En el mundo, sólo el 2% de la producción anual de plástico proviene de plástico reciclado. En la Argentina existen grandes diferencias en las capacidades que tiene cada municipio de reciclar los residuos plásticos. Los especialistas coinciden en que no alcanza sólo con reciclar, también es necesario reducir el consumo de plásticos y evitar los de un solo uso.
En el mundo se producen 78 millones de toneladas de plástico al año, el peso equivalente a 7.200 torres Eiffel o 650 mil ballenas azules. De ese total, el 40% termina en basureros o rellenos sanitarios, el 32% en el ambiente (océanos y ríos, por ejemplo), el 14% es incinerado o utilizado para generar energía, y sólo un 14% se recicla.
De ese 14%, una parte se pierde en el proceso, una parte se reutiliza para otros productos de menor calidad que no reemplazan nuevos plásticos, como felpudos o madera de plástico, y sólo una pequeña parte del material entra en un proceso de reciclaje de circuito cerrado, es decir se reutiliza para productos similares, según explica un informe de la Fundación Ellen MacArthur.
En síntesis, de esa producción de 78 millones de toneladas, sólo el 2% viene de plástico reciclado mientras que el otro 98% es plástico virgen.
Cuánto se recicla y cuánto se puede reciclar: la responsabilidad estatal, empresarial e individual
En nuestro país se recicla alrededor del 14,6% del total de consumo de plásticos, según datos de Ecoplas, una asociación especializada en tratamiento de plásticos. Esto genera que la industria recicladora de plásticos esté funcionando al 40% de su capacidad por falta de insumos. “Esto significa que hay mucho margen para aumentar la separación y la recuperación de los plásticos posconsumo”, explicó a Chequeado Verónica Ramos, directora ejecutiva de Ecoplas.
En la Argentina, la gestión de residuos urbanos (GRU) está a cargo de los municipios. Un informe de Compromiso Empresarial para el Reciclaje (Cempre) relevó distintos datos de los 200 municipios con mayor población y mostró que la mayoría de ellos no tiene la capacidad de reciclar. El 85% de los municipios relevados no cuentan con un programa para grandes generadores, como comercios o empresas que generan gran cantidad de residuos urbanos. Esto es especialmente importante si se considera que una persona promedio genera alrededor de 30 kilos de residuos por mes versus los grandes comercios, como centros comerciales u hoteles, que generan más de 1000 kilos.
El informe también señala que sólo la mitad de los municipios cuenta con plantas de diferenciación de residuos (donde se separa lo que puede ser reciclado y el tipo de material). Además, el 70% de los habitantes de los municipios relevados no cuentan con recolección diferenciada, es decir, con camiones que recojan los residuos reciclables por separado.
Uno de los símbolos asociados con el reciclaje son las tres flechas circulares que acostumbramos a ver en los envases plásticos. Estas no implican que el envase venga de plástico reciclado ni que pueda serlo en el futuro. El número que está dentro de ellas, que va del 1 al 7, sólo indica qué tipo de plástico es.
“De esas 7 categorías, sólo la número 1 y la 2 se reciclan fácilmente o es accesible para la mayoría de los lugares reciclarlo, mientras que de la 3 a la 6 tienen muy baja tasa de reciclabilidad”, dijo a Chequeado Rosario Medrano, coordinadora del Área de Laboratorio de la empresa social Unplastify. “Esto significa que pueden ser técnicamente reciclados, pero de ahí a que el lugar donde vivís tenga la capacidad y la infraestructura para hacerlo es otra cosa. Esto tiene que ver con que son los tipos de plásticos que más entran en contacto con alimentos y, por ende, terminan sucios y es muy costoso limpiarlos, lo que hace que pierdan valor en el mercado del reciclaje”, agregó.
La contaminación de los plásticos y la responsabilidad de las empresas
Otro informe de Cempre muestra que muchos municipios disponen los residuos en basurales a cielo abierto. Ramos explicó que gran parte de “la presencia de plásticos en el ambiente y en cursos de agua son consecuencia de la gestión ineficiente de los RSU (Residuos Sólidos Urbanos), incluyendo los 5000 basurales a cielo abierto que existen en todo el país y provocan contaminación a las napas de agua, cursos de agua cercanos y, en su mayoría, se queman provocando el peor impacto ambiental”. Se estima que alrededor del 43% de los residuos urbanos terminan en estos lugares.
