El fuerte respaldo trae un beneficio añadido: contar con mayoría automática en el Concejo Deliberante, una herramienta que todo Ejecutivo desea empuñar porque allana caminos en el recinto.Autor: Mauro Perna
Sin grandes sorpresas ni golpes estentóreos, las elecciones resultaron muy parecidas a lo que se podía prever en los papeles: triunfo neto del oficialismo frente a una oposición atomizada, aunque no homogénea, con Unidad Ciudadana a la cabeza pero a unos cuantos cuerpos de distancia.
En clave de gestión, el éxito de la alianza gobernante tiene como estandarte el mismo que blandea Cambiemos en todo el territorio bonaerense: la obra pública. El notable despliegue de intervenciones en distintos puntos del distrito -orientadas principalmente al mejoramiento de accesos y avenidas, y en menor medida a la pavimentación de calles y construcción de infraestructura educativa- genera las condiciones materiales y simbólicas para observar a un distrito en movimiento.
La recomposición sostenida del parque automotor va en el mismo sentido, optimizando la capacidad propia para llevar adelante trabajos de mantenimiento vial y pluvial, que no obstante tienen pendiente mejorar el alcance y calidad de sus prestaciones. El incremento de recursos volcados a combatir el delito -luminarias, alarmas y, más a la zaga, cámaras, así como la disposición de puestos móviles y operativos de control vehicular- si no han sido todo lo eficaces que pudieran, a la fecha se demuestran efectivos. Una administración ordenada de los recursos propios que no da lugar a grandes sobresaltos -salvo los que conllevan las siempre tensas negociaciones paritarias- completan la ecuación de la victoria.
La obra pública mejora la calidad de vida de los vecinos, pero no agota sus necesidades ni aspiraciones. Decisivos en la cosecha de votos, los incontables metros de asfalto no logran tapar déficits emergentes, viejas deudas y algunos desaciertos. A la cabeza de los primeros debería contarse la inversión en políticas sociales y sanitarias, imprescindibles en un contexto económico adverso para los sectores populares a partir de los aumentos de tarifas y del costo de la canasta básica. En el segundo campo sobresalen la eternamente postergada reconversión del basural a cielo abierto y la renovación del sector turístico, sin subestimar la urgencia de que se ponga en marcha el plan de obras hidráulicas en la cuenca del Río Luján prometido por María Eugenia Vidal en la campaña electoral que la llevó a la gobernación. Entre las últimas, pica en punta la fallida implementación del Sistema de Estacionamiento Medido, empantanada en varios frentes de conflicto.
El fuerte respaldo trae un beneficio añadido: contar con mayoría automática en el Concejo Deliberante, una herramienta que todo Ejecutivo desea empuñar porque allana caminos en el recinto, pero que es necesario manejar con responsabilidad y buen criterio para evitar efectos contraproducentes. No habilita a gobernar sin el consenso opositor pero permite encarar temas complejos con mayor holgura. Debiera ser la plataforma desde la cual el gobierno de Oscar Luciani se anime a encarar retos mayores sin la tutela de los gobiernos provincial y nacional, cuyas transferencias, a la luz de las proyecciones macroeconómicas, no serán siempre ni tan ubicuas ni tan generosas.
Por el lado de Unidad Ciudadana, se confirmaron las dificultades que tiene el sector de Miguel Prince para convocar a los electores que en las Primarias acompañaron a Leonardo Boto, con cifras finales que están por debajo de las sumas de las partes. Ampliar el frente será la principal tarea que deberá afrontar el ex intendente, comenzando por unificar los bloques peronistas dispersos en el Concejo Deliberante y continuando por aquellos que se ubican en el campo nacional y popular, aunque no tengan representación parlamentaria. El trabajo exigirá vocación, humildad y generosidad, obligando a construir consensos programáticos y unidad en la acción legislativa. Las promesas de descentralizar el funcionamiento del cuerpo para promover la participación de los vecinos y de impulsar proyectos que apunten a mejorar la inclusión social pueden ser orientadores de esta práctica.
Con lo justo, 1País logró salir airoso de un brete electoral que amenazaba con licuar los vastos apoyos que supo conseguir en 2013. Su futuro estará ligado a la reorganización del peronismo, que no será fácil ni inocua. Otro tanto ocurrirá con Cumplir, que no tendrá representación a nivel local. A pesar de haber duplicado los votos con respecto a las PASO, Vamos no logró dar el salto institucional que viene buscando, respaldado con avales por su dilatado trabajo social y territorial. Con menor despliegue local pero más arrastre provincial, al FIT tampoco le alcanzó para meterse en el Concejo, aunque en este caso las posibilidades de tender puentes con otros sectores parecen más remotas.
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