Con una foto a más de 500 kilómetros de Buenos Aires, Cristina, Alberto y Massa sellaron el lanzamiento de Unión por la Patria de cara a las elecciones y esbozaron su discurso de campaña.
Lautaro Castillo
Todavía faltaban varias cuadras para llegar a la Estación de Medición Salliqueló, a la altura del kilómetro 285 de la ruta provincial 85, y un retén policial ya frenaba a las decenas de colectivos, combis, camionetas y autos que viajaron para la inauguración del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner. Sería el primero de tres, parte de un operativo de seguridad para contener no el acto más masivo del Frente de Todos, sino uno de los más simbólicos del final de gestión de Alberto Fernández.
Allí, a 550 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, en el oeste de la provincia, se celebró lo que podría ser la paz, al menos para la foto, entre el Presidente y su vice, Cristina Fernández de Kirchner. Sergio Massa tuvo su postal de unidad de Unión por la Patria con los Fernández y la plana mayor del oficialismo, incluido su competidor en la interna, Juan Grabois.
La paz no alcanzó como para compartir transporte. Del cielo algo nublado bajaron tres helicopteros, uno para cada miembro del Triunvirato de los Fernández y Massa.
Desde la Capital Federal hasta Salliqueló se podían ver pequeñas demostraciones partidarias desde las primeras hora del domingo. En la estación de YPF en Saladillo, pasó a comprar café Julia Strada, directora del Grupo Banco Provincia y precandidata a diputada nacional. La Shell de Daireaux sirvió de parada para un grupo de militantes con banderas del Frente Renovador de Vicente López. A unos metros, Martín Sabatella de Nuevo Encuentro cargaba nafta.
Varias horas antes del acto, trascendieron los primeros faltazos: de los patagónicos. La gobernadora rionegrina Arabela Carreras no pudo viajar y se quedó en Bariloche, mientras que su par Omar Gutiérrez participaría desde Tratayén, al principio del gasoducto. En el caso del neuquino, se terminó mostrando virtualmente con el gobernador electo Rolando Figueroa. Para el evento principal en Salliqueló, solo estuvieron Axel Kicillof de Buenos Aires y Sergio Zilotto de La Pampa.
La lista de invitados fue larga y mostró el abanico de Unión por la Patria: estuvieron Máximo Kirchner, el ministro del Interior y jefe de campaña, Wado de Pedro, y la titular de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau.
Una calle de ripio se desvía de la ruta 85, dándole entrada al predio donde se realizó el acto que marcó el clímax del gobierno de Alberto Fernández con su inauguración más importante, y el virtual lanzamiento de Unión por la Patria en busca de la continuidad del oficialismo. Allí permaneció la militancia, agrupada en un corral frente a una tarima con pantallas. Mucho tiempo antes que aparecieran sus referentes políticos, el Movimiento Evita, el Frente Renovador y la UOCRA anticipaban su llegada con bombos y platillos. “No pasa nada, si todos los traidores se van con Massa”, se escuchó cantar una de las canciones de La Cámpora que fue rápidamente interrumpida por la queja de la tribuna.
El camino de tierra llevaba a una gran carpa, que sería el lugar del evento principal. Al costado, unas grúas decoraban el horizonte de las pampas bonaerenses y lejos del acceso del público, las tuberías blancas y amarillas con una válvula que desde hoy deja pasar el gas para abastecer al AMBA y al norte argentino con producción de Vaca Muerta. A la intemperie, una gran olla con locro se convirtió en el punto donde paseó un diverso casting de personalidades del oficialismo: Hugo Moyano, Hugo Yasky y Verónica Magario.
Un número de ministros del Gabinete llegaron en combi: se los vio arriba a Martín Soria de Justicia, Diego Giuliano de Transporte, Carla Vizzotti de Salud, Jorge Taiana de Defensa, Matías Lammens de Turismo y Deportes, Daniel Filmus, ministro de Ciencia y Tecnología y Gabriel Katopodis de Obras Públicas.
También estuvieron Damián Mindlin, presidente y CEO de SACDE S.A. y Gustavo Gallino, presidente de Techint Ingeniería y Construcción. Esas dos compañías en conjunto construyeron el gasoducto desde Tratayén hasta el kilómetro 440.
El acto comenzó con la foto de ocasión en las tuberías. Allí, el Presidente y su vice se ocuparon de girar la rueda de la válvula que da paso al gas y emula un corte de la cinta. Los acompañaron Massa y su compañero de fórmula, Agustín Rossi. El acto continuó en una carpa donde esperaban funcionarios, empresarios, militantes y trabajadores. El locutor anunció la llegada del Presidente entre aplausos, pero la audiencia estalló cuando nombró a la vicepresidenta.
Luego del Himno Nacional, un video institucional y la palabra a través de una pantalla de los mandatarios provinciales del Neuquén, el primero en hablar fue el ministro Massa. Fue otro discurso con tono electoral, donde reconoció la recuperación de la empresa petrolífera nacional durante los años de Cristina, y en plena negociación con el FMI aprovechó para apuntar contra el organismo y lo acusó de presionar para parar la construcción del gasoducto.
Siguió Cristina, quien arrancó con una de sus frases preferidas: “No fue magia”. Ya la audiencia no gritaba “Cristina Presidenta”, sino que se limitaba a corear su nombre. Agradeció a Pablo González de YPF y a Agustín Gerez, presidente de Energía Argentina (ENARSA) , a quien llamó un “pinguino originario”.
El Presidente, último orador, empezó lamentado no estar en Tucumán: “Me hubiera gustado estar en Tucumán, pero ameritaba estar acá”. Habló con un tono replegado en su último 9 de Julio como mandatario, ante el murmullo de la audiencia. Massa tomaba agua y Cristina se abanicaba.
En la postal de unidad de la coalición, Sergio Massa se sentó erguido y con el pecho inflado; Cristina, hacia adelante con los codos apoyados sobre la mesa; Alberto, recostado sobre su asiento, entrelazando las manos sobre su estómago.
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