Una de las propuestas para el tratamiento de los plásticos es que las empresas que los producen sean responsables de su tratamiento después del consumo. Muchas organizaciones, como Fundación Vida Silvestre, exigen desde hace varios años el tratamiento de una Ley de Residuos de envases con la figura de responsabilidad extendida del productor (REP). Esto haría que las empresas deban responsabilizarse legal y financieramente de sus productos en la etapa después del consumo. También propone un sistema de incentivos para las empresas que introduzcan un diseño sustentable en sus productos y que sustituyan los envases de un solo uso por alternativas reutilizables.
Para mostrar la importancia de esto, un proyecto de la organización global Break Free From Plastic realizó en más de 50 países una auditoría de marcas, en la que se recolectaron más de 340 mil residuos plásticos. El 63% de estos residuos estaban etiquetados claramente con una marca comercial, y las tres marcas más encontradas fueron The Coca-Cola Company, PepsiCo y Nestlé.
A nivel regional, esta figura que obliga a las empresas a hacerse cargo de los residuos luego del consumo se aplica en las normativas de 11 países, diferenciadas por el tipo de producto. La mayoría de los países, como Brasil, Colombia, Chile o México, cuentan con una ley marco de REP, de la cual se van desprendiendo distintas leyes específicas por el tipo de residuo como envases, pilas o baterías, neumáticos, residuos electrónicos, entre otros. El problema en la Argentina es que no existe una ley marco que englobe esta figura, sino que sólo hay dos leyes específicas: una para neumáticos y otra para envases de fitosanitarios (que contienen agroquímicos).
“No hay políticas públicas de reciclado para la gran mayoría de los residuos domiciliarios y hace más de 20 años que hay proyectos de ley en el Congreso, como el caso de la ley REP, que nunca llegan a tratarse”, explicó a este medio el director ejecutivo de la Cámara de Industrias de Reciclados Plásticos (Cairplas), José Luis Picone, y añadió que “para aumentar el volumen de reciclado se necesita alguna inyección extra de dinero, que lo que haría es ayudar a cubrir el costo de la logística inversa, es decir, que el residuo llegue a la industria recicladora”.
Esto se debe a que muchas veces el costo económico de reciclar es mayor al costo de producir plástico virgen, sobre todo con la baja del precio del petróleo, por lo que este tipo de políticas ayudan a que aumente el reciclado, sobretodo de los plásticos más caros de reciclar.
Por último, Picone agregó que para que haya una correcta separación de los residuos a nivel domiciliario tienen que haber políticas públicas orientadas a educar a los ciudadanos sobre cómo reciclar, y garantizar que tengan una infraestructura para hacerlo.
Prevenir y reducir el uso de plásticos
Aunque fomentar un buen sistema de reciclado es importante para reducir la cantidad de plásticos en el ambiente, también es imprescindible reducir su consumo. “Para tener una economía circular no alcanza sólo con reciclar, sino que es necesario prevenir el uso de plásticos de un solo uso”, explicó Medrano y señaló que “gran parte de los plásticos descartables que se encuentran en el ambiente son fácilmente reemplazables como vasos, sorbetes, botellas o colillas de cigarrillos”. Según un estudio de la revista Science, el 50% de los plásticos son desechados luego de un solo uso.
“Como consumidores, debemos evitar la `cultura del descarte` y establecer una nueva relación con los plásticos como recurso”, explicó Ramos.
En este sentido, la abogada ambientalista y cofundadora de la Coalición contra la Contaminación Plástica, Lisa Kaas Boyle, explicó en esta nota que cuando se educa sobre ambiente se lo hace “en el siguiente plan de sostenibilidad de las “tres R”: Reducir, Reutilizar, Reciclar, pero lo que no mucha gente sabe es que estos tres principios deben practicarse también en ese orden, con el reciclaje sólo como el recurso final”, y agregó que la razón por la que el reciclaje tiene más visibilización que las estrategias de rechazar y reducir el consumo de plásticos, sobre todo de un solo uso, es que estas reducen las ganancias de las empresas plásticas.
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