Busca evitar la inestabilidad financiera y marginar a Podemos; Rajoy se reunirá hoy con Sánchez para negociar
Por Martín Rodríguez Yebra
MADRID.- Alarmado ante la insólita parálisis política en que quedó el país, el poder económico español aumenta la presión para que los dos partidos tradicionales, el PP y el PSOE, pacten cuanto antes la formación de un gobierno estable.
El presidente Mariano Rajoy pisó el acelerador y citó anoche al líder socialista, Pedro Sánchez, a una reunión en La Moncloa que se celebrará este mediodía. Le hará su primera oferta concreta a cambio de que le permita, con la abstención de su bloque, seguir al frente del gobierno.
La reacción de Rajoy llega después de que ejecutivos de multinacionales, banqueros e inversores dejaran en claro su preocupación por el impacto que provocaría en sus negocios y en la salud financiera de España el largo período de incertidumbre que augura el resultado de las elecciones del domingo. Más todavía los espanta la posibilidad de un giro a la izquierda que ponga a los indignados de Podemos en la cabina de mando.
El PP ganó las elecciones con el 28,7% y la única opción para retener el poder es que los socialistas -segunda fuerza con el 22%- voten que "sí" o se abstengan en la sesión de investidura prevista para fines de enero. Pedro Sánchez, candidato del PSOE, anticipó que votará "no", al menos si el nombre propuesto es Rajoy.
¿Podrá torcer esa negativa tan terminante? Anoche había trascendido que le ofrecería reformar la Constitución y que un socialista presidiera el Congreso, pero el gobierno lo desmintió a última hora. Un arma de presión que tiene Rajoy es que si no hay acuerdo habrá que repetir las elecciones. En ese escenario el PSOE podría perder frente a Podemos la primacía de la izquierda. El PP podría aspirar a mejorar su situación a costa de los liberales de Ciudadanos.
La otra carta es el pressing empresarial. "Los líderes políticos deben mirar al largo plazo, actuar en beneficio personal y dejar al margen sus intereses personales. Lo conveniente es un gran pacto entre PP, PSOE y también Ciudadanos", dijo ayer el presidente del Círculo de Empresarios, Javier Vega de Seoane. Coincidió el jefe de la patronal CEOE, Juan Rosell: "Si el pueblo español dijo que hay que hacer coalición, hagámosla. Hay que cambiar el chip y aceptar cosas que en el resto de Europa son normales, como pasa en Alemania". Para los empresarios la prioridad no es la continuidad de Rajoy. Ansían un bloque centrista que aísle a Podemos y a los partidos nacionalistas de Cataluña y otras regiones.
"El resultado manifiesta las preferencias variadas que existen en el electorado. Al no ser determinantes obligan a los políticos a buscar grandes pactos de Estado, antes imprevisibles", se sumó el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, que el año pasado causó revuelo cuando expresó en público su deseo de que surgiera "un Podemos de derecha". Ese sueño pareció cumplirse con la meteórica expansión de los liberales de Ciudadanos. El partido de Albert Rivera se desinfló en la campaña, quedó cuarto (13,9%) y su margen de influencia en el nuevo tablero se redujo.
El Consejo Empresarial para la Competitividad, principal lobby económico del país, suspendió la cumbre de fin de año prevista para ayer. César Alierta (Telefónica) lo propuso a sus pares para evitar suspicacias por lo que pudiera hablarse allí sobre el escenario poselectoral. Son conscientes de la susceptibilidad social contra los poderes tradicionales y no quieren quedar expuestos como titiriteros de los líderes políticos: un argumento habitual del fundador de Podemos, Pablo Iglesias.
La alternativa a un gobierno encabezado por el PP, con Rajoy o sin él, sería que el rey Felipe VI encargara a Sánchez la misión de conseguir una mayoría parlamentaria.
El PSOE (90 bancas) tiene opciones matemáticas de explorar un acuerdo progresista con Podemos (20,6% y 69 diputados). Para llegar a la mayoría de 176 necesitaría ayuda de fuerzas nacionalistas. Parece una carambola inverosímil, porque Iglesias fijó condiciones inasumibles como aprobar la convocatoria a un referéndum independentista en Cataluña. Pero los empresarios sospechan que Sánchez podría tentarse con el poder si Iglesias rebajara sus pretensiones. Si todo fracasara, habría nuevas elecciones en mayo o junio.
La presión sobre el líder socialista aumenta, desde los editoriales de los diarios hasta su propio entorno. Susana Díaz, presidenta de Andalucía y principal referente territorial del PSOE, respaldó el plan de decir que no a la investidura de Rajoy, pero también fue durísima con Iglesias, al que llamó "prepotente" y "aventurero".
Bruselas sigue con máxima atención la evolución del caos político en la cuarta economía de la eurozona. La Comisión Europea se limitó a augurar la pronta constitución de "un gobierno estable", mientras prepara medidas para estrechar la vigilancia de las cuentas españolas. Temen que Podemos gane posiciones y consiga imponer (en un hipotético gobierno de coalición progresista) políticas que reviertan las recetas de austeridad que Rajoy siguió al pie de la letra.
El riesgo de una crisis quedó reflejado en las caídas del Ibex 35, principal índice de la Bolsa de Madrid. "El resultado de las elecciones es negativo para el crédito de España", escribió Dietmar Hornung, director general adjunto de Moody's. Según él, se abre un período largo "de incertidumbre alrededor de la continuación de las reformas estructurales de España y la consolidación fiscal". De informes como ese se aferra Rajoy para torcer la sentencia que le dictaron primero las urnas y, después, sus opositores.
El Gordo opacó a la alta política
Prácticamente hundida en la ingobernabilidad desde el domingo pasado, España ayer puso toda su atención mediática en el sorteo de lotería de Navidad, en el que los españoles gastaron 2500 millones de euros en la compra de billetes.
Las negociaciones para formar gobierno entre los partidos políticos fueron opacadas por los 2200 millones de euros que se repartieron entre todos los ganadores que compraron la serie del billete 79.140 del denominado Gordo navideño.
Líneas rojas que traban la negociaciónLos partidos tienen sus límites para acceder a un pacto
PP
La formación de un gobierno que incluya a los populistas de Podemos
Apoyar a partidos que promuevan políticas secesionistas en sus programas de gobierno
PSOE
Votar la investidura de Mariano Rajoy como nuevo presidente
Apoyar a partidos que promuevan políticas secesionistas en sus programas de gobierno
Podemos
La continuidad de Mariano Rajoy como jefe del gobierno español
Resignar su apoyo a los eventuales referéndums separatistas que buscan algunas regiones
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