El Gobierno transita un momento complicado y ve al líder del Frente Renovador como conspirador. El consultor que predijo la caída de Rajoy.
Los votaron por la política, ¿por qué hablan tanto de economía?
En algún momento de serenidad habrá que buscar las razones por las cuales este Gobierno habla tanto de economía, cuando llegó al poder por la política. Lo votaron el año pasado también por la política, en unas elecciones para las que repartía sus boletas y, en el mismo sobre, las cuentas con los aumentos de las tarifas. Ganó igual. Y si lo votan el año que viene, será también por la política. El Gobierno cargará en las próximas horas contra el peronismo ácido que se identifica con Cristina de Kirchner.
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Es la manera de salir del estado de reacción que reconocen sus asesores, para pasar al control de alguna iniciativa. Lo hará no sólo en la comisión a la que lleva el martes el planteo para que se resuelva el desafuero de la ex presidente. También para que la oposición saque del archivo el proyecto de ley de extinción de dominio, una iniciativa que se votó en Diputados con el acuerdo de macristas y massistas, pero que está frenada en el Senado.
Cristina Kirchner, la última semana, en la sesión del Senado por tarifas.
Esta semana el oficialismo va a intentar arrinconar al cristinismo, al que señalan como resistente a esta norma de decomiso de los bienes mal habidos por los delincuentes (narcos, corruptos). Justifican esa resistencia en que el texto votado por Diputados puede abrir una cacería de decomisos de procesados, o condenados sin sentencia, que redundaría en la contra ola de juicios contra el Estado. Esta postura la atribuye el Gobierno a los partidos de la oposición, a los que acusa de proteger la corrupción. Pero también es una advertencia que han hecho llegar al Congreso jueces y fiscales. Insistir en la pelea política es un cambio de táctica después de dos meses de enredarse con el propio poncho hablando de economía.
Massa, el enemigo fantasmal
El Gobierno ve que es rentable empujar en favor de esa sanción, que seguramente devolverá el texto a Diputados, donde se aprobó la primera versión, en otra maniobra que le atribuye a Sergio Massa, que ya no está en la cámara. La aparición fantasmal del eje renovador es un tema para la literatura política. Él mismo se promueve desde el whatsapp como el gran titiritero que maneja todo, como la ley de tarifas que Macri vetó.
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Se sabe que fue él quien empujó sobre los senadores federales, para que rechazasen el acuerdo Macri-Urtubey de baja del IVA, con la intención de impedir el rédito que podía sacar el salteño, al ponerse a la cabeza de los demás gobernadores. Esto podía resentir el rol de Massa en la interna por las candidaturas del año que viene. Sin aparecer físicamente, a Massa lo fantasmean en todas las miniseries. Tanto que ha pasado una semana y se sigue especulando sobre su encuentro con Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal.
Sergio Massa y María Eugenia Vidal, en una foto en Mendoza en 2016.
Éstos niegan un almuerzo, y cuentan que estando los dos un mediodía de otoño en el privé del primer piso de La Brigada, vino el dueño de esa parrilla a decirles que abajo estaba Massa y si querían saludarlo. Una rareza protocolar entre quienes se conocen tan bien y de tantos años. Le dijeron que no, y al bajar no vieron a nadie. Despachan la especie como una salidera periodística, montada por alguien estaba controlando quién salía de esa parrilla. ¿Controlaba para Massa o para Larreta? La respuesta es obvia.
Vidal y Larreta blindan su caja
¿Importa mucho? Casi nada, pero a Massa le conviene ese fantasmeo. Sobre esta trama, sí importan las gestiones que el dúo Larreta-Vidal hace ante la oposición, para que se dejen de embromar con eso de que sus distritos asuman el pago de los subsidios a Aysa, Edenor y Edesur. El Gobierno nacional está dispuesto a entregar esas cajas si logra, a cambio, el favor de la oposición en el calvario de los seis meses que vienen. Vidal recibió para discutir esto a Diego Bossio en su despacho del microcentro. Le dijo de su preocupación por la afectación de su presupuesto, para atender obras en los municipios en donde el peronismo quiere conservar o sumar votos el año que viene. Algo así como una advertencia.
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Bossio gravita en esas charlas en nombre del peronismo federal, porque su oficina de la zona del Congreso es ya un think tankmultiservicio. Allí sus asesores redactaron el proyecto de baja de IVA, que traficó Pichetto entre el oficialismo y la oposición. También sale de ahí ese nuevo impulso de las relaciones entre los dos sectores: vamos a ayudar, pero a la vez vamos a controlar. Traigan los acuerdos, pero también abran los costos. No por nada Bossio administra la bicameral de control de las PPP, que ya está armando el cronograma de citación a funcionarios comprometidos con ese programa.
