Las autoridades de la escuela denunciaron la aparición de uniformados armados. Los padres hicieron una presentación en la Defensoría Tutelar del Menor, que a su vez envió un oficio judicial al jefe de la Policía de la Ciudad, quien debería dar una respuesta “el lunes antes de las 12”.
Les pedí a los estudiantes que nadie pisara la vereda y los chicos entendieron, pero tener que pensar que estamos en riesgo porque está la policía amedrentando la verdad es muy duro para una comunidad educativa de más de 150 años, que tiene detenidos desaparecidos y hoy seguimos en pie”. Casi sin voz, la directora del Colegio Mariano Acosta, Raquel Papalardo, sintetizó cómo vivieron la aparición de uniformados el jueves antes de la realización de una clase pública sobre el conflicto derivado de la negativa del gobierno a abrir la paritaria nacional docente. Papalardo destacó que el episodio de policías de la Ciudad que entraron a ese establecimiento educativo aduciendo un pedido de los vecinos generó “miedo y preocupación” en los estudiantes y sus familias, y expresó que “ésta es una escuela muy comprometida con sus alumnos que desarrollan un sentido crítico, y son cualidades que queremos preservar para que salgan así a la vida”. En tanto, el maestro de cuarto grado Matías Zalduendo recordó que parte del equipo docente del Acosta fue apaleado en la represión de hace diez días, cuando intentaron montar por primera vez la escuela itinerante de Ctera frente al Congreso. Y manifestó que toda la comunidad del tradicional colegio de Balvanera está movilizada con la consigna que parafrasea la canción que León Gieco dedicó a Pocho Lepratti, asesinado en la represión de diciembre de 2001: “Bajen las armas, acá sólo hay pibes estudiando y aprendiendo”. Esta intimidación no habría sido un hecho aislado, según Zalduendo, quien es además secretario de Derechos Humanos de UTE, sucede en forma frecuente en las escuelas de zona sur pero “no trasciende”.
Leer másGustavo Oliva advierte que se busca disciplinar“Lo grave es el contexto”Por Ailín Bullentini
El gobierno porteño envió el jueves una consigna policial a una clase pública organizada por el Centro de Estudiantes, que contaba con la autorización de las autoridades escolares. Los policías dijeron que fueron enviados por “Operaciones”. La actividad iba a realizarse en el jardín de la escuela en el horario de entreturno, cuando coinciden los alumnos del turno mañana y turno tarde. “Alrededor de las 10 de la mañana se presentaron cuatro policías en moto. Me acerqué para preguntarles qué pasaba y me respondieron que los enviaron porque en la escuela se iba a hacer una marcha. Les respondí que no era así, que los chicos iban a hacer una clase dentro de la escuela y me volvieron a decir que si los estudiantes llegaban a salir a la calle, ellos tenían la obligación de cortarla”, explicó Papalardo. La clase se realizó dentro de los términos planteados y a las 13.15 los alumnos del turno tarde ingresaron a las aulas y los del turno mañana se retiraron. Sin embargo, una hora más tarde llegó hasta la escuela un quinto policía, esta vez enviado por la Comisaria 7º. “Ingresó a la escuela con su arma reglamentaria, y dijo que venía porque le avisaron que había una marcha. Volví a responder que no había ninguna marcha”, repitió la directora.
Luego de dos intensas jornadas, Papalardo dijo a PáginaI12 que ninguna autoridad dio explicación alguna sobre el episodio, en tanto los padres y madres de la escuela hicieron una presentación en la Defensoría Tutelar del Menor, que a su vez envió un oficio judicial al jefe de la Policía de la Ciudad quien debería dar una respuesta “el lunes antes de las 12”.
A pesar de la presencia policial, el clima en el Acosta fue de tranquilidad y no interfirió en la clase pública, donde los maestros y las maestras, así como los estudiantes, hablaron de los contenidos históricos de la ley de Financiamiento Educativo, de la escuela del siglo IX hasta la actualidad, “donde en el mercado la educación es un gran negocio”, explicó la directora. “Un chico de media vio al oficial armado y le sacó una foto, pero no hubo otro contacto, y en la clase pública los alumnos tomaban nota como si estuvieran en el aula”, agregó.
