El Concejo Deliberante sesionó ayer, pero de forma insólita el presidente del cuerpo –tras un primer cuarto intermedio- dispuso dar por levantada la sesión y abandonó el estrado presidencial, retirándose también el bloque oficialista e increíblemente además, el secretario del cuerpo.
La síntesis de la multiplicidad de acontecimientos ocurridos anoche en el Concejo Deliberante, se resume en el espíritu del título de esta nota: un verdadero descalabro institucional, que se acerca peligrosamente a un conflicto de poderes, ensombrece aun más a la administración municipal, jaqueada por dificultades de todo tipo, pero ahora "blanqueada" su debilidad política, a partir de los sucesos vividos anoche. Al mismo tiempo, una oposición que para algunos debió sesionar –pese a todo- disponiendo el tratamiento del proyecto de resolución para lo que el cuerpo se había convocado. Para otros, la decisión de aprobar un cuarto intermedio hasta hoy a las veinte horas fue la medida acertada, en virtud del clima absolutamente enrarecido que se generó, originado en el desmanejo que se dio a todo lo organizativo de la sesión por parte de la presidencia y la secretaría del cuerpo.
Empezaremos por allí: si desde la secretaría se dijo en las horas previas que se había solicitado la presencia de personal policial y de inspectoría para garantizar que no haya roces entre militantes oficialistas y opositores, algo falló: se registraron situaciones increíbles, como el ingreso permanente de vecinos que nada tenían que hacer al recinto (una mujer increpó con todo tipo de insultos a la edil Urriolabeytía, a centímetros de su rostro). No se registró un incidente de proporciones, porque nadie pegó la primera cachetada. Casi de manera graciosa, el comisario Quintairos (¿dónde estaba?) ingresó al Concejo Deliberante veinte minutos después de que todo hubiera terminado, y lo hizo acompañado con una decena de integrantes de la policía provincial.
La Crónica
La sesión especial del Concejo Deliberante se desarrolló anoche, en medio de un clima de tensión y expectativa, que estuvo en claro a partir de la colmada barra, repleta de manifestantes oficialistas, vecinalistas y justicialistas.
El ingreso de los ediles, en medio de aplausos de uno y otro sector, comenzó a las ocho y cuarto de la noche. El presidente del cuerpo pidió a los manifestantes del oficialismo que bajaran los carteles con la imagen de la intendenta. Ansiedad y preocupación había en los bloques opositores, por la tardía llegada de la lezamense Gladys Felicetti, quien ingresó al reciente pasadas las ocho y veinte, sólo minutos antes del secretario de la presidencia, Alejandro Bartoletti, quien se retiró de inmediato, debido a que fue citado por la comisaría 1ra. en virtud de una denuncia por amenaza de bomba en las instalaciones.
El inicio formal se dio a las 20.30 horas; el presidente Aldabe explicó que daría lectura a un oficio judicial llegado al cuerpo, enviado por el Dr. Antonio Marcelino Escobar, juez en lo contencioso administrativo del departamento judicial de Dolores. La disposición del magistrado intimó al Concejo Deliberante a que no realice la sesión especial, por haber dado lugar a la presentación (una medida cautelar) hecha por la intendenta Denot; al mismo tiempo, el juez estableció la imposibilidad de volver a convocar a la sesión hasta tanto se resolviera el planteamiento de la jefa comunal.
Empezó el debate
El mismo comenzó a partir de interpretar si los ediles estaban en sí mismo notificados, como afirmaba el oficialismo, o si esta notificación debía ser de manera personal a cada edil. Muscarello manifestó no sentirse notificado, y Arbeletche ratificó la independencia de poderes, indicando que podía realizarse la sesión.
Tras moción de Travascio, a las nueve y cinco de la noche se dispuso un cuarto intermedio para que los ediles fueran notificados personalmente, del oficio enviado por la justicia.
La presidencia regresó al uso de la palabra a las 21.45 y anunció unilateralmente el levantamiento de la sesión, retirándose todos los concejales oficialistas.
La situación entró en un panorama tragicómico, cuando los militantes del oficialismo y de la oposición comenzaron a entonar el himno nacional argentino, y todos los concejales lo escucharon de pie. Una vecina ingresó a los gritos al recinto y conminó a los diez ediles opositores y al propio Gárriz (quien para sorpresa de muchos seguía en su banca, siendo él el único oficialista allí) a no moverse de sus bancas. Lo hizo recorriendo el recinto, entre las sillas y pupitres de los ediles, no habiendo nadie de seguridad que se lo impidiera.
El escándalo ya era inevitable. Mientras todo esto sucedía, los cánticos reclamando la renuncia de la intendenta Denot eran estruendosos; el reclamo mayoritario para que Felicetti asumiera como presidente, también.
La lezamense se sentó en el estrado de la presidencia a las diez de la noche, con un claro respaldo para ello de su presidente de bloque, Marcelo Muscarello.
En el reinicio de la sesión, Arbeletche mocionó un cuarto intermedio, que fue rechazado a viva voz por el público identificado con la oposición. Felicetti dijo que "… en este clima es muy difícil seguir. Primero tenemos que leer bien el envío judicial. Siempre decidimos con la razón, y necesitamos tomarnos veinticuatro horas para retomar la sesión". Así se votó y terminó la sesión, pero luego a los ediles les llevó varios minutos poder salir del recinto, porque la muchedumbre los increpaba –a esa alturas sin distingos entre oficialistas y diversas variantes de la oposición- a voz en cuello, llegándose a situaciones que hicieron pensar en una agresión física, hecho que sorpresivamente, no ocurrió.
El final…
… se conocerá hoy, cuando de acuerdo a lo resuelto anoche por la mayoría del cuerpo (diez ediles opositores, cuatro vecinalistas, dos de la Coalición Cívica y cuatro de los distintos sectores del peronismo) continúen la sesión tras el cuarto intermedio, a las ocho de la noche. Al menos a esa hora deberán volver los ediles en cuestión, para decidir allí si dan tratamiento al proyecto de resolución que impulsa la suspensión preventiva de la intendenta, o para levantar la sesión en virtud de la disposición judicial, que fue el "arma" utilizada por el gobierno municipal, para evitar la sanción a Denot.
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