, de hecho, se observan en la crisis de la Mesa de Enlace. El empresario que comanda la SRA tiene que sostener, además, el malestar de algunas entidades del Gobierno por decisiones que consideran erróneas: una de ellas, que incluso alteró la ya clásica foto del corte de cinta de la muestra, es el enojo de Confederaciones Rurales (CRA) con la SRA, porque esta última adhiere a la eliminación de entes de control de aftosa que propugna Milei. CRA vive, en parte, de cobrarles a los productores por el servicio de vacunación, vacuna que la firma Biogénesis otorga a esos entes en consignación.
Coninagro, en tanto, está con estados alterados con la Rural de Pino y Marcos Pereda porque incentivan la idea oficial de que las Cooperativas empiecen a pagar el Impuesto a las Ganancias, que hoy pagan sus miembros pero no las entidades. Por todo esto, la Rural juega el partido en el G-6, lejos de la Mesa de Enlace. Será Pino, probablemente, el que quede como el ceo afín, acrítico, que Milei quiere en la Mesa de Mayo. Mientras, el caso Karagozian sigue siendo un emergente público de una crítica contenida pero que existe, se mueve, mostrando un cambio en la tendencia.
Comentá la nota