Por: Mario Wainfeld. Neuquén, enseñanzas de lo previsible. Las elecciones, más didácticas que las encuestas. La candidatura de Weretilneck en riesgo, bajo la lupa de la Corte Suprema. Córdoba, un fracaso radical y de Cambiemos. Elogio de una especie política en extinción. Unidad cambiemita en Tucumán. Y algo sobre el ataque a Ramos Padilla.
El Movimiento Popular Neuquino (MPN) mantuvo la gobernación consolidando su invicta hegemonía provincial. La tradición y las votaciones anteriores resultaron mejor predictor que las encuestas.
La táctica de “desdoblar” los comicios de los nacionales adoptada por el gobernador reelecto Omar Gutiérrez rindió sus frutos: la polarización nacional no impregnó el veredicto de las urnas. La táctica de “provincializar” puede fallar; esta vez resultó.
Las cifras duras, precisas, de los escrutinios proporcionan referencias más sólidas que las construcciones discursivas o que los sondeos. La historia gravita, las tradiciones se prolongan. Los pronósticos simplistas y uniformadores subestiman las realidades locales.
Las victorias de Cambiemos en 2015 y 2017 introdujeron una distorsión en las lecturas políticas. Cundió y cunde un abuso de duranbarbismo, la propensión a suponer que la publicidad es todo. O, en el otro rincón del ring, el simplismo de predicar que los medios son todopoderosos, omniscientes e imbatibles. Dichos relatos no incurren enuna falsedad absoluta: yerran en las proporciones.
Lanzada la maratón de votaciones, viejos saberes y recursos de “la política” comprueban su resiliencia.La calidad de los candidatos, la destreza irremplazable de los operadores, las lealtades de clase y territoriales. Todo se conjuga.
Cada provincia es única lo que no ocluye tendencias generales. Neuquén prodigó enseñanzas para quienes disputan compulsas en otros pagos. No mecánicas, no absolutas… el encanto del federalismo.
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Con suspenso adicional: Son contados los distritos gobernados hoy en día por un partido provincial. Dos o tres, según como se clasifique a Misiones. Neuquén es el ejemplo más estable. Hete aquí que otro es Río Negro que elige autoridades el 7 de abril. Se enfrentarán tres partidos con aspiraciones al podio: el oficialista de Alberto Weretilneck, el peronismo unido y Cambiemos. Se presuponen mínimas las chances del partido del presidente Mauricio Macri. Tal como sucedió en Neuquén, la Casa Rosada se conformaría si no gana el peronismo unido que lleva como postulante a Martín Soria, intendente de General Roca.
Cercanía geográfica, un esquema parecido... A no apresurarse: los cuadros de situación contienen diferencias. Una inmensa entre ellas: el gobernador Weretilneck no lleva los colores de una fuerza ancestral como el MPN. La suya es incipiente con raíces recién implantadas. Lejos de encarnar una tradición imbatible de décadas comienza una etapa.
Su liderazgo es personalizado, lo que potencia la importancia del fallo que dictará la Corte Suprema de Justicia. Esta resolverá si los dos mandatos (uno casi completo y otro íntegro) que cumplió el gobernador no le impiden legalmente de presentarse a la (¿re-re-re?) reelección. El Tribunal Superior de Justicia rionegrino le dio la venia al gobernador, sus rivales recurrieron a la Corte Suprema.
En los pasillos de Tribunales y en los quinchos se da por hecho que la Corte le propinará un revés a Weretilneck. Los pronósticos deportivos van por el mismo lado. De confirmarse la versión, la sentenciase fundaría en la necesidad de armonizar la Carta Magna rionegrina con la nacional, que combina republicanismo y federalismo. Seguramente habría referencias a un fallo dictado por la anterior integración del Tribunal que le negó una re-re-re a Gerardo Zamora, gobernador de Santiago del Estero.
Weretilneck debió suplir al asesinado gobernador Carlos Soria a pocos días de haber asumido como su vice. Un acontecimiento único, asombroso.La enmarañada y chapucera redacción del texto constitucional respectivo (similar al nacional y al de otras varias provincias) complica interpretarlo. ¿Cómo se traduce una cláusula imprecisa al inédito caso concreto? Una cuestión espinosa, “de puro derecho” en jerga jurídica. La Corte dirá la última palabra el viernes 22 si no surgen imponderables. Provocará mayúsculaconmoción si le baja el pulgar a Weretilneck.
El gobernador de La Rioja, Sergio Casas, también se comerá las uñas porque espera una sentencia simultánea de la Corte en una causa (¡de nuevo!) semejante pero no idéntica a la de su par rionegrino. Median otras circunstancias, una enmienda constitucional recién aprobada… podría haber dos decisiones diferentes. Pero la sensación térmica, los quinchos y las radio pasillo se inclinan a suponer que las resoluciones serán iguales en lo esencial lo que les daría una pátina de equidistancia política. Como siempre, habrá que ver.
Es prematuroimaginar cual sería el plan B de Weretilneck. Quizás postergar unos días la votación para reconstituir la fórmula e imprimir nuevas boletas. No vale la pena abundar en especulaciones ante un escenario que se aclarará (por así decir) en pocos días.
