Una vez más el fotógrafo ambiental Fabián Felipón registró los rastros de la contaminación emanada de las plantas de acopio de cereales y productos tóxicos derivados de la actividad agroexportadora. Esta vez, la denuncia recae en la planta de ProAgro S.A., ubicada a escasos 18 metros de un complejo educativo en pleno centro urbano de la localidad.
La empresa centra su actividad en el acopio de cereales y oleaginosas en la zona de Puerto Quequén y según denuncian los vecinos que viven en zonas aledañas a la planta, padecen la asidua caída de polvo, granza y hasta granos. A eso se suma la emisión de gases y ruidos molestos muy por encima de los decibeles permitidos.
En la zona pululan roedores, que se reproducen exponencialmente con el riesgo consiguiente para la salud de los residentes.
Se han radicado en varias oportunidades denuncias en la Municipalidad por la presencia de agua estancada en las cunetas perimetrales, basurales, destrozo de las arterias por el tránsito de camiones y una persistente presencia de polvillo en el aire.
Como en casos gravísimos, el de la joven Melisa Núñez por ejemplo, el poder político está muy cerca de empresas contaminantes. Según consta en la página web de la empresa, el secretario de Gobierno de la comuna, Valentín Bustillo es director de la planta que la firma posee en Cristiano Muerto.
Daños en la salud de los vecinos
En la zona es común la presencia de síntomas derivados de la acción del polvillo en el organismo. Los más frecuentes son tos, ahogos, rinitis, obstrucción crónica de las vías respiratorias, fiebre, dolor en músculos y articulaciones, asma, conjuntivitis, dermatitis y se ha detectado casos con presencia de “cuerpos extraños a nivel de los lóbulos pulmonares”.
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