Por María Laura AvignoloValerie Trierweiler se enfureció con la prensa, que publicó fotos de la pareja en la playa.
En sus primeros 100 días de “presidente normal”, François Hollande sufre una evidente e incómoda anormalidad. Valerie Trierweiler, la primera dama de la república, hace que los franceses no dejen, ni siquiera en sus vacaciones de verano, de comentar sus actos de histeria mediática. Esta vez no es su Twitter para dinamitar a la ex pareja del mandatario, Ségolène Royal, sino a los fotógrafos, sus compañeros de trabajo en la revista Paris Match, y los paparazzi , que se atrevieron a publicar una foto de la torneada Valerie en bikini negra con un relajado Hollande en traje de baño azul, en la playa privada del forte Bregançon, la residencia presidencial en el Mediterráneo.
Las revistas VSD , Paris Match y Voici compraron y publicaron las imágenes. Primero, los fotógrafos que Valerie conoce recibieron furiosos llamados de “las amigas” de la primera dama y después, una carta de un abogado de Trierweiler, advirtiendo que iniciará juicios a las revistas si publican más fotos de ella porque “afectan su privacidad y la de sus tres hijos”.
Los editores prefieren reírse ante las amenazas. Aunque pueden concretarse, porque Francia tiene una de las más feroces leyes en defensa de la privacidad y nadie puede ser fotografiado sin su consentimiento. Pero recuerdan que Valerie, periodista de Paris Match , fue quien inventó la controvertida “Celebrity politics”: esas imágenes de diputadas dando entrevistas en la clínica al nacer un bebé, como ella hizo con Ségolène Royal al parir su cuarta hija, o de políticos en la playa con sus familias.
“Valerie Trierweiler sigue creyendo que puede controlar a los medios. En estas vacaciones de relaciones públicas, la pareja presidencial no puede ignorar el riesgo de ser fotografiada cuando va a nadar en Bregançon”, dijo Mathieu Janin, subeditor de VSD. “Lo que enfurece es que ella es periodista y parece no tolerar a la prensa”.
No es la primera vez que Valerie impone presión sobre los medios.
Le Monde dijo que en junio la “First girlfriend” telefoneó a editores del vespertino para ordenarles remover fotos del sitio web . Otros periodistas reciben llamadas furibundas o mensajes de texto exacerbados de la primera dama.
Trierweiler no aprende de sus errores y ha vuelto a cometer uno mayor, que es debilitar a Hollande ante la opinión pública con sus actitudes y sus furias indiscretas. Luego del Tweeter a favor del candidato de La Rochelle para perjudicar a la entonces candidata legislativa Ségolène, el primer ministro Jean Marc Ayrault le pidió prudencia. Se quedó muda un mes, borró los agravios en Tweeter y, tras una feroz discusión con Hollande, volvió a actuar con la misma desmesura .
Hollande quiso dar el ejemplo republicano, alejarse de la frivolidad sarkozista y partió en tren de vacaciones, con Valerie del brazo. En traje y corbata, él saludó a todos en la estación de Lyon.
La residencia Bregançon es un fuerte custodiado por comandos, en zona militar, a apenas 30 kilómetros de Saint Tropez, territorio prohibido por ser demasiado ostentoso para los socialistas.
Hasta el nuevo escándalo, Hollande y su pareja iban a comprar los diarios, fueron a tomar café al lado de la playa pública, como dos enamorados. El posó sonriendo al fotógrafo y ella dio vuelta la cara.
El “podrido verano de Valerie Trierweiler” –palabras de la revista de izquierda Marianne – continuará porque se van a publicar libros sobre ella y su relación con los hijos de Hollande y Ségolène. Uno es el del ex periodista de Le Monde Laurent Greilsamer, que la describe como “explosiva y peligrosa”. Exactamente como la mujer que puede minar el deseo de Hollande de ser un “presidente normal”.
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