Este fin de semana se realizará la Fiesta Nacional de la Vendimia, una celebración llena de presencias políticas pero con ausencias claves en un momento convulsionado del país
Por: Nacho Rodríguez Jardel.
Javier Milei no se caracteriza por las sutilezas: el cuerpo legislativo del cual formó parte hasta diciembre –y que quizá fue un poco el trampolín hacia su victoria presidencial— es para él, lisa y llanamente, un “nido de ratas”, ¡sacala a bailar! No debe ser nada sencillo para los legisladores que lo representan en el Congreso escucharlo adjetivar así a sus pares que cruzan a cada rato en los pasillos de la Cámara de Diputados o de Senadores.
Hay que ver también hasta cuando bancarán ese destrato quienes comparten sus filas e ideas y que también pueden sacar chapa de que los “eligió el pueblo”. Oscar Zago, jefe del bloque de La Libertad Avanza en Diputados, pateó la pelota afuera y dijo que no se siente “una rata” sino “un hurón que se alimenta de las ratas”… particular forma de ponerle humor al desaguisado.
Al margen, todavía se gastan entre los candidatos de LLA por la guita que pusieron para las candidaturas. A la mayoría, esa “inversión” le rindió, a otros no: arma de doble filo al momento de reclamar lealtades esa metodología para integrar las listas. Mientras, el masoquismo legislativo de LLA de todas las provincias sigue cobrando/recuperando sin chistar su dieta de “ratas”.
La Fiesta Nacional de la Vendimia es una vidriera política.
La Fiesta Nacional de la Vendimia logra que los primeros días de marzo Mendoza se convierta en un escenario amable para que políticos de cualquier extracción se crucen, compartan un vino, departan, sonrían con sombrero bajo el sol abrasador mendocino y de paso, rosqueen un poco. Milei anticipó temprano que no vendría, claramente no quiere cruzarse ni con el Gobernador –a quien, aunque sabe que lo votó, no se fuma-- ni con ninguna de las 13 “ratas” legisladoras (tres senadores y 10 diputados) que ocuparán sus lugares en una nueva edición de la fiesta folklórica a cielo abierto más importante del mundo.
El gobernador Alfredo Cornejo decidió respaldar a su par de Chubut, Ignacio Torres por la pelea de los fondos por la coparticipación.
Los diputados nacionales mendocinos Julio Cobos y Liliana Paponet serán de la partida, él radical y ella peronista, ambos y cada uno por su rancho salieron a mostrar disgusto con las permanentes críticas de Milei al Congreso y a los genuinos representantes del pueblo.
Este no es un país parlamentarista sino presidencialista pero el Congreso es vital para la vigencia del Estado representativo plasmado en la casa de las leyes donde existe una Cámara, Diputados, que representa al pueblo respetando la demografía (población) de cada provincia y otra, Senadores, que representa al federalismo otorgando a cada provincia la misma cantidad de representantes.
Ergo: menospreciar, aunque irónicamente, a ese poder del Estado es una ‘broma’ de la que tarde o temprano el Presidente deberá prescindir so pena de generar un conflicto del que no pueda regresar. Ni hablar del cruce furibundo de Milei con el gobernador de Chubut, a quien salieron a apoyar varios de sus pares peronistas, radicales y del pro. Falta mucho para que el modelo Milei se ponga a prueba de los ciudadanos, el 2025 podría dotar al Presidente de más poder o dejarlo aún más flaco de lo que está hoy con tan solo 44 de los 329 legisladores nacionales.
El presidente no ocultó su enojo por la sublevación de los gobernadores de Juntos por el Cambio y dijo que siente asco por ellos.
Lo adelantamos hace algunos días en esta columna: Milei buscará aliados en provincias chicas y necesitadas de recursos pero cree más en el barro y la pelea porque es consciente que aliados no son acólitos y que no tendrá mayorías por ahora. Se lo vio en Corrientes y Chaco en su primera salida al interior desde que es Presidente haciendo actos en sedes partidarias, siempre lejos de las formalidades del poder, siente repulsión por los gobernadores a quienes recurrentemente llama “casta” pero se dejó abrazar por ellos porque sería imposible sino un acuerdo sensato sobre la base sólo de puteadas. Desde la Mesopotamia volvió a la carga contra las “ratas” y demás descalificativos rodeado de aplaudidores. Tiene un fandom (aficionados en clave milenial) importante a pesar de la brutalidad de algunas de sus políticas de ajuste. Una encuesta de la consultora Taquion asegura que el 27% de los argentinos ya perdió la paciencia con el Gobierno pero un 46% dice que está dispuesto a esperar seis meses o más para ver mejoras.
El ministro del Interior, Guillermo Francos vendrá a poner la cara en la Fiesta de la Vendimia, amena pero con un trasfondo de reclamos para el equipo de Milei.
Vendimia es también un especial atractivo para mendocinos y turistas que este año estarán privados de ver melones, duraznos y racimos de uva volar por los aires al palco de funcionarios en el que las reinas ponían a prueba su puntería porque Alfredo Cornejo decidió ahorrarse los 30 palos que, según el gobierno, sale montar esa estructura para uso VIP en Vía Blanca y Carrusel, y de paso cañazo: quienes marchen con reclamos –otra parte del paisaje vendimiador— no podrán ubicar fácilmente a los funcionarios porque todos seguirán desde distintos lugares las instancias callejeras de esta Fiesta que promete tela para cortar. La vicepresidenta Victoria Villarruel y el ministro del Interior Guillermo Francos dirán presente en el Acto Central y serán los encargados de sonreír amistosamente en un clima turbulento. De las formas y los modos también se construye la política.
Comentá la nota