La renuncia del hijo del líder de La Cámpora a la presidencia del bloque del Frente de Todos en la Cámara baja dio vuelta la agenda del oficialismo en el Parlamento. La aprobación del acuerdo con el Fondo Monetario desplazó el temario del Ejecutivo y no se conformó ninguna de las nueve comisiones que debían tratar los proyectos impulsados por el Presidente. “Máximo es un diputado más, no define los tiempos de la Cámara", se defienden cerca de Kirchner.
Cuando Alberto Fernández pise este miércoles nuevamente suelo argentino, se encontrará con que el llamado a sesiones extraordinarias que hizo antes de su gira por Rusia, China y Barbados fue casi en vano. El paso al costado de Máximo Kirchner como presidente del bloque del Frente de Todos demoró la agenda parlamentaria prevista por el mandatario, y en la oposición ya aventuran que febrero pasará sin ninguna sesión en el recinto tanto de Diputados como del Senado.
Pero el alejamiento de Kirchner, más allá de retrasar el temario de 18 iniciativas legislativas que estableció el decreto presidencial –entre ellas la necesaria reforma del Consejo de la Magistratura–, dio vuelta las prioridades del Gobierno. Obligó al oficialismo a abocarse a una agenda a la vez urgente e importante: ordenar el frente interno de cara a la aprobación del acuerdo final que se firme con el FMI, y que llegaría al Congreso en marzo.
La tarea quirúrgica para cerrar la herida que abrió el jefe de La Cámpora le tocó al flamante titular del bloque, Germán Martínez, en tándem con Sergio Massa, presidente de la Cámara baja. Deben juntar la mayor cantidad de avales necesarios, que hasta ahora rondaría el número de 90 –de un bloque de 118 legisladores–, según los cálculos que hace desde la Casa Rosada el secretario de Relaciones Parlamentarias, Fernando “Chino” Navarro, quien ayer en radio La Red fue tajante sobre la interna que abrió el debate por el FMI: “El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) lo vamos a votar en Diputados y en Senadores, y lo vamos a aprobar. No nos tenemos que enojar con los compañeros que decidan no acompañarnos”.
Se descuenta que los otros 15 diputados de La Cámpora acompañarán la decisión de su jefe político. Y ya se manifestaron en contra de arreglar con el Fondo Leopoldo Moreau, el sindicalista Hugo Yasky, tres legisladores de Patria Grande –que se referencian con Juan Grabois– y dos de la Corriente Clasista Combativa, que conduce Juan Carlos Alderete.
Necesitando una mayoría simple para aprobar el acuerdo –la mitad más uno de los presentes en el recinto–, el presidente Fernández confía en que tiene los votos en Diputados y en el Senado, según él mismo aseguró en su conferencia de prensa virtual con medios argentinos desde Barbados. Pero en la Cámara alta comanda su vice, Cristina Kirchner, que todavía guarda silencio sobre el acuerdo, y en las últimas horas el titular del bloque oficialista, José Mayans, se reunió en las últimas horas con el director por la Argentina ante el FMI, Sergio Chodos, según supo elDiarioAR. “Aún está en disputa la letra chica”, apuntaron desde el cristinismo.
La salida de Kirchner y las extraordinarias
Diez días después, la salida de escena de Kirchner aún impacta en el FdT. Si bien fue reemplazado por Martínez, aún falta la oficialización de que Cecilia Moreau seguirá siendo vicepresidenta y Paula Pennaca –de La Cámpora– continuará como secretaria. La indefinición se debe a que aún no hubo una reunión del propio bloque.
La misma indefinición ocurre a nivel de la Cámara. No se conformó ninguna de las nueve comisiones parlamentarias que deberían tratar las iniciativas enviadas por el Ejecutivo en las extraordinarias –sobre salud, ambiente y desarrollo económico–, y se estima que recién para la semana próxima habría avances al respecto, dos semanas después de lo previsto. “Tuvo que asumir Martínez y entrar en contacto con todo el bloque. Eso consumió algo de tiempo”, admitió una voz parlamentaria del oficialismo.
El propio Germán Martínez expresó públicamente el desafío que tiene por delante, pero evitó cargar con culpabilidades con su antecesor. “Es muy difícil desarrollar una tarea como esta si no se visualiza el momento que estamos viviendo. No vengo a reemplazar a Máximo sino a continuar el camino”, le dijo el martes a radio Provincia, y marcó la dimensión de la tarea parlamentaria que tiene por delante: “Tenemos 18 temas a tratar hasta el día 28 y ahí hay mucho que aportar. Necesitamos activar la agenda parlamentaria e ir mirando de reojo todo lo que va pasando en función del acuerdo con el FMI. Voy a trabajar para tener el mayor apoyo en la Cámara de Diputados”.
Cerca de Kirchner expresaron otra realidad. “Máximo es un diputado más; no define los tiempos de la Cámara”, recogió este medio. “Reuniones con los demás bloques, consensuar temas, acordarlos y conformar comisiones es una tarea que se está haciendo y no cambia en nada por la renuncia de Máximo”, agregó la misma fuente kirchnerista.
En el oficialismo hay quienes creen que la demora en la constitución de las cámaras también tiene que ver con evitar que la sangre llegue al río, y que la tarea de Martínez ahora está en contener más réplicas de las que generó el terremoto de la semana pasada. “Si abrís el debate en comisión va a saltar todo el pus”, compartió un vocero. En esa estrategia de buscar “bajar los decibeles” se podría leer la foto reciente entre el ministro albertista Juan Zabaleta y el camporista Wado De Pedro.
En la oposición, mientras tanto, aún esperan que Martínez los convoque a una reunión para discutir los mandos de las comisiones, que en su mayoría –y las más importantes– retendrá el oficialismo. La nueva espada legislativa del FdT apenas cruzó chats informales con el titular del bloque de Juntos por el Cambio, Mario Negri. “Se saludaron, pero eso no destraba las comisiones”, se quejó un vocero de la oposición. Y pintando el cuadro que ve en Diputados, expresó: “Está todo frenado”.
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