Una joven de San Rafael asegura que su familia estuvo al borde de la muerte haciendo este riesgoso deporte propiciado por empresas de turismo aventura. ¿Hay protocolos para evitar tragedias? La inesperada, casi insólita, respuesta oficial.
En un medio periodístico de Mendoza cuentan lo que le ocurrió a una sanrafaelina que luego lo publicó en la red social Facebook:
“Yo casi pierdo a mi familia; no sabés la desesperación que me dio. No llegué al infarto de casualidad. Casi se ahoga mi mamá al lado mío, yo la escuchaba gritar. Terminamos con golpes y raspones por todos lados. También vi pasar a niñitos haciendo esto... Por eso, quiero que se sepa que esto es peligroso y que no se hacen los controles que se debieran hacer y en cualquier momento habrá una tragedia”, dice Ana Gago, a modo de síntesis.
La joven es docente y comerciante sanrafaelina. Hace unos días, el domingo, junto a cinco integrantes de su familia vivió una experiencia que no duda en catalogar ‘de terror‘ al practicar en el Río Atuel un deporte denominado “cool river”.
Este es su testimonio textual, compartido a través de las redes sociales:
“Ayer domingo casi morimos ahogadas en el Río Autal, en el Valle Grande, mi mamá Nelly, mi hermana Gisela y mi hermana Cecilia. Con el deporte ‘cool river‘. Fue terrible lo que nos pasó. Todavía seguimos aterrorizados. Fuimos a pasar el día, comer un asadito y vimos pasar niños y adultos asiendo ese deporte (que desde afuera se ve muy lindo, pero hay que vivirlo y no se lo aconsejo a nadie)). Y lo hicimos y casi nos ahogamos.
“La empresa Alihuen nos puso dos "guias""y eramos seis personas incluyendo mi padre y mi cuñado. No nos cuidaron y no supieron manejar semejante situación. Son unos irresponsables totales. A mí se me dio vuelta el gomón justo al mismo momento que mi madre, que iba cerca mío la vi como gritaba entre una tremenda correntada. Me acerqué agarrada como pude de una sola mano del gomón y la alcancé a ayudar. No sé cómo pude respirar, porque la corriente me tapaba el chaleco y me estaba apretando el cuello y el casco lo tenía corrido de su lugar.
“En un momento, se acercó el guía yo le decía ‘ayudame‘, casi sin voz y me dijo ‘o pasa nada, sigan‘. En otro momento me agarré del kayak de él y me dijo ‘no te agarrés, soltate‘... Mi hermana Cecilia también la pasó muy mal. Me golpeé con varias piedras, al rato se me acercó uno de los guías y le dije que me ayudara porque había tragado mucha agua y las piernas no me daban más. El solo me dijo que siguiera pataleando...
“Ceci tiene moretones en sus piernas y uno grande que si hubiese sido más fuerte el golpe tal vez perdía su pierna, mas rasguños y golpes. Por otro lado, si no hubiese venido atrás de ella mi cuñado cristian astudillo, ella no hubiese podido salir del agua porque las piernas se le habian debilitado. Mi hermana Gisela perdió una pata de rana que tenía atada con una soga a su pierna, pero la soga se cortó. Tuvo que haber sido tremendo, para cortársele y perderla. Llegó a una orilla como pudo, ya que venía mal. Unas señoras que habían en un camping y unos señores la ayudaron a salir del agua, porque el guía la había dejado atrás. Tenía apretada la soga, casi cortándole la circulación. Se la tuvieron que cortar con una tijera.
“Hoy agradezco a Dios no haberlos perdido y no haber perdido mi vida en manos de unos tremendos irresponsables. El señor intendente ya está al tanto de todo y estoy segura que algo hará por las vidas de todos. Yo no pretendo iniciar un juicio ni nada monetario de esa empresa, pero sí más respeto por la vida vida humana”, finaliza.
Al respecto, consultamos a la Municipalidad de San Rafael. El encargado de declarar fue Mauricio Arditti, de Prensa de esa comuna. Fue breve: “Los controles los hace la Dirección de Recursos Naturales de la provincia de Mendoza. Nosotros, desde la comuna, inscribimos y habilitamos a las empresas y Alihuén está debidamente habilitada, pero los controles no los hacemos nosotros.Tenés que hablar con ellos”, cerró.
Pues bien, hablamos con la gente de Recursos Naturales de la provincia. Marcelo Ríos es el responsable de Náutica, quien brindó una inicial respuesta que bordea lo insólito, hasta que encarriló su respuesta:
- Eso no se puede hacer. Yo nunca he visto que lo hagan.
- Disculpe. Yo he ido como turista a Valle Grande y he visto que lo practican desde hace muchos años y en una gran cantidad de ocasiones... Todo el mundo que ha ido allí lo ha visto...
- A ver, lo entiendo, disculpe. La realidad es que esa práctica no cuenta con ningún tipo de habilitación. El ráfting, sí. Eso que hizo esa empresa no puede hacerlo. Yo voy a instruir a nuestra delegación allí, para evitar que se ponga en riesgo la vida de las personas.
- Incluso se denuncia que hay menores haciéndolo...
- No puede ser. La Delegación Sur se ocupará del caso. Nosotros no matriculamos a nadie para que haga ese deporte. No podemos dejar que lo hagan. Yo le agradezco, porque esto es un aviso para nosotros. Ahora, vamos a tomar cartas en el asunto. Puede pasar una tragedia. Llámeme la semana que viene y le informo sobre los que veamos.
Naturalmente, esta nota alertará también a las empresas sobre el control que efectuará la Delegación Sur. Como sea, lo importante es que -si no está reglamentada y es peligrosa e ilegal y hasta se arriesga a niños- se tomen los recaudos del caso por el bien no sólo del turismo, sino especialmente de la vida de los turistas. Tal vez, de hecho, pueda ser debidamente controlada y practicada por pequeños grupos de adultos, bajo estrictas medidas de seguridad, pero esto sólo los expertos y los responsables habrán de saberlo.
Lo importante -y que conste- es que estamos publicando esta nota antes de que alguien muera. Y nadie debe morir.
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