La interna socialista. Manuel Valls presentará hoy su renuncia. Va a presentarse en las elecciones de 2017.
El primer ministro socialista francés Manuel Valls anunció hoy su candidatura presidencial para las elecciones primarias de enero y renunciará a su cargo mañana martes. Una semana después de presionar hasta conseguir “el gran renunciamiento” de François Hollande a representarse en las presidenciales de abril, el premier de origen catalán y francotirador socialista se declaró candidato desde Evry, la ciudad donde fue alcalde y comenzó su carrera política. En un socialismo dividido entre reformistas y nostálgicos, el riesgo para el primer ministro es que la interna se transforme en “Todos menos Valls”.
“Si, yo soy candidato a la presidencia”, dijo el primer ministro desde la sala de Matrimonio de la alcadía de Evry, donde se casó. No mencionó ni una sola vez la primaria. “Mi candidatura es la de la conciliación, de la reconciliación. Yo tengo una responsabilidad, unir”, propuso, en un intento de que olviden su brutalidad política. “Yo no puedo ser primer ministro. Yo abandonaré mis funciones mañana”, informó.
No será fácil la misión para Valls, que agradeció al presidente Hollande haber sido parte de su gobierno y lo llamó “hombre de Estado” con su renunciamiento. “Yo he podido tener palabras duras, suscitar incomprensiones, eso es la izquierda. Pero yo siempre asumí las decisiones colectivas. Cada uno deberá hacer un esfuerzo, yo el primero”, propuso a una izquierda dividida y lejos de la reconciliación. Un desafío ante el triunfo masivo en la interna de los Republicanos de François Fillon como candidato de la derecha, que amenaza el modelo social francés con sus reformas económicas.
La renuncia de Valls implica encontrarle un reemplazante en Matignon para los meses que faltan para finalizar el quinqueo socialista. Sus ministros ya han comenzado a preparar sus cajas de despedida desde el sábado, mientras al menos cuatro “hollandaises” podrían ser sus candidatos alternativos. Tres mujeres encabezan las probabilidades: Sègoléne Royal, ex pareja del jefe de estado durante 29 años, ministra de Medio Ambiente y número tres del gobierno de Valls, amiga y más preciada confidente del presidente, que también podría presentarse como candidata presidencial en la interna del PS. Las otras son la ministra de Educación, Najat Vallaud Belkacem, una hija de la inmigración marroquí, y la ministra de Salud, Marisol Touraine. Tampoco hay que excluir en ese listado al ministro del Interior, Bernard Cazeneuve. Su designación es difícil para Hollande, cuando hay estado de emergencia en el país. Otro candidato es el ministro de Agricultura, vocero gubernamental y el más “hollandais” de todos, Stephane Le Foll.
Hollande ha dicho tras su renunciamiento: “Presidente yo fui, presidente yo soy, presidente yo seré”. Será él quien tenga la última palabra para reorganizar su gobierno y todos especulan con los ministros que se quedan y los que se van. Probablemente, tras su experiencia Valls, Hollande elija un gabinete de incondicionales.
Valls candidato en la interna presidencial no será fácil ni cómodo para él. La mayoría del PS considera al primer ministro una figura autoritaria, áspera, con una laicidad militante republicana a la española, divisorio, la derecha del partido. El PS está dividido entre reformadores y viejos socialistas pero las reprobaciones a Valls van mucho más allá de su ideología. Su ferocidad, su tono, el contenido y la traición a Hollande irritan a unos y otros. Cuenta con el apoyo de pesos pesados socialistas, como el ministro de Defensa, Jean Yves Le Drian y el ministro de Justicia, Jean Jacques Urvoas, pero el corazón partidario no lo quiere. En la ultima primaria socialista sólo obtuvo el 5,6%. Su campaña para desbancar a Hollande también le va a costar en la interna, porque los socialistas miden las lealtades. Aún con sus diferencias, nadie duda que Hollande es parte del PS. No es la misma adhesión a Valls. Su apoyo a la prohibición de la Burkini, a la quita de nacionalidad para los condenados por terrorismo, la ley de reforma laboral son parte de su pesada mochila para poder convencer al electorado socialista. Aún no se sabe a quién va a enfrentar Valls en la interna socialista, de cara a unas presidenciales que el PS no puede ganar, según los sondeos.
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