Sergio Leavy, autoridad del Partido de la Victoria en Salta y actual intendente de la norteña ciudad de Tartagal, es uno de los favoritos de la opinión pública, para integrar una fórmula a la gobernación junto al actual mandatario local, Juan M Urtubey. Los primeros rumores de esta pre campaña 2014 deja a vistas claras, el posible armado de un frente que va mas allá de la afinidad ideológica entre los sectores.
En este sentido se movieron propios y ajenos en la comarca pejotista; Miguel Isa expresó su postulación primaria para ser el reemplazante del gobernador, en tanto que Santiago Godoy, ya dijo que está dispuesto a competir por la intendencia que deja Isa, puesto que a su vez no cuenta con otros personajes perfilándose ya que la oposición no atina a saber si un herido Gustavo Sáenz aceptaría estar en esa postulación dentro de la lista del romerismo o si en ese caso Durand Cornejo, haría un salto considerable.
Con los juegos del poder y la gloria vienen las mezclas raras; Juan Carlos Romero -actual senador- integrante del Peronismo Federal (un grupo de menemistas que están dispuestos a negociar) también dijo que quiere retornar por el que sería un mandato más luego de estar 12 años como gobernador salteño. Su disposición responde más a una presión constante de un entorno que poco lo favorece, pues mucho de los errores endilgados a la gestión del empresario inmobiliario, agropecuario y mediático, se relacionan con los desempeños de políticos tales como: Javier David -aun en diputado provincial-; Aroldo Tonini -ex concejal de Salta-; Víctor Brizuela -cuestionado por la venta de tierras fiscales en la causa La Ciénaga-; Angel Torres - asesor político-; Adriana Portal - una manejadora de la caja para acción social-; más intendentes eternos que pondrían los municipios a los pies de una vuelta por la pizza y el champagne. Sin olvidar en esto; algunos heridos de la actual gestión como Andrés Zottos -vicegobernador- en un quebrado PRS que se debate si Cristina Fiore es o se hace la renova.
El sol de Julio viene asomando
¿Hay espacio para una tercera posición? Al parecer en lo que sería una polarización electoral -sin asombros- entre Urtubey y Romero; el que estaría empezando a carretear es el ex legislador nacional JULIO ARGENTINO SAN MILLAN, peronistas y conservadores más pragmáticos que aquellos burgueses encolumnados con Urtubey; atinan a dos de los puestos claves que se juegan en el ámbito provincial para el 2015. La gobernación y la intendencia capitalina. Julio, estima que es el momento para que Romero de un digno paso al costado y conserve sus fueros como senador nacional, haga un retiro airoso de la política a una edad que le es propicia y sin tener que contar con las lesiones que provocan una campaña para la gobernación, teniendo en cuenta lo furibundo de los ataques que el urtubeicismo le depara a Romero. En tanto, sobre Urtubey, lo lleva un entramado que no se percibe en los medios de prensa pero que tiene la fuerza imperecedera del origen mismo de esta sociedad, dicho por el hablante local: la cholada. Las clases dominantes y políticas en Salta, comienzan a sentir que la ingeniería electoral los supera y que aquellas "lealtades" de sangre y de pertenencia social, les está quedando chica.
La burguesía que se consolidó alrededor del clan Urtubey, prepara la llegada del actual jefe de la UIA, José Urtubey -hermano del Gobernador- como un posible candidato al mando principal de la provincia, junto a él una figura del interior no le es nada despreciable, aunque esto no es suficiente pues el Clan Romero; presiona por la postulación de Sergio Romero -actual director de El Tribuno- mordido en los talones por sus sobrinos Juan Esteban y Betina- ambos hijos del senador- con aspiraciones a políticos más por dolor y revancha que por convicciones partidarias.
En este escueto mapa se ubican, los que van quedando rezagados por el tiempo y la economía que implica una postulación electoral, los "yoístas" como Antonio Marocco, José Vilariño y César Alvarez. A veces amigos, a veces distantes.
Pero retomando la tercera línea sanmillanista, el lado positivo está en las personas que promueven la creación de este espacio convocante para viejas ediciones partidarias de un pejotismo que los jubiló hace 8 años atrás: Antonio Lovaglio, Cristina Garros Martinez, Jorge Montoya, Pila Romero, entre muchos otros que anticiparon el Domingo de Resurrección. Vueltos a la vida por este intento, lo que en verdad les falta no solo es estructura, sino recursos económicos que puedan ser apostados a una campaña feroz como la que se palpita en esta previa mundialista. Ya que si bien todos son señores de una clase media alta, ninguno tiene la capacidad económica de aguantar la intensidad electoral por los altos puestos que se juegan en el 2015.
Ideología...¿qué es eso?
Ahora lo que no se debate, porque poco importa al arco político es la ideología o el sustrato político que identifica a cada sector. Hoy supuestos oficialistas y supuestos opositores no representan un ideario que seduzca a la población. Con un elector que a fuerza de desengaños va adquiriendo mayor capacidad de análisis, los salteños descubrieron que la declamación de calle y barricada del PO, es ficticia; que el peronismo sobre voló Salta y que el kirchnerismo no tocó tierra, pues solo se hicieron actos y fotos de campaña pero las versiones locales en las sendas dirigencias, nada tuvieron que ver con el cambio político.
Derechos humanos, acceso igualitario a la Justicia, plan de industrialización, recuperación de fábricas abandonadas, inversión en las PyMes, trabajo cooperativo, re estructuración laboral para jóvenes, lucha contra la violencia de género, desarrollo de planes para viviendas, etc solo se avizoraban tímidamente cuando la gestión presidencial enviaba las remesas pero de allí a gozar de la década ganada falta mucho. No hubo intersticio posible para la base ideológica kirchnerista, ni tampoco para revivir el peronismo anhelado por viejos y jóvenes en busca de una oportunidad. La clase media no fue al paraíso en Salta desde que retornó la democracia y en esto tanto el conservadurismo recalcitrante, como la burguesía y como el incendiario anarquismo del PO fueron partícipes indispensables en cerrar las puertas al pueblo, a la militancia genuina, a la masa trabajadora.
El hartzago puede hacerse sentir de modos inauditos, pero por lo general la mejor interpretación suele ser en las urnas.
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