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Fractura expuesta: La coalición Cambiemos acudirá debilitada a la elección en Córdoba. El intendente de la capital Ramón Mestre y el diputado Mario Negri (apoyado por el macrismo) no lograron concretar una interna ni cerrar una lista de unidad.
Si no media un renunciamiento in extremis (que equivaldría a una derrota) cada correligionario se presentará con su boleta. Mestre exhumará la tradicional “Lista 3” de la UCR. Entrambos aumentarán las posibilidades del gobernador Juan Schiaretti quien hasta puede fantasear en que su pollo Martín Llaryora le arrebate la capital al mestrismo.
Varios factores se conjuraron. La ambición, la falta de diálogo o muñeca, las dificultades para armar una interna “atada con alambre” donde no existen las excesivamente criticadas Primarias Abiertas Obligatorias (PASO).
De los laberintos, cinceló un escritor eximio, se sale por arriba. De los laberintos internos o en armado de listas, estimamos, se puede salir apelando a expertos venerables: los operadores políticos. Dúctiles en mediación, hábiles para acercar a los contrincantes, urdir alquimias, convencerlos de a uno en fondo, macanearles en aras del objetivo común. Capaces de hacer que el agua y el aceite confluyan en una coalición. Los peronistas extrañan desde hace años al fallecido Juan Carlos “Chueco” Mazzón. Enrique “Coti” Nosiglia sabía desempeñarse entre los radicales, en décadas anteriores.
Será la globalización financiera, tal vez el cambio climático… la vieja especie de los operadores propende a la extinción.
La falta de un liderazgo indiscutido dentro del radicalismo ahonda el problema. El socio menor del macrismo a nivel nacional sobrevive como confederación de partidos provinciales o como agencia de trabajo estatal para correligionarios. El ex senador Ernesto Sanz, chimentan malas lenguas radicales, cuando se le reprocha cuán poco talla la UCR en Cambiemos pela un Excel en el que constan, literalmente, cientos o algún millar de boinas blancas conchabados a nivel estatal, con su cargo y buenos sueldos. A su ver, así se comprueba como son reconocidos los émulos de Alem e Yrigoyen. El senador Ángel Rozas señala la falla, lo que falta: “mojar el pancito en el tuco”. Participar en el poder, las grandes decisiones.
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En el jardín de la República: En Tucumán se divide el peronismo en pos de la gobernación: el titular Juan Manzur frente a su antecesor José Alperovich. Cambiemos irá unido (un plus en elecciones sin ballotage) llevando a la radical Silvia Elías de Pérez como candidata. La senadora es una intolerante cruzada “Pro Vida” que se hizo oír con estridencia en el debate por la Interrupción Voluntaria del Embarazo. El pañuelo celeste cuenta con adhesiones populares en la provincia. Imposible cuantificarlas, necio negarlas. De hecho, Manzur se enrola entre los “anti abortistas”.
Elías de Pérez relegó al diputado José Cano y al ex ministro de Economía, Alfonso Prat Gay. Cano, fantaseó el oficialismo, sería catapultado por el Plan Belgrano a la gobernación. La jugada fracasó ya que el Plan Belgrano jamás arrancó.
Prat Gay deliró que podría ser el primer lobo de Wall Street que llegara a un ejecutivo provincial, en un territorio que sólo puede recorrer GPS en mano. No funcionó, tampoco.
El partido del represor, dictador y luego gobernador en democracia Antonio Domingo Bussi conserva presencia, otro hecho distintivo de Tucumán. Su hijo, Ricardo, volverá a ser candidato. No ganará, se pronostica, pero quitará votos a sus competidores. Queda por develarse cuántos y a quién.
San Miguel de Tucumán es bastión de Cambiemos, Pérez lo cimentaría. El actual intendente Germán Alfaro, peronista y cambiemita, pinta como favorito para revalidarse. En cualquier provincia, si una aspirante pisa fuerte en la ciudad capital la racionalidad induce a elegir compañere de fórmula del “interior” para ampliar la representación territorial. A tales efectos. los intendentes valen doble. En una de esas Elías de Pérez aplica esa máxima.
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Los que se van, lo que viene: Días atrás comentamos prospectos de frustrados candidatos a gobernadores en provincias surtidas, incubados en la Nación. El ministro del Interior Rogelio Frigerio, el ex secretario de Deportes Carlos Mac Allister, el ya aludido Cano. Es arduo hacer pie o penetrar desde otros parajes en la lógica de la política distrital.
La dificultad, endémica, se agudiza cuando se observa la capacidad de gestión del macrismo. Con inflación record, consumo deprimido y aumentos de tarifas en preembarque el presidente del Banco Central Guido Sandleris repite su fatua promesa de meses y bimestres atrás: sofrenar al dólar. Hasta ahora solo concretó una exitosa medida anti inflacionaria: la recesión. No le alcanza paradomar los aumentos de precios.
País extraño la Argentina. Para colmo, con 24 provincias que lo complejizan.
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