Intervención en el PJ depende del congreso del viernes
Todo lo que pase en el peronismo parece cobrar importancia a medida que crece la temperatura electoral. Para el PJ formal es clave, por ejemplo, el congreso al que ha convocado Gildo Insfrán para el próximo viernes en el estado (mini) de Ferro. De cómo salga ese congreso depende la decisión que debe tomar la Cámara Nacional Electoral, en torno a la intervención de Luis Barrionuevo en el consejo nacional que dictó María Servini. Ese órgano lo conduce Insfrán, mandatario que tiene sobrevolando algunos drones judiciales que lo han sacado del centro del escenario. Los congresales son 960 y sesiona con la mitad más uno, pero por las divisiones que se conocen, hay distritos como Córdoba o Salta que no mandan congresales.
Luis Barrionuevo, interventor del PJ nacional, en un reciente asado con gremialistas.
Habrá un repudio de la intervención, en defensa de José Luis Gioja, y el cristinismo amenaza con apoderarse del congresocon discursos fuertes. Pero lo peor que les puede pasar es que el Congreso consagre la división partidaria. Por eso el esfuerzo de estas horas de Gioja e Insfrán es que todo transcurra en paz. Si el congreso termina así y con un número aceptable de delegados, es previsible que la Cámara Nacional Electoral voltee la intervención. Si eso no ocurre, hay Barrionuevo para rato.
Los aprendizajes de esta crisis
La idea de contraatacar con el reclamo de la ley de extinción de dominio busca forzar a que el bloque de los federales de Miguel Pichetto desmarque de la amenaza del bloque cristinista. En la ley de tarifas las dos bancadas peronistas votaron juntas. Según el primer diagnóstico del Gobierno después de la ley vetada, es que de acá en adelante es necesario recomponer las relaciones con Pichetto para andar los meses que quedan hasta la votación del presupuesto, que va a ocurrir hacia diciembre próximo.
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Para que haya entendimiento, no sólo hay que abrirles el juego a los gobernadores en la confección de un presupuesto negociado de arranque. También hay que ayudarlo a Pichetto en la puja con su verdadero adversario, que no es Cambiemos sino el resto del peronismo que acosa la plaza única que defiende este senador, que es el bloque federal del Senado. La frase que repiten los estrategos es: ¿no entienden que Pichetto, que siempre fue de otros –Menem, Duhalde, Kirchner– está aprendiendo a ser jefe? Hay mucha literatura política en estas percepciones del Gobierno, que afloran en la poligamia que atraviesa la multitud de mesas en las que se reparten debates, y, a veces, discusiones. Por sobre todas ellas domina, sin embargo, la llama “mesa de coordinación”, en la que se sientan todos los días Mauricio Macri, Marcos Peña, Rogelio Frigerio, Emilio Monzó, Federico Pinedo y Ernesto Sanz, en representación del radicalismo.
Miguel Pichetto, jefe de los senadores peronistas, en la última sesión por tarifas.
Los demás entran y salen, pero la fija es ésa. En ese arco hoy Pichetto tiene pocos valedores por el gesto del senador de desbaratar el acuerdo de Macri con Juan Manuel Urtubey, del cual se apartó todo el peronismo. El salteño gravó su aislamiento al pegarse en el fin de semana a la comitiva presidencial que visitó su provincia. Para el manual de peronismo básico, lo último que tiene que hacer un dirigente es sacarse una foto con un derrotado. Y Macri fue para el peronismo uno de los derrotados de la votación del jueves. Había que tomar distancia hasta nuevo aviso.
Las fotos que quitan autoridad a Macri
Pichetto es un crítico del mecanismo de negociación del Gobierno, y lo dijo en su discurso de cierre. Se refería a las hirientes llamadas clandestinas, que en la madruga de ese día hacía la Casa Rosada, en el intento de restarle el quórum a la votación. ¿Por qué no hablaban con él? ¿Qué daño querían hacerle, más si creen que tienen que defenderlo como el peronista bueno, acosado por los peronistas malos? En el paquete de esa crítica, suma reproches al entorno presidencial, por no cuidar su autoridad, que creen lesionada por la inoportunidad de algunas fotos. Una es la de Urtubey con él en Salta, que lo aleja más de los gobernadores peronistas a los que dice necesitar para un Presupuesto que acoja en paz el acuerdo con el FMI.
El presidente Mauricio Macri con el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, la semana pasada.