“Les pedí a los estudiantes que nadie pisara la vereda y los chicos entendieron, pero tener que pensar que estamos en riesgo porque está la policía amedrentando la verdad es muy duro para una comunidad educativa de más de 150 años, que tiene detenidos desaparecidos y hoy seguimos en pie”. Casi sin voz, la directora del Colegio Mariano Acosta, Raquel Papalardo, sintetizó cómo vivieron la aparición de uniformados el jueves antes de la realización de una clase pública sobre el conflicto derivado de la negativa del gobierno a abrir la paritaria nacional docente. Papalardo destacó que el episodio de policías de la Ciudad que entraron a ese establecimiento educativo aduciendo un pedido de los vecinos generó “miedo y preocupación” en los estudiantes y sus familias, y expresó que “ésta es una escuela muy comprometida con sus alumnos que desarrollan un sentido crítico, y son cualidades que queremos preservar para que salgan así a la vida”. En tanto, el maestro de cuarto grado Matías Zalduendo recordó que parte del equipo docente del Acosta fue apaleado en la represión de hace diez días, cuando intentaron montar por primera vez la escuela itinerante de Ctera frente al Congreso. Y manifestó que toda la comunidad del tradicional colegio de Balvanera está movilizada con la consigna que parafrasea la canción que León Gieco dedicó a Pocho Lepratti, asesinado en la represión de diciembre de 2001: “Bajen las armas, acá sólo hay pibes estudiando y aprendiendo”. Esta intimidación no habría sido un hecho aislado, según Zalduendo, quien es además secretario de Derechos Humanos de UTE, sucede en forma frecuente en las escuelas de zona sur pero “no trasciende”.
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El gobierno porteño envió el jueves una consigna policial a una clase pública organizada por el Centro de Estudiantes, que contaba con la autorización de las autoridades escolares. Los policías dijeron que fueron enviados por “Operaciones”. La actividad iba a realizarse en el jardín de la escuela en el horario de entreturno, cuando coinciden los alumnos del turno mañana y turno tarde. “Alrededor de las 10 de la mañana se presentaron cuatro policías en moto. Me acerqué para preguntarles qué pasaba y me respondieron que los enviaron porque en la escuela se iba a hacer una marcha. Les respondí que no era así, que los chicos iban a hacer una clase dentro de la escuela y me volvieron a decir que si los estudiantes llegaban a salir a la calle, ellos tenían la obligación de cortarla”, explicó Papalardo. La clase se realizó dentro de los términos planteados y a las 13.15 los alumnos del turno tarde ingresaron a las aulas y los del turno mañana se retiraron. Sin embargo, una hora más tarde llegó hasta la escuela un quinto policía, esta vez enviado por la Comisaria 7º. “Ingresó a la escuela con su arma reglamentaria, y dijo que venía porque le avisaron que había una marcha. Volví a responder que no había ninguna marcha”, repitió la directora.
Luego de dos intensas jornadas, Papalardo dijo a PáginaI12 que ninguna autoridad dio explicación alguna sobre el episodio, en tanto los padres y madres de la escuela hicieron una presentación en la Defensoría Tutelar del Menor, que a su vez envió un oficio judicial al jefe de la Policía de la Ciudad quien debería dar una respuesta “el lunes antes de las 12”.
A pesar de la presencia policial, el clima en el Acosta fue de tranquilidad y no interfirió en la clase pública, donde los maestros y las maestras, así como los estudiantes, hablaron de los contenidos históricos de la ley de Financiamiento Educativo, de la escuela del siglo IX hasta la actualidad, “donde en el mercado la educación es un gran negocio”, explicó la directora. “Un chico de media vio al oficial armado y le sacó una foto, pero no hubo otro contacto, y en la clase pública los alumnos tomaban nota como si estuvieran en el aula”, agregó.
“Íbamos a compartir la clase sin cortar la calle, en el hall y encontramos un oficial. Somos los mismos que fuimos reprimidos hace diez días con gas pimienta, esto sucede en el mismo contexto que el ingreso policial a la Universidad en Jujuy, no es donde tienen que estar, como docentes tenemos derecho a hacer actividades para expresar libremente nuestros reclamos”, dijo a este diario el maestro Zaldueno. “El Acosta tiene una historia de lucha, acá hay gente que ayunó en la carpa blanca y ahora está en la escuela itinerante, pero esto debe esclarecerse y exigimos que la ministra Soledad Acuña venga a escucharnos”, agregó.
Por su parte, el presidente del Centro de Estudiantes, Agustín Prieto, describió que cuando salía de la sala de profesores encontró al policía y le dijo que no podía estar armado adentro de un colegio. “Acá hay menores, bajo ningún motivo puede estar acá, retírese”, exigió Prieto. “Sentimos una enorme indignación, esto excede a los gremios es una cuestión de dignidad grupal y no podemos dejar que avance”, agregó.
La agrupación No Vamo a Calmarno del Acosta repudió el hecho “ya que bajo ningún motivo un policía puede entrar armado y sin autorización a una escuela, es un claro ejemplo de que la respuesta que nos da el gobierno a los reclamos de los docentes y estudiantes es persecución y represión”.
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