Está muy activo, recibe a muchos dirigentes en sus oficinas de Olivos y planea recomponer la conducción nacional de Juntos por el Cambio. Su inquietud por la ruptura radical y las señales que da para 2023
¿Qué quiere Mauricio Macri? Es la pregunta del momento en Juntos por el Cambio, donde no hay un único e indiscutible líder, pero el ex presidente volvió a ocupar espacios que revitalizaron su rol. Está muy activo, sus oficinas de Olivos parecen la Meca que buscan muchos dirigentes y sigue sin dar pistas sobre qué papel va a desempeñar en la coalición opositora, pero hay algo claro: no se resignará a permanecer en un segundo plano y da señales de que elegirá cada vez más protagonismo.
“No lo veo enfocado en ser candidato en el 2023, sino más en un rol de mentor”, interpretó Jorge Macri, su primo. La primera acepción de “mentor” en el Diccionario de la Real Academia Española es “consejero o guía”, aunque no parece coincidir con los últimos movimientos que dio el ex jefe del Estado. Sobre todo a partir del triunfo de JxC en las PASO, cuando, según sus allegados, se dio cuenta de que la mayoría de los argentinos estaba más en sintonía con sus ideas de “halcón” que con las de las “palomas”, algo que reforzó con la confirmación de la victoria en las elecciones legislativas.
Hoy, las oficinas de Macri son el epicentro de la actividad opositora: es habitual que por allí desfilen dirigentes de todo tipo, algunos de manera reservada y otros que se llevan de premio la foto con el ex presidente. Este viernes, por ejemplo, estuvieron la intendenta de La Rioja, Inés Brizuela y Doria, hostigada por el gobierno provincial, y el ex ministro de Cambiemos Julio Martínez, también riojano. Luego, recibió a los miembros de la Mesa Nacional del PRO y a un grupo de intendentes para definir una postura sobre la reelección indefinida de los jefes comunales bonaerenses.
“Lo discuten mucho, pero vienen todos al pie”, se jactó un dirigente macrista que pasa muchas horas con el ex mandatario. Casualmente, o no, las oficinas de Macri quedan a sólo tres cuadras de la Quinta de Olivos, un símbolo del poder en la Argentina. ¿Le gustó el barrio o quiere dar la sensación de que sigue cerca del Gobierno? ¿Lo debe responder un analista político o un psicólogo?
Patricia Bullrich, Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Jorge Macri, en la reunión con los legisladores del PRO
A cada periodista que le pregunta si quiere ser candidato presidencial en 2023, Macri le contesta más o menos lo mismo, pero en ningún caso lo descarta de plano. Quienes lo conocen creen que tampoco lo tiene definido: “Da la sensación de que seguirá con una agenda política intensa y si en el futuro se dan las circunstancias, se presentará”. Esa interpretación coincide con los ecos del título de su libro, “Primer tiempo”, que dieron lugar a pensar que podría buscar un “segundo tiempo” en la Presidencia.
“Para 2023 falta mucho. Como buen liberal que soy, no me gusta que me digan que ‘no puede ser’, pero tampoco, ‘usted tiene que ser’”, fue una de sus respuestas a la pregunta del millón.
Después de todo, destacan en su entorno, ¿por qué se excluiría de una revancha en la Casa Rosada cuando Cristina Kirchner perdió el poder en 2015 con una imagen muy negativa y malos resultados en la gestión y volvió en 2019 asociada a Alberto Fernández como vicepresidenta? Además, en su caso, Macri se siente reivindicado en las urnas luego de una larga etapa en la que el ala moderada de Juntos por el Cambio, según sospechaba, quería empujarlo a un retiro político anticipado.
Algo similar sucedió cuando la eterna vocación dialoguista de Horacio Rodríguez Larreta en plena pandemia fue respondida por Alberto Fernández con el recorte de fondos de coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires. “Yo les anticipé que venían por todo”, dijo luego en la intimidad.
Mauricio Macri, en el encuentro de la Fundación Pensar
El ex presidente se apartó de la definición de las candidaturas y le dejó el terreno liberado a Rodríguez Larreta para negociar las listas luego de darle su opinión: los mejores postulantes eran María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires y Patricia Bullrich en la Ciudad. Dicen que el jefe de Gobierno lo convenció a fuerza de encuestas de que el pase de Vidal al distrito porteño y el salto de Diego Santilli al territorio bonaerense eran las apuestas más seguras para ganar las elecciones.
Fue durante la reunión cumbre que ambos mantuvieron el 25 de junio en la casa de Macri, en la localidad de Acassuso. “En los cierres de listas se ven las miserias humanas”, había dicho el ex presidente 24 horas antes por televisión. Dos días después del encuentro, viajó a Europa y apenas llegó difundió una declaración en las redes sociales: “Mucho se ha hablado sobre mi papel este año en el proceso de armar nuestra propuesta electoral -señaló-. Quiero ser bien claro: soy una persona de consulta desde mi experiencia, pero no peleo lugares ni me meto en discusiones internas”.
Pese a la distancia, el ex presidente se mantuvo en contacto permanente con Rodríguez Larreta y otros dirigentes de su espacio, estuvo activo desde su cuenta de Twitter y participó de los Zoom que realizan en forma quincenal los miembros de la mesa nacional de Juntos por el Cambio. Pero no habló públicamente sobre las candidaturas y volvió al país 45 días después. En ese lapso, el alcalde porteño logró que Bullrich y Jorge Macri desistieran de sus postulaciones y avanzó con Vidal y Santilli.
