A principios de 1980, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) anunció que construiría un “basurero nuclear”, a 70 km de Gastre, sería el primero del planeta. La oposición popular dio por tierra con esa intención. Más de 40 años después, el primer repositorio de residuos nucleares del planeta lo está por habilitar Finlandia. Lo denomina Onkalo.
Recién, en diciembre, la CNEA hizo la presentación del proyecto ConfinAR Geo, bajo el título de “Primeros diálogos sobre disposición de residuos radioactivos y combustibles gastados en la Argentina”. Se trata de las primeras reuniones con especialistas para encarar el proyecto de construir un almacenamiento geológico para una disposición en forma permanente de los residuos nucleares de forma segura.
A propósito de esa flamante iniciativa de la CNEA, vamos a efectuar una somera descripción de Onkalo.
En 2004 empezaron las excavaciones de Onkalo. Si bien el documental “Into Eternity” lo mostró al mundo, casi dos décadas después se conocen detalles de su interior. Ya se han completado los primeros pisos de túneles. En ellos se podrán almacenar residuos nucleares, por más 100.000 años incluso aunque el cambio climático nos lleve a una próxima edad de hielo.
Onkalo se encuentra a 430 metros de profundidad y a 420 metros por debajo del nivel del mar. Estamos ante una enorme cueva cerca de la central nuclear de Olkiluoto, en el municipio de Eurajok. Una cavidad construida en la base de granito que se adentra en la tierra y servirá para ocultar toneladas de residuos nucleares.
Excavando en el lugar idóneo
La empresa responsable del depósito empezó la búsqueda del sitio 20 años antes de iniciar su construcción. Allá por 1983 buscaron una zona geológicamente estable. Durante todo ese tiempo analizaron todos los detalles y determinaron que la zona de Olkiluoto y su roca cristalina era la única opción posible en toda Finlandia.
Los túneles ya están terminados y su longitud supera los 1.700 metros. La total futura será de 5.500 metros con una altura de 6,3 metros.
Para 2023 se espera que los túneles estén ya habilitados para su uso y se calcula que en 2025 se empezarán a depositar los primeros cofres con residuos nucleares.
El costo inicial de este gigantesco proyecto es de unos 3.000 millones de euros. Un proyecto que lleva más de 40 años de desarrollo pero que está planeado para durar toda una eternidad.
100 años recibiendo residuos y luego será cerrado para siempre
El proceso es muy meticuloso. Crear los túneles implica perforar la roca subterránea y observar si hay grietas. En caso de que haya algunas, por pequeñas que sean, se optará por no utilizar esa ubicación. Onkalo debe ser una cueva sellada a la perfección, pues el material que allí se almacenará así lo requiere.
Se espera que Onkalo pueda recibir cofres de hierro y cobre con residuos nucleares durante los próximos 100 años. Una vez completada toda la cueva, con 6 mil toneladas de residuos, los responsables enterrarán y sellarán el acceso al túnel, quedando esos residuos ocultos bajo la tierra para el resto de los días. La estabilidad geológica de la zona, alejada de cualquier probabilidad de terremoto o desastre natural, debería asegurar que Onkalo quedará cerrado.
"Ha sobrevivido casi 1,8 millones de años. Este es un período bastante largo, durante el cual varias fases de deformación no han producido grandes cambios", explica Kimmo Kemppainen, geólogo de Posiva, la empresa constructora que, a su vez, será la operadora. Onkalo se sitúa en una de las formaciones geológicas más antiguas de Europa.
Mika Pohjonen, director de Posiva, explica a Sky News que se podrán almacenar hasta 3.250 contenedores y que estarán seguros "durante un millón de años". "Es posible que ya no haya humanos aquí porque en ese momento habrá glaciaciones o esta área esté bajo el agua, pero esto está diseñado para mantenerlo fuera de la biosfera".
Varias barreras para asegurar el sellado
El método utilizado para el sellado y almacenamiento se trata de un mecanismo de varias barreras, naturales y materiales por las cuales, aunque una de ellas falle, no afecte al resto. Los residuos nucleares inicialmente se colocan en cofres de hierro fundido. Posteriormente se introduce una capa de gas argón inerte y se colocan en contenedores cilíndricos de cobre.
Estos cofres de cobre se tapan y se realiza una soldadura para que, aunque haya algún tipo de improbable movimiento, sigan cerrados. La soldadura se realiza fuera de Onkalo y se realizarán inspecciones de seguridad con ultrasonidos para comprobar su durabilidad.
El desafío para estos contenedores es la corrosión, causada por el oxígeno disuelto en el agua. Desde Posiva explican que, aunque esta agua lograse llegar a los contenedores de cobre, el oxígeno disuelto ya se habría consumido por las bacterias. En el hipotético caso de que hubiera una posible fuga, los responsables suponen que cuando el agua llegase a la superficie en unos 10.000 años, la radiactividad se habría desintegrado tanto que ya no sería una amenaza. (Fuente Enrique Pérez–Xataka– 23/10/2022)
Se seguirá construyendo hasta el año 2100, alcanzando la capacidad de 6.000 toneladas.
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