El Senado renovará este año 24 de sus 72 bancas. Se trata de los representantes de ocho provincias, que terminan sus mandatos iniciados en 2009.
Hay algunas figuras de renombre en la Cámara alta, sobre todo de la oposición antes que del oficialismo: por un lado, los santafesinos Carlos Reutemann y Rubén Giustiniani, el mendocino Ernesto Sanz o el cordobés Luis Juez. Por el otro, la tucumana Beatriz Rojkés de Alperovich, ex presidenta provisional, y el chubutense Marcelo Guinle (de licencia por motivos de salud). Dado el contexto político adverso de 2009, el Frente para la Victoria pone en riesgo menos bancas que otros espacios, lo que hace poco probable que pierda su lugar como primera minoría, si es que no recupera cierto terreno. En cambio, el radicalismo pone en juego nueve de sus doce bancas, mientras que el PJ disidente renueva tres de ocho. En ese marco, si se produjera tras 2015 una eventual alteración de la correlación de fuerzas en el Senado, estará más vinculada con la sucesión presidencial que con un cambio drástico en la composición del cuerpo.
Contra varios pronósticos surgidos luego de las elecciones de 2013, el kirchnerismo mantuvo el control y marcó la agenda del Senado durante el último período parlamentario. Se movió entre los 37 y los 40 senadores, contando a propios, aliados habituales y excepcionales. Le bastó para conseguir quórum y aprobar todas las iniciativas que no requirieran los dos tercios de la Cámara. Como en años anteriores, la oposición no logró romper la unidad del bloque oficialista para imponer iniciativas propias, y sólo pudo impulsar algún cambio cuando se produjeron diferencias hacia el interior de la bancada que comanda Miguel Pichetto.
Las ocho provincias que renuevan bancas son Catamarca, Corrientes, Córdoba, Chubut, La Pampa, Mendoza, Santa Fe y Tucumán.
El FpV pone en juego siete bancas: Inés Blas, Adolfo Bermejo, Marcelo Guinle, María Higonet, Roxana Latorre, Sergio Mansilla y Beatriz Rojkés de Alperovich. Además, dos aliados habituales, los correntinos José María Roldán y Josefina Meabe, también culminan sus mandatos. La mayoría de las principales espadas del kirchnerismo continúan entre dos y cuatro años más. Pichetto, jefe de bloque, podría abandonar el cargo si resulta electo gobernador de Río Negro, abriendo el interrogante por su reemplazante. El neuquino Marcelo Fuentes, el salteño Rodolfo Urtubey, el santacruceño Pablo González, el sanjuanino Ruperto Godoy y el recientemente incorporado Juan Manuel Abal Medina (en reemplazo de Aníbal Fernández) tendrán un rol destacado en el próximo Senado. Con las listas de candidatos todavía sin definir, resta saber si se incorporará otra figura al FpV que altere el equilibrio alcanzado hasta ahora.
La situación podría cambiar según cómo se resuelva en el peronismo la disputa por la elección presidencial. Con eso en mente, el kirchnerismo comenzó a articular una línea interna de entre siete y ocho senadores, que podría ser la tropa leal a Cristina Fernández, en caso de un eventual triunfo de Daniel Scioli.
Los opositores, y en especial la UCR, tienen un escenario más complejo. Finalizan sus mandatos los mendocinos Ernesto Sanz y Laura Montero, los catamarqueños Oscar Castillo y Blanca Monllau, el correntino Eugenio “Nito” Artaza, el chubutense Mario Cimadevilla, el pampeano Juan Carlos Marino y la tucumana Silvia Elías de Pérez. Sin candidato presidencial competitivo, la UCR deberá ingeniárselas para no perder el 75 por ciento de su fuerza parlamentaria en esta Cámara.
El PJ disidente, en cambio, no arriesga tanto. Sólo Reutemann, el ex gobernador pampeano Carlos Verna y la chubutense Graciela Di Perna dejan sus bancas, y en algunos de esos distritos hay perspectivas de un buen desempeño electoral para octubre.
El Frente Amplio Unen, que en el Senado existe como interbloque y reúne a seis legisladores, pone en juego tres bancas, dos de ellas clave: la del santafesino Rubén Giustiniani y la del cordobés Luis Juez. La restante es la de Norma Morandini. Habrá que ver cómo buscan retener su lugar en dos distritos donde la oferta electoral es mucha y diversa.
El PRO está en la mejor posición, ya que no pone en juego nada, aunque su representación es exigua. Tiene dos bancas y un aliado: Diego Santilli y Gabriela Michetti por un lado, y Alfredo De Angeli por el otro. Si la senadora termina como sucesora de Mauricio Macri, los cuatro años restantes de mandato quedarían para el diputado Federico Pinedo.
Con este panorama, los movimientos en la Cámara baja se verán influenciados por la disputa presidencial, donde, según las últimas encuestas, la competencia pasa principalmente por Daniel Scioli, Sergio Massa y Mauricio Macri. Los dos últimos no cuentan con un desarrollo territorial importante, mientras la UCR, que sí lo tiene, no consigue consolidar un liderazgo. Por ese motivo, muchos radicales insisten en la necesidad de aliarse con el líder del PRO, lo que les daría un paraguas para resguardarse de una derrota que, por primera vez desde el regreso de la democracia, podría relegarlos a un tercer puesto en la Cámara alta.
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