Los alfiles que responden a Joaquín de la Torre pero siguen en las filas del Frente Renovador no emiten señales sobre cómo jugarán en las elecciones de este año, y el resto de los referentes massistas ejerce presión para que se definan
Cuando dejó el massismo para pasar a las filas de Cambiemos, el actual ministro de Gobierno bonaerense, Joaquín De la Torre, dejó detrás suyo a varios alfiles que ocupan desde bancas en Concejos Delibe-rantes hasta intendencias.
La mayoría de esos dirigentes sigue en las huestes del Frente Renovador pero, en el espacio liderado por Sergio Massa, desconfían del juego que tendrán en los próximos comicios y apuran definiciones. En tanto, en el oficialismo, todavía aguardan a que varios de esos pollos que De la Torre alimentó ahora sigan sus pasos.
Para colmo, el contexto no ayuda. El FR baraja las cartas junto al GEN para empezar a emitir los primeros nombres de las listas. En ese marco, los massistas de pura cepa inclinan la cancha y ya no disimulan su malestar: quieren saber de qué lado están los de origen delatorrista.
Según pudo saber La Tecla, a priori, la Tercera sección electoral es el territorio más afectado por las indefiniciones. Allí son 5 los distritos y los referentes de la discordia: el concejal Walter Queijeiro (Quilmes); el exintendente Daniel Bolettieri (Almirante Brown); el edil Ramiro Trezza (Lomas de Zamora); el presidente del bloque del FR de Lobos, Hugo Pais; y el dirigente Roberto Vázquez (San Vicente). Por encima de ellos, opera el senador bonaerense oriundo de Magdalena, Fernando Carballo, que integra el bloque del Frente Renovador, y a quien señalan como una extensión de las intenciones de Joaquín de la Torre.
“El gobierno de Cambiemos compra funcionarios, y De la Torre sale a cazar intendentes con la única intención de dividir la oposición”, aseveró el dirigente massista de Almirante Brown, Mauricio Silva, en diálogo con este medio.
En tanto, un armador del massismo dio cuenta de la dinámica de cooptación: “Estos tipos agarran, te llaman y te preguntan ¿querés jugar? Si tenés lista, te dan la plata para que juegues, y si sacás 3, 5 o 10 puntos al resto, en unos comicios de 30 puntos promedio, Cambiemos gana una elección central en la Provincia”, argumentó.
Frente a este panorama, quienes desconfían de los dirigentes que De la Torre acercó al FR abrieron un bloque de trabajo te-rritorial compuesto por una serie de legisladores de diferentes distritos de la Tercera. El objetivo es contrarrestar el peso que pueda tener el aparato político al que hoy puede echar mano el ministro. Ese bloque de monitoreo lo integran la diputada nacional de Avellaneda, Mónica Litza; su par de Azul, Mirta Tundis; el senador bonaerense de Lanús, José Luís Pallares; el diputado provincial de Presidente Perón, Carlos Acuña; y el matancero Ju-lio Ledesma.
“A los referentes de Joaquín los están reteniendo dentro del espacio. Más allá de su influencia, las decisiones del armado de listas pasan por otro lado”, confían desde el bloque que, en la sección, le hace contrapeso al delatorrismo, con el an-helo de que Massa reconozca su labor en el territorio y los bendiga en las listas.
Por fuera de esa zona, la Quinta sección electoral es otra de las tierras fértiles del delatorrismo. Allí, su imagen ya cosechó logros: en Mar del Plata partió al bloque del Frente Renovador donde, quien era su presidente, Lucas Fiorini, se cortó solo y abrió el partido vecinal Crear. El motivo de su alejamiento fue la voluntad expresa del edil en apoyar ordenanzas clave para la gestión del intendente marplatense por Cambiemos, Carlos Arroyo.
Otro que podría entrar en esa lista es el intendente de Chascomús, Javier Gastón, que llegó al FR de la mano del ministro de Gobierno bonaerense. No obstante, el alcalde supo mantenerse alejado de los rumores y desmentir: “Yo voy a seguir en el massismo”, dijo a La Tecla.
Mientras tanto, la cuenta regresiva para definir quiénes representarán al massismo en la Provincia no descansa. Bajo esas circunstancias, un fantasma tornea el tablero de decisiones que el espacio pueda tomar y mide constantemente las actitudes de los que se acercaron al FR de la mano de De la Torre. El miedo es uno: poner a la gente equivocada en el lugar equivocado, y no convidar en las listas a alguien que puede irse rápido después. Para achicar el margen de error, una definición amanece: que el delatorrismo se defina y explique de qué lado está.
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