El radical Alejandro Molero, que desde el lunes ejerce la dirección del Iscamén, tiene una corta pero nutrida carrera pública. No renuncia a su sueño de ser intendente de Alvear
El 11 de julio, el senador alvearense Alejandro Molero (UCR) fue convocado a una reunión en el Ejecutivo. No era un encuentro de trabajo como cualquiera al que el gobernador Alfredo Cornejo lo citaba como presidente del bloque de senadores oficialistas. Esta vez fue para comunicarle que había sido elegido nuevo director del Instituto de Calidad y Sanidad Agropecuaria (Iscamén), puesto que dejó vacante el peronista Raúl Millán. En sus pocos años de carrera política –apenas trabaja en esta actividad desde 2006– ha tenido diversos logros y reconocimientos ligados al Poder Legislativo, pero ésta es su primera actividad en el Ejecutivo. Con UNO habló de sus metas en el instituto y también de un sueño que no ha abandonado: ser intendente de su departamento, General Alvear.
–¿Se siente cómodo como presidente del Iscamén?
–Digamos que conozco el territorio. A los 18 años ingresé a la Cámara de la Producción de General Alvear. A partir de allí fui presidente de la Comisión de Ganadería y de la fundación Coprosamén a nivel provincial y soy productor agropecuario. Siempre he estado muy ligado al sector. Me gusta porque es un ámbito ejecutivo, a diferencia del legislativo. Aquí se toman decisiones, con la intención de mejorar el sector al que se está ligado.
–¿Qué le planteó Cornejo cuando lo convocó?
–Tuvimos una extensa charla. A él le preocupaba tener que desvestir a un santo para vestir a otro. Cornejo está conforme con el desempeño legislativo. Conformamos algo que no tuvo fisuras. El diálogo que habíamos entablado con la oposición era muy bueno.
–En eso lo ha ayudado su perfil conciliador.
–Tengo una buena relación con la oposición, el Frente para la Victoria nos acompañó en los proyectos más importantes. Sólo tengo palabras de agradecimiento y reconocimiento de la buena relación establecida con Patricia Fadel y Eduardo Bauzá. Al gobernador le preocupaba resentir este funcionamiento tan bueno que hemos logrado, pero primó en la charla entre los dos que en el Iscamén había que hacer una fuerte gestión y optimizar los recursos. Enderezar el barco para estar en la lista de largada.
–¿Piensa hacer cambios en los programas?
–Creo que no es necesario dejar de lado lo que se estaba haciendo. No hay motivo para no tener continuidad y eliminar los programas con los que se está trabajando. Sí hay que potenciarlos, mejorarlos, no me cabe duda.
–En cuánto a su carrera política, ¿cómo va a continuar? ¿Cree que esta nueva responsabilidad lo va a frenar?
–La verdad es que no me lo he planteado, pero el Iscamén tiene una pata en cada lugar del territorio, tiene incidencia, programas y desarrollo en cada departamento en el cual se desarrolla la producción. Esto es parte también del trabajo territorial.
–¿Tiene aún la intención de ser intendente?
–Cualquier persona que trabaja en política y llega a ocupar lugares de privilegio sueña con ser intendente. A mí me gustaría ser intendente. Sin embargo, hay que decir que el radicalismo de General Alvear tiene un nuevo y marcado liderazgo, que es el del actual intendente, Wahlter Marcolini.
–¿Cree personalmente en el cuidado del agua o es un tema políticamente correcto y por eso lo elige?
–No es así, yo creo en la lucha por la preservación del agua. Me ha tocado estar en gobiernos de distintos colores políticos y siempre he ejercido la misma defensa.
–¿Lo político ha afectado su vida personal, familiar?
–Ha habido momentos difíciles, uno resigna muchas cosas. Mis hijos eran muy chiquitos, incluso el menor no había nacido cuando yo empecé a trabajar en política.
–¿Por qué eligió dedicarse a esto?
–Porque a mí la política me apasiona. Y aunque uno deje de ejercer cargos públicos nunca se va del todo de la política, es una actividad que sólo se puede ejercer por pasión.
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