Pero hay otras dos fotos. Una es la del 14 de mayo pasado, cuando los jefes de bloques se reunieron con Macri para hablar del acuerdo con el FMI y hasta firmar, incluyendo a Pichetto, un documento en respaldo de la estabilidad financiera. Pichetto esperó que después de esa reunión lo apartaran para una charla privada y a solas, para hablar en serio y por fuera las formalidades. No ocurrió. ¿Para que me llamaron?, pudo preguntarse. La tercera foto fue para la chunga: apareció Macri junto al senador petrolífero y neuquino Guillermo Pereyra, quien le aseguró que no votaría la ley mala de tarifas. El 24 se dio vuelta y demostró que la vaca no está muerta. Para el peronismo, es una sucesión de improvisaciones fotográficas del Gobierno que muestran debilidad.
Cristina, ¿hábiles o corridos?
La jornada del martes no aportará mucha paz. Cambiemos presionará al peronismo para que la entregue a Cristina en el debate del desafuero. El argumento es que se cumplen los 180 días que le da la ley al Senado para que trate el pedido de la justicia. El martes se vence ese plazo, y debería convocarse a una sesión especial para discutir el desafuero sin despacho de comisión. El peronismo eludirá el aprieto con el argumento de que los 180 son días hábiles y no corridos. Es discutible porque la ley no dice nada. Cambiemos dirá que es un disparate, pero insistirá el peronismo en dilatar más los plazos. Con eso libera a los federales del compromiso de defender a Cristina más allá de lo necesario, pero tampoco la entregará así nomás. Usará en defensa de su posición que, si son tan legalistas, por qué no entregan en Diputados a la chaqueña Aída Ayala, también con pedido de desafuero. Se tratará esto también el martes.
Estratega de la caída de Rajoy tiene amigos por acá
Tampoco la agenda global deja de inquietar, después del porrazo que se dio el mejor amigo de Macri en España, Mariano Rajoy. Aparecen ahora nuevas relaciones y se fuerzan nuevos amigos. La tarea es de Ramón Puerta, quien cenó en la residencia de su embajada en Madrid con Felipe González, 48 horas antes la caída de Rajoy, y tuvo las primicias de lo que iba a ocurrir. Por eso el voto que hizo caer al gobierno conservador no sorprendió en Olivos. Ese resultado reactivó además algunas agendas que parecían inútiles. Por ejemplo, la que enlaza a Bossio con el asesor del nuevo premier Pedro Sánchez, un hombre que merodea por acá para dar ideas y estrategias a algunas tribus del peronismo, y a quien se le señala como el autor de la movida que exaltó al mismo Sánchez. Se trata de Iván Redondo, un consultor que fue del PP en varias elecciones provinciales de España, pero que se pasó de bando cuando le rechazaron una estrategia de recambio generacional en el oficialismo español.
Diego Bossio, diputado del Peronismo Federal.
Redondo es amigo de Bossio y suelen intercambiar correos con sugerencias. En cualquier momento puede aparecer por acá, en donde tiene otros amigos. Viene de la universidad George Washington, en donde ronca fuerte Jaime Durán Barba. Redondo tiene un blog, The War Room, el mismo nombre que tenía el sótano de la casa de gobierno de Little Rock, en donde James Carville -también asesor de Eduardo Duhalde y Daniel Scioli- dirigió a la campaña presidencial de Bill Clinton. Es donde había una pizarra que decía "The economy, stupid".
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Ese blog puede leerse en el sitio de Expansión, que pertenece al grupo editor del diario El Mundo, y había escrito allí hace un año: "Si enfocamos bien el ajedrez político que se avecina, deben saber que hay altas probabilidades de que Sánchez pueda ser presidente. Bien a través de una moción de censura (si se suceden más escándalos en el PP y se conforma esa mayoría alternativa) o tras el resultado de unas elecciones anticipadas. Nadie daba mucho por Sanchez en aquel momento. Por su relación con Redondo, Bossio ha mantenido reuniones con él. La familia del diputado y ex ANSeS veranea en las playas alicantinas de Garrucha, las mismas que frecuenta Sánchez.
Cómo se voltea un gobierno, pero bien ¿eh?
El diario El Mundo le atribuye ahora haberle hecho llegar instrucciones a Sánchez para su aparición en la sesión que hizo caer a Rajoy, que son un manual de tareas. Papel y lápiz:
- 1) "Céntrate en la dimisión con la frase 'Dimita, señor Rajoy, hoy, aquí y ahora'. Demuestra no querer ser presidente a cualquier precio".
- 2) "Ofrece un discurso moderado sin compromisos que no se puedan cumplir, relegando al presidente el papel de líder de la oposición".
- 3) "Equilibrio y estabilidad. Delimita un espacio medido de centro izquierda en las intervenciones".
- 4) "No uses papeles, suéltate como animal político en los cara a cara. Habla desde el corazón".
- 5) "Muestra humildad y épica porque tu historia es épica. Domina el debate con personalidad sin arrollar. Muestra honestidad. Saliste del Congreso dimitiendo. Y vuelves al Congreso para tumbar a Rajoy y ser el próximo presidente".
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