Massa festejó con los partidos locales y La Cámpora debió conformarse con intendencias. Los gobernadores dieron un paso atrás como frente de poder.
Por: Mauricio Cantando.
Las elecciones provinciales marcaron un claro retroceso para el oficialismo, aunque el golpe no fue igual para todos: los gobernadores fueron quienes peor la pasaron, Sergio Massa festejó en silencio los triunfos de partidos locales y La Cámpora le puso el cuerpo a las derrotas más duras, pero pudo retener intendencias.
Cómo explicó Letra P, el mapa político de diciembre tendrá más presencia de Juntos por el Cambio (JxC) porque finalizaron varias hegemonías peronistas y otras podrían caer en las próximas semanas.
El PJ, en sus diferentes variantes, perdió San Luis después de 40 años y en San Juan después de 20. Además, cayó en las primarias en Chaco, donde Jorge Capitanich logró ser el candidato más votado, pero en la sumatoria de votos perdió contra la alianza opositora. En septiembre se jugará su continuidad al frente de la provincia.
En Santa Fe Omar Perotti había recuperado la provincia para el peronismo en 2019, después de 12 años de dominio socialista, y no pudo dejar herederos: los cuatro candidatos que se midieron en la interna por la gobernación ni siquiera sumaron entre todos más que el ganador de la primaria de JxC, el radical Maximiliano Pullaro.
Fue el papelón más grande para el oficialismo en este largo año electoral porque es la tercera provincia más grande y quienes compitieron (Marcelo Lewandowski, Marcos Cleri, Eduardo Toniolli y Leandro Busatto) se identificaron con Massa, Cristina Fernández de Kirchner, el Movimiento Evita y Agustín Rossi. Todos tuvieron su cuota de culpa.
Las derrotas de los oficialismos podrían repetirse en Chubut el 30 de julio y en Entre Ríos, que vota en simultáneo con los comicios nacionales. Las dos provincias llevan dos décadas gobernadas por peronistas y el PRO confía en ganar con el senador Ignacio Torres y el exdiputado Rogelio Frigerio.
El peronismo pudo continuar con su predominio en Formosa, La Rioja, La Pampa y Tucumán. En las tres primeras se mantiene ese sello desde 1983: Gildo Insfrán, Ricardo Quintela y Sergio Ziliotto lograron su respectivas reelecciones. El gobernador pampeano aventajó por sólo siete puntos al radical Martín Berhongaray, en lo que pudo ser uno de los primeros batacazos del año. Osvaldo Jaldo mantuvo el poder del peronismo tucumano, que sólo se interrumpió en 1995 con la victoria del exdictador Antonio Bussi. Otras dos provincias oficialistas que aún tienen la elección son Santa Cruz y Catamarca.
Un puñado de gobernadores peronistas cambiará el clima en el Congreso porque habrá una mayor cantidad de legisladores de esa fuerza sin jefes territoriales, una rareza en los debates legislativos, donde los mandatarios provinciales suelen digitar la mayoría de las votaciones y son capaces de frenar el tratamiento de un presupuesto si no incluyen las partidas que piden.
Massa y los partidos provinciales
Si bien evitó participar de festejos, Massa celebró en silencio varios triunfos de gobernadores de partidos provinciales que, si logra ser presidente, no tardarán en plegarse a una liga oficialista. El principal es el salteño Gustavo Sáenz, reelecto por primera vez en una provincia que permite tres mandatos.
Antes de ser gobernador, Sáenz tuvo su primer triunfo en 2015 como intendente de la capital, con un respaldo explícito del ministro de Economía y en ese entonces candidato presidencial. Aquella vez, el dirigente platense Raúl Pérez fue el massista encargado de colaborar con su campaña y, un mes después de ganar los comicios municipales, Sáenz se sumó como compañero de fórmula del tigrense. El vínculo se mantuvo.
Massa también supo hacer una buena relación con los partidos gobernantes de Misiones y Río Negro, que lograron continuidad hasta 2027. En el primer caso ganó Hugo Passalacqua con el liderazgo del presidente de la Legislatura Carlos Rovira, quien después del triunfo negoció unificar listas legislativas con el oficialismo nacional.
El senador rionegrino Alberto Weretilneck, quien como líder de Juntos Somos Río Negro gestionó los votos en el Congreso para que el Gobierno alcanzara la mayoría en las dos cámaras, logró volver a gobernar su provincia aliado a La Cámpora local. En Diputados, Massa fue el encargado de contener a los rionegrinos Luis Di Giácomo y Agustín Domingo, claves para las votaciones.
Neuquén es otro caso de massismo implícito. Si bien el ministro no dejó su marca en el frente que armó el ganador, fue el primero en recibir a Rolando Figueroa tras su triunfo en las urnas. En los posteriores debates legislativos, el mandatario electo cuestionó la grieta y defendió medidas del ministro, como la finalización del gasoducto Presidente Néstor Kirchner.
El kirchnerismo y el consuelo de las intendencias
El kirchnerismo y su principal organización, La Cámpora, sufrieron en las provincias gobernadas por la oposición, pero celebraron algunas intendencias claves que pusieron en juego.
En Mendoza y Córdoba el peronismo quedó muy atrás, con camporistas poniendo el cuerpo. En el primer caso hubo primarias y la fórmula peronista ganadora fue de los kirchneristas Omar Parisi y Lucas Ilardo, pero el frente quedó tercero en cantidad de votos, detrás de dos fracciones de JxC que se dividieron: la UCR (donde Alfredo Cornejo le ganó a Luis Petri) y Unión Mendocina, el partido de Omar de Marchi.
En Córdoba, la fórmula kirchnerista del intendente Federico Alesandri y la camporista Gabriel Estévez quedó sexta con el 2,17 por ciento de los votos. En Santa Fe, el 4,15% de los sufragios del diputado camporista Marcos Cleri representaron un duro golpe para la agrupación de Máximo Kirchner.
Su mayor éxito estuvo en sostener tres intendencias, que junto a las que gane en Buenos Aires representarán buena parte del poder kirchnerista para el período que empieza en diciembre. Dos son de Tierra del Fuego: Walter Vuoto (Ushuaia) y Martín Pérez (Río Grande).
En la provincia más austral, el peronismo celebró también su continuidad en otra intendencia importante como es Tolhuin, donde seguirá Daniel Harrington. Y formó parte del triunfo del gobernador Gustavo Melella, quien en 2019 había enfrentado al PJ, pero esta vez lo sumó a su frente electoral.
La otra intendencia de peso que sostuvo La Cámpora es la de Santa Rosa, la capital de La Pampa, donde con lo justo Luciano Di Nápoli consiguió un nuevo mandato. Junto a Vuoto, se posicionaron como posibles candidatos a gobernador en 2027.
Comentá la nota