Ante los bancos, garantizó un ajuste fuerte, aclaró que no habrá un desarme compulsivo de Leliqs, que el cepo no se abrirá y que se endeudará para evitar corridas.
Por Leandro Renou
La foto es particular, como casi todos los hechos que se vienen dando en la transición que derivará en la asunción de Javier Milei como presidente de la Nación, el próximo 10 de diciembre. En salón del predio Rural de Palermo, Luis "Toto" Caputo, el posible ministro de Economía que el electo aún no confirma en el cargo, se reunió con banqueros y dio señales concretas de su programa económico.
Cerca de cosechadoras, ruralistas y dirigentes de la Sociedad Rural, y alejado de las oficinas de la City bancaria, el ex funcionario del Gobierno de Mauricio Macri les prometió un ajuste duro a los directivos de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), que nuclea a los bancos privados internacionales, y ADEBA, que reúne a las entidades privadas de capital nacional. Además, develó su plan para las Leliqs, habló de cepo cambiario y de un proceso de nueva toma de deuda externa que ya genera polémica y que representaría cerca de la mitad de lo que se le pidió al Fondo Monetario Internacional (FMI), también durante el gobierno de Macri.
El ex gestor de capitales del Deustche Bank se mostró en el encuento como un ministro en funciones, y dio a entender que su nombramiento es cuestión de horas. Cerca del presidente electo, ante la consulta de Página I12, insistieron de todos modos en que no hay una confirmación hasta el 10 de diciembre.
Pero más allá del juego del misterio que se juega en la Libertad Avanza, Caputo da definiciones lo suficientemente elaboradas como para ver que será el ministro de Economía. De hecho, fuentes que participaron del evento le dijeron a este diario que casi que comentó los lineamientos generales de su programa económico.
En la mesa junto a Caputo estuvieron Javier Bolzico (ADEBA), Facundo Gómez Minujin (JP Morgan), Jorge Brito (Macro), Martín Zarich (BBVA), Patricio Supervielle, del Supervielle y uno de los aportantes de campaña de Juntos por el Cambio y Alejandro Butti, del Santander. La nota de color, como miembro de ADEBA y titular del Banco de Valores, se sentó también Juan Nápoli, que no entró como senador de LLA y ahora espera por un cargo en una embajada en Europa.
Uno de los pocos que habló al salir fue Bolzico, quien aseguró que "fue una reunión en la cual intercambiamos opiniones sobre los desafíos de la economía y su forma de abordarlos. La reunión fue muy positiva, Caputo puso énfasis en el equilibrio fiscal como base del modelo y un abordaje integral y de mercado de los pasivos remunerados del BCRA. La visión de Caputo nos transmitió tranquilidad y confianza."
¿Un ajuste a la Milei o a la Macri?
Lo primero que les dijo Caputo a los banqueros es que lo que se viene, de manera inicial y muy fuerte, es un ajuste fiscal y monetario que él entiende será el anca del programa general de reformas del Estado. Aquí una particularidad: quien podría ser el próximo ministro negó que el cepo cambiario se vaya a abrir de inmediato y, a la vez, no detalló una salida compulsiva del esquema de Leliqs.
Estas cuestiones abren una serie de interrogantes serios, porque esa foto parece estar más cerca de un ajuste ortodoxo, más parecido al modelo Macri que al de Milei. De hecho, los bancos se fueron tranquilos porque Caputo les garantizó que evitará desbordes.
Ese planteo es bastante distinto al de Milei, que no sólo prometió ajuste, sino que avisó que el desarme de Leliqs -esta deuda del BCRA con los bancos privados que hoy asciende a 14 billones de pesos- es prioritario y condición central para levantar el cepo cambiario. De hecho, uno de los banqueros presentes le mostró varias alternativas de salida de las Leliqs que, le dijo, son "soluciones virtuosas que no precisan medidas extraordinarias". El problema allí es que Milei no quiere una salida demorada porque entiende que sostener el esquema obliga al BCRA a seguir emitiendo para poder pagarles a los bancos la tasa de interés que, ante una inflación disparada, no para de subir.
Asimismo, esta salida negociada garantiza la continuidad del BCRA y hecha por tierra el cierre de la entidad. Algo que va contra lo que el propio Milei sostuvo en las últimas horas. Desde la cuenta de X de la oficina del presidente electo, insistió en que "no es un asunto negociable".
Por último, como era de esperar, Caputo garantizó una de sus especialidades: la toma de deuda. Les explicó a los banqueros que la única forma que hay para evitar que la salida de Leliqs, por más ordenada que sea, se vaya al dólar y se generen corridas, es saliendo al mercado a buscar un monto que podría ser cercano a los 20 mil millones de dólares. Con eso, entiende el economista, reforzaría las alicaídas reservas del BCRA. La jugada es de riesgo porque ese monto es cercano a la mitad de lo pedido al FMI, que aún está sin renegociar, y no dejó quién se lo prestaría y a qué tasa. Además, justo después de salir del cargo, el ex ministro de Economía, Martín Guzmán, hizo que se votara una ley para pasar cualquier tipo de endeudamiento en una votación parlamentaria.
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