Tras la segunda cirugía en la muñeca izquierda, regresó al tour en Miami, cayó frente a Pospisil, pero se ilusiona con su futuro
"TNNS" se lee en la remera de Juan Martín del Potro , cuyo tenis de momento también está incompleto. Está mejor que hace dos meses, cuando una segunda operación en la muñeca izquierda le hizo "tocar fondo". Después de eso, perder ante el canadiense Vasek Pospisil por 6-4 y 7-6 (9-7), mostrar un revés débil y descontrolado, y desperdiciar un set point con una doble falta como un principiante resultó hasta placentero.
"Yo lo disfruté", dijo satisfecho tras el partido, con la remera en la que sólo se ven consonantes. Delpo busca las vocales que completen su tenis: el ritmo, el acierto en los momentos claves y sobre todo el revés, la principal evidencia de más de un año de inactividad que le ha hecho caer al puesto 616° del ranking.
El tandilense vive más ahora de sensaciones que de números. Las horas previas al duelo en Crandon Park fueron especiales. "La emoción mía, de mi entorno, de la gente que estuvo acá también quedó reflejada en la cancha, más allá de haber perdido", dijo. A las 14.27 de la calurosa y ventosa tarde en el paradisiaco Key Biscayne, Del Potro volvió a sentirse tenista al escuchar la ovación del público, que no llenó la central del complejo.
"¡Vamos, Martín!", "¡Vamos Juan!", "¡Vamos, Delpo!" Apoyo en diferentes formatos, sobre todo en los momentos más complicados del partido, esos break points desperdiciados, esas doble faltas, ese revés sin energía que provocó algún "oooh" de decepción. No en su entrenador, Franco Davín, impertérrito, con una toalla blanca sobre sus rodillas pese al calor, guiando al pupilo con la mirada, dando la imagen de que él sabía lo que iba a pasar.
También lo sabe Del Potro, experto en volver y volver al circuito, consciente de que, de momento, le toca más perder que ganar. "No fui pasado por encima por mucha diferencia y eso ya es una cosa positiva. Después de un año sin jugar cualquiera puede pensar que le van a ganar por ahí 6-0 y 6-0 y hasta pasar vergüenza. Por suerte me sentí de igual a igual", subrayó.
"Me faltó jugar bien los momentos importantes, ésa es la diferencia entre los muy buenos y el resto", dijo Del Potro, que ahora forma parte del "resto", pero que estuvo con los "muy buenos", como cuando ganó el US Open de 2009.
Del Potro siente dolor y sabe que quizá sea siempre así, aunque lo llena de optimismo comprobar que está mejor que en enero y que la muñeca derecha, operada en 2010, se recuperó bien. "Sólo quiero jugar al tenis y sin dolor", formuló una meta que otros dan por supuesta.
"La mano me respondió de acuerdo con lo esperado. No esperaba salir a la cancha y pegarle de revés como hace tres años, es pronto", dijo, paciente, tras sólo diez días practicando un golpe que le genera dudas.
"Al final quiero jugar al tenis. Si tengo que aprender un revés diferente para seguir jugando, lo haré", afirmó. Está dispuesto a todo, sobre todo tras sentirse ayer de nuevo jugador de tenis pese al calor, a los golpes de Pospisil y al dolor.
Como las estrellas de rock, los deportistas de elite nunca se cansan de estar en un gran escenario, de ser admirados por todos. Y se echa en falta especialmente tras meses de rehabilitación, de entrenamientos solitarios.
"Me volví a sentir extrañado, querido. Sólo pocos jugadores lo consiguen y eso es algo que he logrado con el tiempo y no lo quiero perder", expresó tras el partido, deseoso de que no se escape esa sensación de la presentación, de los aplausos, del ánimo mientras perdía, de la gente levantada dándole la bienvenida, del "¡Olé, olé, olé, Delpo, Delpo!".
"Fue algo hermoso volver a un estadio tan grande, ver mucha gente. Por un año no lo sentí. Hasta era un poco raro. Ser el favorito del público a pesar de mis condiciones físicas, me llenó de alegría", añadió.
Ese apoyo y una derecha que sigue ahí, poderosa como siempre, lo reaniman para seguir intentándolo. "Los jugadores son inteligentes y saben cuál es mi punto débil, pero va a llegar un día que me van a tirar al revés y ojalá no sea tan débil como hoy". ¿Esperanza o amenaza? Lo segundo quizá sí se atiende a su frase de que se siente mejor "semana tras semana" y que el partido no le dejó ninguna secuela física extra.
Pero siempre con cautela, la que impone su experiencia con las lesiones: "Durante un año hay momentos buenos, con mucho entusiasmo. Después te frustrás, como cuando intenté volver y no pude, y llegás a tocar fondo, obviamente".
En los vestuarios se ha reencontrado con sus compañeros de profesión, que le han dado ánimos y consejos. Como el serbio Janko Tipsarevic, que hoy en Miami regresa junto a su compatriota Novak Djokovic en la competencia de dobles luego de dos operaciones por un tumor en el talón que lo tuvieron fuera de las canchas durante un año y medio. Las penas compartidas son menos.
"Es un trabajo fuerte psicológicamente el que hay que hacer para no dejarse vencer", afirmó Del Potro. Ese triunfo no se lo quita una derrota ante Pospisil..
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