A su regreso de Europa, Macri tomó como un triunfo personal que Rodríguez Larreta y Vidal le pidieran que se sumara a la campaña electoral: era evidente para el ex presidente que su participación proselitista iba a ser una herramienta para traccionar hacia Juntos por el Cambio los votos del electorado duro y antikirchnerista de la Ciudad que prefería a una candidata como Bullrich.
Mauricio Macri, el primer día que fue a declarar al juzgado de Dolores
Aun así, Macri tuvo una presencia quirúrgica en las recorridas de campaña junto con Vidal y Santilli, y tuvo una agenda autónoma de viajes por las provincias para apuntalar el triunfo del 14 de noviembre. Y se mostró dispuesto a sumarse a los candidatos en las recorridas donde hiciera falta reforzar el voto, aunque avisó que quería resguardar su tiempo para otras actividades extrapolíticas, como su agenda de presidente de la Fundación FIFA, el bridge, el paddle y, sobre todo, su familia.
Hace pocos meses, en la soledad de su oficina, el ex presidente se sinceró al hablar de cómo quiere preservar su vida privada. “No pensar en 2023 es estar en mi eje -confesó-. Estoy muy psicoanalizado. Recuperé la libertad, voy la panadería a comprar facturas, llevo a mi hija al colegio. Quiero dedicarme a defender un espacio que tenga vocación de poder para impedir que seamos Venezuela”.
Ese último objetivo cree haberlo cumplido con el resultado de las elecciones legislativas. Su consigna cuando todavía se peleaba por las candidaturas en JxC era: “Sin 2021 no hay 2023″. Por eso buscaba figuras competitivas para liderar las listas y, sobre todo, insistía en mantener la unidad interna.
Esa obsesión por evitar las fracturas opositoras hizo que la semana pasada siguiera con preocupación la ruptura del bloque de diputados de la UCR, pero aseguran que no se quiere meter en esa interna. Quizá quede involucrado sin quererlo: referentes del radicalismo anticiparon que Macri será el primer dirigente al que visitará el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, si la semana próxima se convierte en el nuevo titular del Comité Nacional partidario. Será, de paso, un tiro por elevación para Rodríguez Larreta, convertido en el gran enemigo del mandatario provincial dentro del PRO.
Humberto Schiavoni, Mauricio Macri, Patricia Bullrich, Martín Lousteau y Alfredo Cornejo
¿Será un obstáculo para Macri la causa judicial por espionaje en la que terminó procesado? En su círculo más estrecho aseguran que el ex mandatario está confiado en que la acusación se caerá en algún momento porque quedará en evidencia que se trata de una persecución política.
Las encuestas siguen sin favorecerlo: en el último sondeo poselectoral de la consultora Fixer, realizado en noviembre pasado, subió 4 puntos la imagen negativa del ex presidente y bajó 4 puntos la positiva. Según este estudio, “todos los dirigentes de Juntos por el Cambio, excepto Macri, tienen diferencial neto positivo, es decir, la imagen positiva más alta que la negativa”.
Más allá de los números, para Macri comenzará otro desafío: cómo recomponer la conducción nacional de Juntos por el Cambio para que refleje el triunfo electoral y garantice el equilibrio interno. Será uno de los principales temas cuando el miércoles próximo se reúna la Mesa Nacional de la coalición. “Tiene que haber matices, pero debe estar todo ordenado”, puntualiza el ex presidente.
Allí hay figuras nuevas que deberían tener su espacio, como ganadores electorales de provincias importantes como el bonaerense Diego Santilli, el cordobés Luis Juez, la santafesina Carolina Losada o el entrerriano Rogelio Frigerio. ¿La mejor solución será crear una Mesa Federal para incluir a los referentes del interior? Es una posibilidad. Algunos consideran que deberían dar un paso al costado Vidal (designada en su momento en su carácter de gobernadora) y los titulares de los partidos a nivel bonaerense, Jorge Macri (PRO), Maximiliano Abad (UCR) y Andrés De Leo (Coalición Cívica), quienes se sumaron a la estructura durante la campaña para coordinar la estrategia en la Provincia. Alfredo Cornejo está a punto de dejar la presidencia de la UCR, pero logrará mantener un espacio en la Mesa Nacional gracias a que acaba de ser designado jefe del interbloque de senadores de JxC.
Diego Santilli y Mauricio Macri, de campaña en Miramar
Como es su estilo, Macri quiere que todos opinen y luego se pongan de acuerdo. Es lo mismo que predicó cuando se definían las candidaturas y propuso que la gente las definiera en las PASO. Fue una de las claves de la victoria en las elecciones. Ahora, la máxima dirigencia de Juntos por el Cambio también tiene que resolver una mecánica para la toma de decisiones y para procesar las diferencias.
Serán resoluciones decisivas para la nueva etapa de la coalición, que deberá consensuar una posición desde el acuerdo con el FMI que impulsa el Gobierno hasta las políticas de alianzas de JxC para 2023, donde Macri y Bullrich quieren sumar a liberales como Javier Milei y José Luis Espert, mientras que Rodríguez Larreta preferiría ampliar el espacio con variantes desencantadas del peronismo.
¿Qué quiere Mauricio Macri? “Consolidar el espacio opositor y garantizar la unidad”, sintetizó uno de sus principales colaboradores, que fue aún más sincero cuando agregó: “También busca mantener la centralidad de su liderazgo”. Ese será precisamente el punto de discordia. Aunque hoy no lo admitan, en Juntos por el Cambio hay quienes todavía pretenden correrlo del centro de las decisiones. Parafraseando al ex presidente, sin 2022 tampoco habrá 2023. Queda mucho tiempo para determinar los lugares que ocupará la oposición dentro de dos años. Y si lo harán con acuerdos o a los codazos.
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